La reforma agraria hondure?a ha permitido, hasta ahora, impedir la insurrecci¨®n
ENVIADO ESPECIAL, En los pasillos de la C¨¢mara se habla m¨¢s estos d¨ªas de los vientos b¨¦licos que soplan en el pa¨ªs que del texto constitucional. Los pol¨ªticos hondure?os son conscientes de que una aventura guerrera aplazar¨ªa indefinidamente el proceso democr¨¢tico.El diputado liberal Carlos Montoya opina que algunos sectores del Ej¨¦rcito est¨¢n interesados en perpetuar el r¨¦gimen militar, pero que la mayor¨ªa desea regresar a los cuarteles. A su juicio, la moderaci¨®n mostrada por la C¨¢mara constituyente ha conseguido alejar el fantasma golpista, pero a?ade que ?con lo que no cont¨¢bamos es con que alguien pudiera empujarnos a una guerra contra Nicaragua?.
Los diputados han realizado un trabajo legislativo poco com¨²n en la zona. Decretaron una ley de amnist¨ªa pol¨ªtica, abolieron la pena de muerte, han rebasado ya en su tercera y ¨²ltima lectura el ecuador de una largu¨ªsima constituci¨®n, que ten¨ªa 454 art¨ªculos en su borrador original, y est¨¢n elaborando una ley electoral que regir¨¢ los pr¨®ximos comicios.
La carta magna, una de las m¨¢s prolijas del mundo, entra en temas tales como la obligaci¨®n de que los empresarios abonen a sus asalariados el d¨ªa semanal de descanso y una paga extraordinaria al a?o, cuestiones ambas que ya han despertado la protesta de los empresarios.
Los grandes propietarios agr¨ªcolas han acusado tambi¨¦n a los diputados de demagogia marxista por el art¨ªculo 120 de la Constituci¨®n, que consagra el derecho del Estado a expropiar tierras, previo pago de la indemnizaci¨®n correspondiente, si as¨ª lo exige la reforma agraria o el crecimiento de los n¨²cleos urbanos. Los latifundistas ya han comenzado a atizar el miedo al fantasma comunista. El portavoz presidencial, Jonathan Russel opina por el contrario que la reforma agraria, iniciada t¨ªmidamente en 1965, ha permitido a Honduras mantenerse hasta ahora al margen de las corrientes insurreccionales que recorren la regi¨®n.
Alto nivel de desnutrici¨®n
Incluso los diputados m¨¢s conservadores del Partido Nacional, muchos de ellos grandes hacendados, opinan que el mantenimiento de la paz social exige que sean irreversibles los logros de esta reforma agraria, ante la que no se sienten particularmente amenazados, ya que no ha impedido que seiscientos terratenientes sigan disfrutando del 30% de las tierras, en tanto que el 70% del campesinado debe sobrevivir a duras penas con el cultivo de minifundios. La desnutrici¨®n alcanza al 67% de los hondure?os y la capital aparece sitiada por miles de chabolas.
La extrema pobreza en la que vive m¨¢s del 70% de la poblaci¨®n (la renta per c¨¢pita rebasa ligeramente los quinientos d¨®lares, 41.500 pesetas anuales) constituye una serie amenaza para la naciente democracia. Incluso entre los pol¨ªticos m¨¢s derechistas se advierte temor ante una explosi¨®n social que pueda alimentar a los tres min¨²sculos grupos guerrilleros que subsisten sin apoyo popular y con unas acciones que hasta ahora han limitado a secuestros aislados y a la colocaci¨®n de bombas de escaso poder.
La reforma estructural que exige la econom¨ªa hondure?a choca con los empresarios y con la propia debilidad pol¨ªtica y financiera del sistema. El banco central estimaba la pasada semana que las reservas hab¨ªan descendido al nivel m¨¢s bajo: veintid¨®s millones de d¨®lares, apenas 1.766 millones de pesetas, el monto de las importaciones de una semana.
La deuda exterior crece cada d¨ªa y se sit¨²a sobre los 83.000 millones de pesetas, muy por encima de las exportaciones de todo un a?o (62.250 millones de pesetas). En el pa¨ªs empiezan a circular rumores de devaluaci¨®n, todo un esc¨¢ndalo si se tiene en cuenta que desde hace m¨¢s de medio siglo no se ha modificado la cotizaci¨®n de la moneda nacional: dos lempiras por d¨®lar. La lempira, pues, equivale a unas 42 pesetas.
