Leopoldo "style"
Antes de que se cierren las especulaciones sobre los apoyos parlamentarios que se negocian, las listas de gobierno que se manejan y los ¨¦nfasis program¨¢ticos que vayan a proclamarse, la llegada de Calvo Sotelo a la Presidencia arrastra con seguridad la imposici¨®n de un nuevo estilo m¨¢s cercano a la pompa que a la ret¨®rica.Los hombres de la imagen ya han dado su veredicto. Leopoldo no debe intentar competir con su predecesor en un estilo en el que siempre quedar¨ªa por debajo. El consejo un¨¢nime es, por consiguiente, que se esfuerce en cultivar un estilo propio, que puede darle por contraste un atractivo diferente que es urgente poblar de buenas expectativas electorales.
Ha ca¨ªdo el tel¨®n del congreso de Palma. Cambia la escenograf¨ªa y, desde luego, toda la gesticulaci¨®n del poder encarnado por Su¨¢rez. Es el Leopoldo style, con un gusto de aromas patricios en la pol¨ªtica. La clase pol¨ªtica ensaya su reciclaje para no perder pie, con actitud mim¨¦tica.
Con el Leopoldo style llega una gran econom¨ªa de gestos, empezando por el saludo. Se van a terminar esos saludos en que la mano izquierda reconfortaba el codo del saludado. Giscard no tendr¨¢ nada que temer en ese sentido del nuevo presidente espa?ol. Entre gentelmen estas cuestiones son muy estrictas: juegos de manos juegos de villanos.
Los abrazos quedar¨¢n casi proscritos y no digamos nada el palmeteo espaldar con efectos ac¨²sticos, que a¨²n coleaba como secuela de aquellos tiempos del Movimiento nacional.
Tambi¨¦n se van a llevar en la nueva temporada que ahora se inaugura unos andares muy diferentes de los marchosos del suarismo. Todo tendr¨¢ m¨¢s pausa y m¨¢s pompa. Los trajes cruzados eliminar¨¢n el gesto de cerrar el bot¨®n medio de la chaqueta y decrecer¨¢ la preocupaci¨®n por ajustarse el nudo de la corbata que ha caracterizado en los ¨²ltimos tiempos a la clase pol¨ªtica hechura del anterior presidente.
Las notas del plano sonar¨¢n con m¨¢s fuerza y en las sobremesas habr¨¢ citas de los cl¨¢sicos. El juego de farol y los envites audaces del ¨®rdago propios del mus abandonar¨¢n la Moncloa con su actual inquilino. Leopoldo Calvo Sotelo no va a hacer mudanza. Seguir¨¢ en su casa de Somosaguas y acudir¨¢ al despacho en horas laborables.
La llegada de Calvo Sotelo para las familias de siempre viene a dejar las cosas en su sitio. Hoy vuelve a escucharse aquel comentario que una dama de la sociedad barcelonesa de los a?os cincuenta hac¨ªa con agridulce orgullo cuando supo que el hombre del PC en el interior era precisamente Jorge Sempr¨²n Maura: ?Es que en Espa?a, al final, siempre somos unas cuantas familias?.
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