20 imperturbables miembros de la guardia real brit¨¢nica, en los Picos de Europa
Hoy abandonan el macizo central de los Picos de Europa los veinte miembros de la guardia real brit¨¢nica del regimiento del Irish Guards, quienes, durante unos d¨ªas, han practicado ejercicios de supervivencia, mitad de vacaciones, mitad de trabajo.
Veinte miembros de la guardia real brit¨¢nica del regimiento del Irish Guards, irlandeses, cat¨®licos y protestantes, del Sur y del Norte, de edades comprendidas entre los veinte y los treinta a?os, han pasado unos d¨ªas haciendo ejercicios de supervivencia en el macizo central de los Picos de Europa. Para ello instalaron su campamento en la base de Pe?avieja, cerca de la estaci¨®n superior de un telef¨¦rico, a unos 2.000 metros de altitud, para realizar diariamente una traves¨ªa, por los picos, con pruebas de alpinismo, de esqu¨ª o simplemente de resistencia.Aunque los expedicionarios ten¨ªan pensado dormir todas las noches sobre la nieve y en campamentos distintos, la deficiencia del equipo que visten y la mala calidad de sus tiendas de campa?a, m¨¢s propias de acampadas veraniegas en la costa, les ha obligado a recurrir a las literas del refugio de El Mirador. Los irish guards no quisieron repetir la experiencia de su ¨²nica noche al aire libre y a diez grados bajo cero: por la ma?ana no lograban calzar las botas, que se encontraban heladas, y ellos mismos necesitaron horas de ejercicio, mucho t¨¦ hirviendo y algo de sol para recobrar el calor y la forma f¨ªsica.
Mitad trabajo, mitad vacaciones
?La pr¨®xima vez vendremos mejor preparados?, ha dicho el jefe de la expedici¨®n, teniente Timothy Haynes, de veintitr¨¦s a?os. Le ayudan en las labores de mando tres sargentos, uno de ellos m¨¦dico. El primero ha regresado de una jornada de alpinismo en la base del Espol¨®n de los Franceses. En realidad, no han escalado la pared: se han limitado a practicar sobre el hielo, encordados y pasando apuros, porque carecen de las m¨¢s elementales ayudas para la pr¨¢ctica del monta?ismo. No tienen piolets y necesitar¨ªan grampones. Ni siquiera est¨¢n seguros sobre la nieve helada, de la que uno de ellos se defiende abriendo huella a golpe de navaja: un hueco aqu¨ª para una bota, otro m¨¢s arriba para la contraria, rompiendo pacientemente el hielo hasta que logra salir gateando de una ladera por la que un monta?ero experto y bien equipado habr¨ªa pasado erguido y a buen paso.El teniente Haynes no da importancia a estas dificultades ni al hecho de que haya que cancelar gran parte de las traves¨ªas propuestas por su gu¨ªa, el lebaniego Angel de la Lama. Lo importante es que los muchachos se lo est¨¢n pasando bien. ?Hay algunos?, asegura, ?que quieren volver este verano con sus novias, e incluso uno dice que, cuando tenga sesenta a?os, piensa retirarse entre estas monta?as?.
La mayor¨ªa acaba de entrar en el regimiento del Ir¨ªsh Guards, despu¨¦s de una r¨ªgida selecci¨®n y seis meses de curso intensivo. El aspecto f¨ªsico, para su oficio, es punto fundamental, m¨¢s que la inteligencia. Cuando les toca turno de guardia en el palacio de Buckingham o en la Torre de Londres, al problema de resistencia f¨ªsica se a?ade otro mayor: la imperturbabilidad ante los mil y un turistas que quisieran un gesto o una sonrisa del guardi¨¢n m¨ªticamente impert¨¦rrito.
El teniente Timothy Haynes cuenta que, para mantener ocupado el cerebro y no perder la compostura, suelen contar, una y otra vez, el n¨²mero de rejas de la finca de enfrente, o pasan lista de los taxis o llevan cuenta de las personas que atraviesan por un determinado lugar. De esos esfuerzos de control mental se liberan, cada pocos meses, con ejercicios f¨ªsicos en lugares lejanos, en jornadas que son mitad trabajo, mitad vacaciones.
Los veinte miembros de la guardia real brit¨¢nica llegaron a Potes el jueves d¨ªa 12 por la noche y no subieron a los Picos hasta el lunes, despu¨¦s de tres jornadas de acampada en Turieno, donde el domingo jugaron un partido contra la muchachada de este pueblecito lebaniego. ?Nos dieron una paliza?, reconoce uno de los jugadores irlandeses. ?Imposible saber el re sultado?, confirma el teniente Haynes. ?No s¨¦; quiz¨¢ dieciocho goles para ellos y uno s¨®lo para nosotros?. Celebraron la derrota ofreciendo una barbacoa a vencedores y vecinos, ocupando el resto del tiempo en paseos por la capital de la comarca, Potes, cuyos pobladores, especial y gratamente los del gremio de hosteler¨ªa, han quedado sorprendidos por la capacidad de consumo de cerveza de los corpulentos irlandeses, algunos de los cuales, de religi¨®n cat¨®lica, subieron el domingo hasta el monasterio de Santo Toribio de Li¨¦bana para asistir a los oficios religiosos.
Por estos cuetos han cazado reyes...
A partir del lunes, con buen tiempo, hasta que el jueves empez¨® a nevar intensamente, los guardias reales empezaron a familiarizarse con una espectacular geograf¨ªa de alta monta?a cuya nomenclatura es sencillamente inefable: La Fuentona del Resalao, Los Cuetos de Juan Toribio, La Campa de Aliva, El Collado de la Vueltona, Campmenor, Caballahondi, el Joia sin Tierra y el Jou de los Cabrones, Pe?a Remo?a, Coriscao, El Collado Jermoso..., haciendo traves¨ªas cortas pero dif¨ªciles por unos cuetos en los que a principios de siglo, hasta los a?os treinta, han cazado reyes y la principal nobleza europea, incluida la brit¨¢nica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.