Esperanzadora actuaci¨®n del Real Madrid ante el Las Palmas
Las Palmas y el Madrid no se jugaban la Copa de Europa, pero lo pareci¨®. Ni siquiera el descanso sirvi¨® para templar los ¨¢nimos. De principio a fin, el encuentro fue de los que los cl¨¢sicos denominaban broncos y feos. Afortunadamente, el encuentro qued¨® resuelto en veinte minutos. Los nervios de madridistas y canarios, en otras circunstancias, habr¨ªan derivado seguramente en una aut¨¦ntica batalla campal.Nada m¨¢s comenzar, a Julio le dieron un toque, y, a partir de ese instante, entre ¨¦l y Stielike hubo m¨¢s que palabras. Far¨ªas y Angel tuvieron tambi¨¦n su roce, y de ah¨ª en adelante, ambos equipos dieron un recital de dureza. La actitud serena de algunos jugadores imposibilit¨® la generalizaci¨®n del reparto de caricias.
El encuentro comenz¨® con dos ocasiones de gol de Las Palmas en los siete primeros minutos, pero el Madrid se hizo pronto con el mando. El centro del campo madridista tuvo la velocidad de la que ha carecido en casi toda la temporada, y el concurso de Pineda en el ataque permiti¨® una mayor fiabilidad a las incursiones.
El Madrid recuper¨® la confianza atr¨¢s, porque Gallego, adem¨¢s de cortar, se permiti¨® jugar el bal¨®n con precisi¨®n. Garc¨ªa Hern¨¢ndez mostr¨® su singular capacidad de enviar el bal¨®n a cuarenta metros y Juanito volvi¨® a crear el f¨²tbol ingenioso y a la vez pr¨¢ctico. Juanito y Camacho entraron por la banda izquierda en perfectos desdoblamientos cuantas veces lo intentaron. Fue una l¨¢stima que el partido se tornara tan feo cuando hab¨ªa posibilidades de ver buen f¨²tbol.
Las Palmas sob¨® en exceso el bal¨®n, pero tambi¨¦n mostr¨® facetas de gran calidad. Fue la velocidad de las acciones madridistas lo que impidi¨® a los canarios jugar con la prestancia con que suelen hacerlo. Quiz¨¢ el mayor m¨¦rito de Las Palmas radic¨®, en esta ocasi¨®n, en el entusiasmo que puso, aun con el partido m¨¢s que perdido.
El Madrid, en el segundo tiempo, tuvo r¨¢fagas del juego que ha sido marca de la casa. Al empuje de los centrocampistas y a las diabluras de Juanito no les faltaron la pimienta de los momentos de emoci¨®n. El encuentro tuvo hasta el final una vibraci¨®n inesperada. En medio de los constantes ataques del Madrid, Mariano Garc¨ªa Rem¨®n tuvo que hacer una gran parada para evitar el gol palmero. Manolo, que tuvo alg¨²n despiste en las salidas por alto, puso en el juego toda su elasticidad para evitar un par de tantos m¨¢s.
El Madrid de anoche dio la impresi¨®n de haber mejorado notablemente, justo en el momento en que olfatea la posibilidad de seguir adelante en la Copa de Europa. El Madrid, que derrot¨® a Las Palmas, tuvo la chispa que le hace acreedor a un margen de confianza de cara a esa eliminatoria con el Spartak de Mosc¨².
El Madrid probablemente ha sido otro porque no cont¨® en sus filas con el consurso de Del Bosque, que ¨²ltimamente, pese a no encontrarse en la debida forma, segu¨ªa capitalizando todo el ordenamiento del f¨²tbol del equipo. Stielike, jugando por libre y con el frenes¨ª que suele poner a sus acciones, arrastr¨® a sus compa?eros, que no tuvieron m¨¢s remedio que jugar a su ritmo. Garc¨ªa Hern¨¢ndez, aunque al final fue sustituido, demostr¨® estar muy cerca de su momento ideal. Ensay¨® su potente disparo desde lejos, pero esta vez no tuvo suerte. Pero, con todo, el Madrid satisfizo a sus seguidores. No fue el conjunto anodino y gris¨¢ceo de encuentros anteriores.
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