Una pol¨ªtica decidida de reconversi¨®n industrial / 1
Una vez m¨¢s vuelve a hablarse de reconversi¨®n industrial. Es posible que pronto se haga p¨²blico un anteproyecto de normas encaminadas a resolver este problema, que viene gravitando sobre la econom¨ªa espa?ola desde hace algunos a?os, y cuya soluci¨®n -que tanto preocupa a los empresarios- es ahora m¨¢s necesaria que nunca. Creo por ello que, desde una perspectiva empresarial y con un planteamiento pragm¨¢tico, vale la pena recordar alguna de las ideas que en torno a la reconversi¨®n industrial dentro de la econom¨ªa de mercado tuve ocasi¨®n de exponer en una reciente mesa redonda, dedicada a los problemas econ¨®micos espa?oles.Parece necesario partir de la idea de que el modelo de libre econom¨ªa de mercado es el que la sociedad espa?ola ha elegido, de entre todos los posibles, como el m¨¢s id¨®neo para dar respuesta a sus problemas en un mundo en que la libertad de acci¨®n empresarial es sin¨®nimo de eficiencia, la eficiencia es el instrumento disponible para afianzar la competitividad, y ¨¦sta es la garant¨ªa de creaci¨®n de empleo y, consecuentemente, de riqueza y bienestar. Del mismo modo, parece que todos los agentes sociales y econ¨®micos de nuestro pa¨ªs aceptan la idea de una industria fuertemente din¨¢mica, sometida a las leyes inexorables del mercado y llamada, por tanto, a una continua transformaci¨®n.
No hay, pues, diferencias b¨¢sicas en la definici¨®n de los objetivos ¨²ltimos, ni de desacuerdo alguno con respecto a la necesidad indiscutible de la profunda transformaci¨®n que a todos nos toca poner en marcha. Lo que ocurre, simplemente, es que el proceso ha de ser necesariamente gradual, y que el camino no puede estar exento de ciertas imperfecciones -obligadas concesiones, si se quiere- en relaci¨®n con una l¨ªnea de actuaci¨®n plenamente ortodoxa. En el solidario entendimiento de la necesidad de tales desviaciones -siempre compatibles con el fin ¨²ltimo que se persigue- radica, a mi juicio, el ¨¦xito de la empresa en com¨²n.
Dos condiciones, sin embargo, parecen necesarias: la universal aceptaci¨®n de que han de ser temporales y no cr¨®nicas, y la conveniencia de que se presenten en paquetes. arm¨®nicamente construidos con cuotas homog¨¦neas de sacrificio para todas y cada una de las partes implicadas..
Solicitudes de porte intervencionista
Y as¨ª, por ejemplo; en la medida en que la m¨¢s completa flexibilizaci¨®n de plantillas en la industria se considere a¨²n inalcanzable en base a su elevado coste social y, en definitiva, pol¨ªtico, la liberaci¨®n del sistema financiero habr¨¢ de ser igualmente incompleta, y ciertos esquemas de cr¨¦dito privilegiado tendr¨¢n, a la fuerza, que subsistir. Asimismo, en tanto el Estado en su conjunto no asuma plenamente su papel, en t¨¦rminos de eliminaci¨®n de cuantos obst¨¢culos se oponen a¨²n a la libre actuaci¨®n de las fuerzas del mercado, no podr¨¢ leg¨ªtimamente sorprenderse si a ¨¦l siguen llegando -procedentes del mundo de la iniciativa privada- solicitudes de porte intervencionista, pese a la aparente carga de contradicci¨®n que tales comportamientos pueden entra?ar.
