El congreso de Alianza Popular se reafirma en la formaci¨®n de la "gran derecha" o mayor¨ªa natural
El optimismo y la reafirmaci¨®n en formar la llamada gran derecha (o mayor¨ªa natural) fueron los dos componentes esenciales de la primera jornada del IV Congreso Nacional de Alianza Popular (AP), inaugurado ayer en un hotel madrile?o. El primero de estos factores est¨¢ basado en el notable aumento de afiliaci¨®n, en los resultados de las ¨²ltimas elecciones parciales al Senado en Andaluc¨ªa y en las revelaciones de un costoso sondeo realizado por el propio partido. El segundo de ellos responder¨ªa a que por fin ha llegado el momento de hacer p¨²blica esta propuesta: los sectores democristianos de UCD se han destapado, y la unidad del partido del Gobierno ha salido debilitada tras el congreso de Palma.
Jorge Verstrynge, secretario general de AP, no pudo expresar esta nueva estrategia pol¨ªtica con mayor claridad durante la exposici¨®n de su informe: ?Espa?a debe contar con dos grandes fuerzas: una, reformista conservadora, y otra, progresista moderada?. Fue Antonio Hern¨¢ndez Mancha quien, en su discurso previo al de Verstrynge, se comprometi¨® a fondo con la formaci¨®n de la gran derecha: ?Nadie duda hoy que las elecciones generales van a ser anticipadas y que es f¨¢cil que se celebren en el primer trimestre de 1982. Y que, si se mantienen los niveles actuales de abstenci¨®n, la victoria ser¨¢, con toda seguridad, para la Izquierda. Y es evidente que los Gobiernos de izquierda no son los mejores para afrontar los momentos de crisis. Pues bien, yo aseguro que, si comparecemos a esas elecciones sin una reorganizaci¨®n previa de las fuerzas democr¨¢ticas no izquierdistas y no separatistas, la victoria de la izquierda ser¨¢ inevitable?.?En este congreso?, prosigui¨®, ?AP tiene la enorme responsabilidad de asumir el anterior planteamiento y estudiar el veh¨ªculo adecuado. (...) Son dos los caminos: de un lado, sentar las bases para llegar a una gran coalici¨®n de corte europeo, y de otro, proporcionar ofertas realistas, con programas y calendarios de gobierno a corto plazo y con la presencia de las personas que pueden llevarlos a t¨¦rmino?.
Como estas ideas pudieran resultar dif¨ªciles en principio de asimilar por las bases de AP, si se tiene en cuenta que Coalici¨®n Democr¨¢tica ha criticado fuertemente, desde la oposici¨®n, la labor de UCD, resulta muy significativa la afirmaci¨®n final de su discurso: ?No es la hora de criticar a nadie, sino de aprovechar la experiencia de los errores cometidos para aunar los esfuerzos de todos los espa?oles que creemos, pensamos y vivimos pr¨¢cticamente igual?.
Sin embargo, las bases de Alianza Popular, representadas en este congreso por los cerca de 2.000 compromisarios, no manifestaron especial agrado ante estas insinuaciones sobre la nueva estrategia pol¨ªtica, a juzgar por la frialdad con que las acogieron y por los aplausos enfervorizados con que, por otra parte, ratificaron las fuertes cr¨ªticas con que el presidente de AP, Manuel Fraga, obsequi¨® a UCD. No obstante, ser¨ªa precisamente la figura de Fraga, de carisma indiscutible dentro del partido, quien puede entusiasmar a sus bases con esta nueva idea. Alianza Popular es un partido, hoy, por hoy, tan presidencialista que lo que Fraga dice ?va a misa?. Por tanto, hasta que no sea ¨¦l quien se pronuncie claramente en favor de esta coalici¨®n con la gran derecha, no podr¨¢ afirmarse que el conjunto del partido es partidario de esta f¨®rmula.
Intervenci¨®n de Fraga
El discurso de Manuel Fraga fue acogido con evidente satisfacci¨®n. Los compromisarios, puestos en pie, le ovacionaron largamente: ?Fraga, Fraga?, gritaban algunos que por lo visto tendr¨ªan un trato m¨¢s familiar con su presidente, aclamaban: ?Manolo, Manolo?, mientras que la gran mayor¨ªa optaba por los repetidos bravos.Fraga, sin embargo, s¨®lo apunt¨® brevemente el tema de la coalici¨®n: ?Todo el mundo sabe que UCD sola no puede, en estas condiciones y tras la serie de rechazos electorales y parlamentarios que ha sufrido en los ¨²ltimos meses, enfrentarse sola con el Gobierno de Espa?a y en la preparaci¨®n de las pr¨®ximas convocatorias electorales, nacionales y regionales?.
El resto del discurso lo constituyeron las duras cr¨ªticas hacia UCD: ?Espa?a no puede soportar m¨¢s tiempo que se llame Gobierno a un grupo de personas que no gobiernan: es decir, que no tienen ideas ni decisiones sobre los grandes temas de la pol¨ªtica exterior e interior, que no tienen nada que decir sobre terrorismo, delincuencia, droga, crisis de las empresas, paro o cualquier otro de los mil problemas que la sociedad espa?ola tiene planteados. Espa?a?, prosigui¨®, ?no puede tomar en serio a un grupo de cuya ¨²nica preocupaci¨®n parece ser el continuar ocupando los cargos, cobrando los sueldos y detentando las prebendas; incapaces de ponerse de acuerdo entre ellos mismos, hasta el punto de aplazar su congreso: impasibles ante Ia hilaridad nacional; capaces de dimitir cuando la Corona se dispon¨ªa a afrontar uno de sus pasos m¨¢s honrosos, en el Pa¨ªs Vasco?.
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