Altas personalidades militares leales al poder constitucional expresan su inquietud
En un ambiente que empieza a rodear de admiraci¨®n a los sediciosos golpistas del lunes 23 de febrero, y que registra una preocupante paralizaci¨®n de las investigaciones para el esclarecimiento de los hechos y de las complicidades, altas personalidades militares de absoluta lealtad al poder constitucional han expresado ayer a EL PAIS su profunda inquietud. Quienes han tomado contacto personal con los arrestados, generales Milans, Armada y Torres Rojas y teniente coronel Tejero, por citar los m¨¢s significados, transmiten que todos ellos se encuentran plet¨®ricos de moral y convicci¨®n, que gozan de todas las atenciones, que reciben visitas sin restricci¨®n alguna y que son objeto de todas las deferencias imaginables.
En la vecina localidad de Valdemoro, alguno de los guardias y suboficiales que intervinieron en el asalto al Congreso de los Diputados alardeaba estos d¨ªas pasados tranquilamente de su haza?a, en los bares del contorno, ante la clientela habitual, a?adiendo detalles y adornos ilustrativos: ?As¨ª ten¨ªa yo enca?onado a Carrillo ?.En la base a¨¦rea de Getafe todo estaba dispuesto para rendir honores de ordenanza al general Armada, cuyo arresto en dicha unidad hab¨ªa sido dispuesto por la autoridad militar competente. Deseoso de no causar esc¨¢ndalo, Alfonso Armada indic¨® que su traslado se hiciera despu¨¦s de las siete de la tarde, hora en que se arr¨ªa bandera y a partir de la cual, por consiguiente, no se forma la guardia.
Los sediciosos y los c¨ªrculos que les prestan apoyo han definido ya una clara l¨ªnea de respuesta: intentar arg¨¹ir que el Rey conoc¨ªa y apoyaba el golpe, y que les traicion¨® en el ¨²ltimo momento. Sus c¨¢lculos golpistas descartaban cualquier posibilidad de ¨¦xito para sus prop¨®sitos sin el Rey. Por eso, el intento del 23 de febrero quiso hacerse con la falsa invocaci¨®n de su nombre. Todo ha quedado ahora clar¨ªsimo, y cualquier nuevo intento ser¨¢ precisamente contra don Juan Carlos. El objetivo a cubrir no est¨¢ ya en la Moncloa ni en el Congreso, sino en la Zarzuela.
Los Servicios de Informaci¨®n de la Defensa (CESID) tratan de justificarse en relaci¨®n con el golpe del 23-F por las limitaciones legales que la disposici¨®n ministerial que dio nacimiento a dicho organismo impuso sobre su actividad en el seno de las Fuerzas Armadas.
La trama civil
La trama civil de los sediciosos es mucho m¨¢s amplia de lo que hace suponer la ¨²nica detenci¨®n de Juan Garc¨ªa Carr¨¦s, pero su d¨ªa D no era el 23 de febrero. Sobre esa trama estaba el CESID, pero su informaci¨®n no fue capaz de detectar el momento en que dos de los intentos que se preparaban en paralelo convergen: la ma?ana de la v¨ªspera a las once horas, cuando se produce el entendimiento de Tejero y Armada.
Casi todo est¨¢ por averiguar respecto al papel jugado por el colectivo Almendros, que publicaba sus art¨ªculos en las p¨¢ginas de El Alc¨¢zar, pero se sabe que quinientas personas, en su mayor¨ªa miembros de las Fuerzas Armadas, aceptaron asumir las responsabilidades penales que por su publicaci¨®n pudieran exigirse.
Una personalidad civil ha sido citada como participante en Almendros: el profesor Jes¨²s Fueyo. Tambi¨¦n se insiste en mencionar al coronel Jos¨¦ Ignacio San Mart¨ªn, que hasta su destituci¨®n y arresto era jefe de Estado Mayor de la Divisi¨®n Acorazada Brunete (DAC), como uno de sus principales inspiradores.
El comandante Ricardo Pardo Zancada, que con una compa?¨ªa de la Polic¨ªa Militar atraves¨® inexplicablemente el cord¨®n de la Guardia Civil y se uni¨® a Tejero en la madrugada del martes pasado, adem¨¢s de su destino en la DAC Brunete es redactor-jefe de la revista de pensamiento militar Reconquista, y junto con su subdirector, el comandante Eduardo Fuentes G¨®mez de Salazar, es considerado tambi¨¦n miembro integrante de Almendros.
Toda una l¨ªnea de investigaci¨®n se?ala las amplias coincidencias entre los antiguos miembros del Servicio de Documentaci¨®n de Presidencia (CESED) articulado por el almirante Luis Carrero Blanco y el actual colectivo Almendros, acogido a la hospitalidad de las p¨¢ginas de El Alc¨¢zar.
EL PAIS ha podido saber que, con sorpresa de una entidad bancaria, que los financiaba, varios jefes y oficiales -entre ellos el coronel Marchante y el teniente coronel Villalba- trabajaban desde un servicio de informaci¨®n muy especial de esa entidad en favor del golpe militar.
Muchas Inc¨®gnitas siguen planteadas acerca de los hechos sucedidos alrededor y con ocasi¨®n del asalto al Congreso de los Diputados. No se ha podido establecer, por ejemplo, quien orden¨® a las unidades especiales de la Guardia Civil (UAR), que acordonaron las inmediaciones del palacio de la Carrera de San Jer¨®nimo, su presencia en ese escenario ni su despliegue por delante de la Polic¨ªa Nacional.
Sin explicaci¨®n
Tampoco hay explicaci¨®n plausible para la permeabilidad que dicho cord¨®n de la Guardia Civil mantuvo hacia determinadas personas civiles y militares. En particular, fue muy llamativa la presencia en el Congreso del duque de Montealegre, que llevado de la curiosidad se asom¨® al sal¨®n de plenos, donde fue reconocido por alg¨²n ministro. El duque, que en la milicia es coronel de Caballer¨ªa y se llama Juan Castillejos, una vez fracasado el golpe, volvi¨® vestido de uniforme para despedir a su ?h¨¦roe? particular, el teniente coronel Tejero.
Juan Castillejos es ¨ªntimo amigo del marqu¨¦s de Villaverde y figura, seg¨²n las informaciones m¨¢s solventes, como enlace en la recepci¨®n de fondos destinados a financiar la infraestructura del golpe. Por ese cauce lleg¨®, por ejemplo, a los sediciosos una cantidad de veintis¨¦is millones de pesetas, entregadas por una relevante personalidad de la vida nacional perteneciente a una familia de conocida raigambre integrista.
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