Su¨¢rez y Calvo Sotelo, ausentes a su manera
A lo largo de los dos d¨ªas con sus respectivas noches, que dur¨® el II Congreso de UCD, Adolfo Su¨¢rez apenas fue visto por el Audit¨®rium de Palma de Mallorca en otras ocasiones que no fueran el acto inaugural, el momento de la votaci¨®n para la elecci¨®n de los ¨®rganos directivos del partido y el acto de clausura, en el que, ante la ovaci¨®n que provoc¨® su presencia en el sal¨®n del pleno, Agust¨ªn Rodr¨ªguez Sahag¨²n ?se atrevi¨®? a proponerle como presidente de honor.El resto del tiempo, Adolfo Su¨¢rez permaneci¨® encerrado en el hotel donde se hospedaban todos los dirigentes del sector oficialista o en un apartamento situado en el piso noveno del Audit¨®rium, de acceso estrictamente restringido a los ayudantes del presidente y a algunos barones centristas.
Desde esta aparente lejan¨ªa, Su¨¢rez segu¨ªa puntualmente el desarrollo del congreso a trav¨¦s del circuito cerrado de televisi¨®n y en continuos despachos con hombres de su confianza, como Aurelio Delgado, Alberto Aza, Fernando Abril y Rafael Arias-Salgado.
Esta ausencia lleg¨® a ser calificada de ?ostentosa? cuando Adolfo Su¨¢rez se fue a o¨ªr misa, el s¨¢bado por la tarde, justo en el momento en que se estaba llevando a cabo la confecci¨®n final de las candidaturas del sector oficialista para el Comit¨¦ Ejecutivo y el Consejo Pol¨ªtico. Sin embargo, nada de lo que en ese momento estaba pasando en el Audit¨®rium suced¨ªa sin el visto bueno de Su¨¢rez. El d¨ªa anterior bast¨® su regreso de Madrid, adonde se hab¨ªa trasladado a causa de la muerte de la reina Federica, para acabar de una vez con veleidades de P¨ªo Cabanillas y Rodolfo Mart¨ªn Villa para ofrecer mayor representaci¨®n en el Ejecutivo a los cr¨ªticos.
Para la negociaci¨®n del ¨²nico tema importante del partido, el reparto de poder, Su¨¢rez se apoy¨® en Fernando Abril, Rafael Arias-Salgado y tambi¨¦n en Rafael Calvo, pero se ocup¨® personalmente de administrar su imagen en sus tres apariciones en p¨²blico, que se saldaron con otras tantas ovaciones, con sonoros besos de las se?oras por los pasillos, efusivos abrazos y un sinf¨ªn de aut¨®grafos. En, un desconocido gesto de celo por su propia imagen, lleg¨® a decirles los fot¨®grafos, momentos antes de finalizar el congreso en un tono no exento de acritud: ?Aprovechaos, que ¨¦sta va a ser la ¨²ltima vez que me ech¨¢is a la cara?.
Ni siquiera permaneci¨® en la sala para escuchar el discurso de los dos candidatos a la presidencia. El de Landelino Lavilla lo sigui¨® en parte desde su apartamento, y el de Rodr¨ªguez Sahag¨²n, seg¨²n su secretario, Aurelio Delgado, desde su esca?o de compromisario de Madrid. Sin embargo, Su¨¢rez dir¨ªa luego que durante el tiempo de ambos discursos hab¨ªa estado firmando aut¨®grafos. La ausencia de Adolfo Su¨¢rez fue, en definitiva, m¨¢s aparente que real.
Fue Leopoldo Calvo-Sotelo quien se mantuvo efectivamente alejado del desarrollo del congreso. Prodig¨® menos que Su¨¢rez sus apariciones en p¨²blico y, para hacer m¨¢s real el alejamiento de la batalla por el poder en el partido, opt¨® por retirarse de la lista oficialista, en la que pretend¨ªan incluirle despu¨¦s de haber renunciado a la presidencia del partido. Medi¨® directamente y a trav¨¦s de P¨ªo Cabanillas para la pacificaci¨®n de las tensiones y reducci¨®n de las diferencias entre cr¨ªticos y oficialistas, e incluso sugiri¨® a personas de su confianza que no figuraran en lista alguna.
Calvo-Sotelo s¨®lo actu¨® en Palma bajo la perspectiva de allanar el camino de la moci¨®n de confianza, consciente de que en el nuevo marco de juego su poder est¨¢ en el Gobierno y no en el partido.
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