No ser¨¢ f¨¢cil acertar con la m¨¢s adecuada ponderaci¨®n relativa de cuantos elementos intervienen en el problema. Instrumentar una pol¨ªtica de reconversi¨®n eficaz no resulta sencillo en ninguna econom¨ªa, debido, entre otras razones, a que los candidatos a la reconversi¨®n se encuentran normalmente en tal situaci¨®n, por causas muy diversas, al tiempo que presentan distintos grados de gravedad y cuentan con distintas posibilidades de recuperaci¨®n. En Espa?a, tal tipo gen¨¦rico de dificultad viene complicado por la falta de tradici¨®n competitiva, pues la expansi¨®n econ¨®mica de los a?os sesenta, que ha configurado, en lo fundamental, las caracter¨ªsticas de estructura y funcionamiento del presente sector industrial espa?ol tuvo lugar, como todos sabemos, en un marco dominado por el intervencionismo y el proteccionismo.
Razones para la inquietud empresarial
Consecuentemente, lo que hasta ahora ha venido recibiendo en Espa?a el nombre de pol¨ªtica de reconversi¨®n industrial presenta, en una perspectiva de conjunto, indudables debilidades de planteamiento y ejecuci¨®n.
En el plano de lo concreto, muchas son, desde luego, las cuestiones que se convierten en frecuentes razones de inquietud para el empresario de la industria privada, enfrentado con el desaf¨ªo de la necesaria reconversi¨®n industrial. Por razones obvias, ¨¦sta no es una enumeraci¨®n exhaustiva, pero pueden destacarse las siguientes:
- Muchos son los sectores de actividad industrial en que ambas iniciativas, p¨²blica y privada, han de convivir forzosamente. Es absolutamente necesario que la reestructuraci¨®n de estos sectores, cuando ello proceda, se lleve a cabo completamente al margen de las diferencias de clase y naturaleza de la propiedad. Que no se sienta nunca llamado el accionista p¨²blico, en aras de un mal entendido esp¨ªritu de ejemplaridad social, al mantenimiento a ultranza de los puestos de trabajo en empresas estatales pertenecientes a sectores reestructurables.
- Es frecuente la denegaci¨®n de un expediente de reconversi¨®n industrial si no se plantea con alcance sectorial. Y, sin embargo, si este criterio de actuaci¨®n se mantiene con excesiva rigidez, puede, a la larga, producir efectos totalmente contrarios a los que se persiguen. Una empresa cuya necesidad de reestructuraci¨®n es evidente y, pese a ello, no es atendida es, finalmente, una empresa llamada a ser protegida de forma permanente o incluso nacionalizada.
En tanto los programas de ayuda y subvenci¨®n -cuando ello est¨¢ justificado- deben, efectivamente, establecerse a nivel sectorial, los obst¨¢culos que impiden toda reconversi¨®n necesaria deben, sin embargo, liberarse a cualquier nivel y, desde luego, a nivel empresa.
- Son tambi¨¦n frecuentes los casos en que una empresa no es escuchada en sus prop¨®sitos de reestructuraci¨®n -cuando ello implica, por ejemplo, la presentaci¨®n de expedientes de regulaci¨®n de plantillas-, bien sea en base a que la situaci¨®n financiera de la empresa no se considera lo suficientemente desesperada, bien sea en base a que su programa ¨²ltimo de viabilidad, cara al futuro, no haya quedado, a juicio de la autoridad sancionadora, lo suficientemente perfilado.
Ambos argumentos son, a nuestro juicio, dif¨ªcilmente defendibles. De un lado, las empresas deben perseguir, por encima de todo, ¨ªndices de rentabilidad suficiente, y si esperamos al necesario deterioro financiero antes de levantarle la barrera al tren de la reestructuraci¨®n habremos ciertamente retrasado el trauma laboral correspondiente, pero, lo m¨¢s seguro, habremos perdido la empresa toda en el camino. De otro lado, aun cuando la viabilidad futura de la empresa no pueda present¨¢rsenos totalmente despejada de incertidumbres, mucho m¨¢s se condiciona y aun limita esta viabilidad cuando se opta por la v¨ªa de la no actuaci¨®n en presencia de s¨ªntomas evidentes de desequilibrio que el paso del tiempo s¨®lo puede acentuar.
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