D¨¦ficit considerable
La estructura productiva no permite, por otra parte, eliminar el d¨¦ficit de la balanza comercial (24 millones de d¨®lares, 1.992 millones de pesetas), al que hay que sumar el saldo negativo de los intercambios de servicios (177 millones de d¨®lares, unos 14.690 millones de pesetas). Esto da un total de doscientos millones de d¨®lares (16.600 millones de pesetas) anuales, el 10% del producto interior bruto y una tercera parte del presupuesto.
Aunque en los ¨²ltimos a?os se han empezado a desarrollar exportaciones no tradicionales de mariscos (25,7 millones de d¨®lares, 2.133 millones de pesetas) y plata (21 millones de d¨®lares, unos 1.743 millones de pesetas), la entrada de divisas sigue dependiendo casi exclusivamente del banano (unos 16.600 millones de pesetas), el caf¨¦ (197 millones de d¨®lares, m¨¢s de 16.000 millones de pesetas), la carne (57 millones de d¨®lares, unos 4.731 millones de pesetas) y la madera (42 millones de d¨®lares, unos 3.486 millones de pesetas). Pero el producto de las exportaciones se queda muchas veces fuera del pa¨ªs, hasta el extremo de que el Gobierno se ha visto obligado a amenazar con sanciones a los cafetaleros que no reingresen en Honduras el importe de sus ventas al exterior. La fuga de divisas se sit¨²a en los 900 millones de d¨®lares, unos 74.700 millones de pesetas.
Con la venta de estos seis productos, Honduras debe importar casi todo: desde dent¨ªfricos a electrodom¨¦sticos, fertilizantes, ma¨ªz o coches. Todo lleva sello estadounidense. Lo que se importa y lo que se fabrica en el pa¨ªs. No en balde las cincuenta empresas hondure?as m¨¢s importantes tienen capital norteamericano en un 82%. Hasta hace cinco a?os, los ferrocarriles y los puertos del Caribe eran propiedad de dos compa?¨ªas bananeras, la United Fruit Company y la Standar Fruit Company. Las expropiaciones parciales no han logrado eliminar el tremendo poder de estas dos sociedades, que hicieron de Honduras la m¨¢s t¨ªpica de las rep¨²blicas bananeras.
Campa?a electoral
En medio de esta profunda crisis, los dos partidos tradicionales han iniciado ya, con diez meses de antelaci¨®n, la campa?a para los pr¨®ximos comicios, cuya celebraci¨®n, a¨²n sin fecha fija, se prev¨¦ para finales de a?o.
Aunque la ley Electoral est¨¦ en fase de debate, parece claro que va a perpetuar el f¨¦rreo bipartidismo que ha dominado la vida pol¨ªtica hondure?a. El voto azul (Partido Nacional), o el rojo (Partido Liberal), podr¨¢ seguir transmiti¨¦ndose de padres a hijos merced a un art¨ªculo que obliga a cada candidato a buscar el respaldo previo del 5% del censo. Esto quiere decir que los aspirantes a la presidencia deben reunir un m¨ªnimo de 65.000 firmas, cifra que parece inalcanzable para democristianos, comunistas, y, tal vez, para el socialdem¨®crata Pinuu, un partido de reciente formaci¨®n, que consigui¨® ocupar tres esca?os en las ¨²ltimas elecciones. Los liberales estar¨ªan, sin embargo, dispuestos a rebajar este techo al 1% del electorado.
Roberto Suazo, que preside la C¨¢mara Constituyente, ser¨¢ el candidato presidencial de los liberales, aunque su candidatura es contestada por varias familias pol¨ªticas de este partido, que gan¨® con 35 diputados los comicios constituyentes. Los nacionales, que tuvieron que conformarse con 33 esca?os, presentan a Ricardo Z¨²?iga. Uno de estos dos hacendados ser¨¢ el pr¨®ximo presidente de Honduras, siempre que se consiga superar la tentaci¨®n b¨¦lica que Estados Unidos estimula entre los militares.
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