Los obispos concluyen la 34? Asamblea con un documento sobre el fallido golpe de Estado

?Es de todo punto necesario recuperar la conciencia ciudadana y la confianza en las instituciones. Ello exige de los legisladores y gobernantes un claro sentido del bien com¨²n, un recto ejercicio de la autoridad y una solidaridad con el pueblo a la escucha fiel de sus aspiraciones?. Este es el tenor del comunicado final de la 34? Asamblea de la Conferencia Episcopal, cuyo momento m¨¢s importante ha sido el nombramiento del arzobispo de Oviedo, Gabino D¨ªaz Merch¨¢n, como presidente de la Conferencia Episcopal.

El comunicado final ha sido objeto de una laboriosa discusi¨®n que oblig¨® a los obispos m¨¢s progresistas a una activa participaci¨®n ?porque en esta discusi¨®n todo el mundo se est¨¢ fotografiando?, comentaba preocupado uno de ellos. En esta ?llamada a la esperanza?, al igual que en el telegrama al Rey y en el comunicado a la opini¨®n p¨²blica, se evitan t¨¦rminos como ?golpe de Estado ? o condena de los sediciosos, aunque s¨ª se habla de las ?horas azarosas en las que estuvo seriamente amenazada la normalidad constitucional? y reprueban ?hechos tan graves?.Los obispos han colocado en la presidencia a uno de sus hombres m¨¢s liberales. Derrotado ha quedado El¨ªas Yanes, cl¨¢sico delf¨ªn, que tampoco figura en la comisi¨®n ejecutiva, aunque sigue al frente de la importante comisi¨®n de ense?anza. Sin embargo, la renovaci¨®n operada en la presidencia y, parcialmente, en la comisi¨®n ejecutiva, queda contrarrestada por el continuismo de la permanente, cuyos miembros ?m¨¢s permanentes parecen cr¨®nicos ?, como apuntaba un obispo.

No han faltado las cr¨ªticas a la actividad de la permanente, el ¨®rgano m¨¢s operativo. Sus componentes han tenido que escuchar en la asamblea una lluvia de cr¨ªtica por el documento sobre el divorcio, cuya oportunidad, precipitaci¨®n y algunas formulaciones fueron puestas en entredicho. ?Casi se han tenido que disculpar?, comentaba uno de los que intervino en la discusi¨®n.

Era dif¨ªcil detectar en los comentarios de pasillo un cierto malestar entre los obispos por las cr¨ªticas al retraso de su toma de postura sobre el fallido golpe de Estado. La verdad es que en la tarde del lunes era patente la preocupaci¨®n ?hasta en el cardenal de Toledo?, comentaba alguien.