Los refugiados en Espa?a sufren el desempleo y no afectan al ¨ªndice de paro
ACNUR, CEAR y el departamento de refugiados de la Cruz Roja Espa?ola han implementado, como respuesta parcial al problema del paro, proyectos de asentamiento para refugiados: un sistema de entrega de fondos para la instalaci¨®n de peque?as empresas o negocios, generalmente de tipo familiar.Pero la clave de la cuesti¨®n de los refugiados no est¨¢ en el paro, sino en principios humanitarios, como dec¨ªa recientemente Seraf¨ªn Al¨ªaga, de Comisiones Obreras. A lo largo de este siglo, el derecho internacional ha recogido unajurisprudencia basada en la dram¨¢tica realidad de dos guerras mundiales, las luchas antlimperialistas en el Tercer Mundo y las persecuciones dictatoriales para reglamentar y obligar moralmente a la comunidad mundial que asuma la cuesti¨®n de los refugiados. ?Si lo inscribimos en el cuadro mundial de doce millones de refugiados?, dice Guy Prim, representante del ACNUR en Espa?a, ?el problema es m¨ªnimo?.
La mayor parte de los que hay en Espa?a son latinoamericanos: argentinos, uruguayos, chilenos y centroamericanos. Un caso especial son los cubanos: alrededor de 4.000 han llegado a Espa?a en los ¨²ltimos meses. La mayor¨ªa pretende ir a Estados Unidos, pero Washington ha erigido una serie de barreras restrictivas para su ingreso. La respuesta del Gobierno espa?ol ha sido que desde octubre pasado todo cubano que quiera venir a Espa?a debe tener el aval econ¨®mico de un ciudadano de este pa¨ªs y gestionar el visado en el consulado espa?ol en Cuba. Adem¨¢s ya no se los reconoce como refugiado en tr¨¢nsito. De esta forma, varios centenares de cubanos han quedado desprotegidos de toda asistencia: .sin poder volver, ni irse, ni estar. ?Nos instaron a irnos, nos promet¨ªan el para¨ªso?, nos dice una mujer de La Habana, ?y ahora no nos dejan entrar en Estados Unidos?. Y se queja de un exilio que iba a ser dorado y result¨® una trampa.
Tambi¨¦n hay africanos de diversos pa¨ªses -por ejemplo, Zaire, Angola y Marruecos-, pero en n¨²mero muy reducido. El Gobierno espa?ol se niega a reconocerlos como refugiados, y es conflictiva la situaci¨®n con cerca de 6.000 ecuatoguineanos que han visto cambiar su estado jur¨ªdico en Espa?a varias veces desde 1968: primero eran ciudadanos espa?oles y luego fueron, sucesivamente, ap¨¢tridas, espa?oles naturalizados y refugiados. Asimismo existen casos individuales de palestinos, iran¨ªes y europeos del Este que piden el reconocimiento de refugiados. Se prev¨¦ que en los pr¨®ximos tiempos la afluencia de africanos pueda crecer, dado que B¨¦lgica y Francia han adoptado medidas muy restrictivas para otorgar el asilo.
De Tailandia a Avila
Si adaptarse a la nueva sociedad es complicado para los latinoamericanos, que cuentan con lazos culturales muy similares, la situaci¨®n se agrava para las mil personas provenientes del sureste asi¨¢tico que acogi¨® el Gobierno espa?ol ante las llamadas de urgencia realizadas por el ACNUR para salvar las vidas de los llamados boat-people. ?ACNUR, pidi¨® s¨®lo mil plazas?, nos dice Guy Prim, ?al Gobierno porque sabemos el esfuerzo que ya hace Espa?a al integrar a la comunidad latinoamericana y ecuatoguineana. Pero es una contribuci¨®n m¨¢s que simb¨®lica?.
Repartidos en trece provincias espa?olas, su suerte ha quedado, por regla general, en mano de las diputaciones y, m¨¢s en concreto, de la mayor o menor dedicaci¨®n de los trabajadores sociales y t¨¦cnicos de departamentos de la Administraci¨®n estatal; por ejemplo, la Direcci¨®n General de Empleo del Ministerio de Trabajo. Pero, hasta ahora, la adaptaci¨®n y asentamiento de los indochinos -laosianos y vietnamitas- ha sido problem¨¢tica. Desde el clima hasta las claves culturales, todo es diferente. Es dif¨ªcil conciliar su nivel de cualificaci¨®n laboral, generalmente bajo, con posibilidades laborales, asistencia y atenci¨®n. El idioma es una traba fundamental, y tambi¨¦n las diferencias ¨¦tnicas entre ellos.
Durante una visita a dos familias laosianas que viven en una casa cedida por la Diputaci¨®n de Avila, la asistenta social, Mar¨ªa Dolores Ruiz Ay¨²car, nos dice que en un principio los adultos se negaban a aprender el idioma. Tuvieron muchos problemas con la comida -dado que su r¨¦gimen alimenticio es absolutamente diferente- y el fr¨ªo afect¨® duramente a los ni?os. Y ha habido problemas de otra envergadura: cuando la Diputaci¨®n consigui¨® dos puestos de trabajo para los hombres cabeza de familia, varios trabajadores de la zona protestaron consider¨¢ndolo una injusticia. Igualmente, el haber conseguido plazas para los ni?os laosianos en una guarder¨ªa destinadas a madres abulenses que trabajan, no dej¨® de causar conflictos. ?La gente, en general?, comenta Dolores Ruiz, ?no los rechaza una vez que los conoce?. Estos laosianos estuvieron dos a?os en un campo de refugiados en Tailandia; huyeron de las masacres de los jemeres rojos y ahora, trabajando como ch¨®feres o alba?iles, criando conejos -?muy buenos para comer?, dice Akai, once a?os, en perfecto castellano-, no piensan en regresar, sino en ahorrar dinero para traer a los familiares que quedaron en Tailandia. ?Cuando regres¨¦ de vacaciones?, comenta la. asistenta social, ?descubr¨ª que casi no com¨ªan intentando ahorrar para traerlos?.
Argentinos, asi¨¢ticos, uruguayos, africanos o iran¨ªes, un conglomerado con diferentes problemas pero con un tel¨®n jur¨ªdico com¨²n: la deficiencia de la legislac¨ª¨®n. La ley de asilo, correspondiente al derecho de asilo, todav¨ªa no existe. El Grupo Parlamentario Socialista ha presentado por dos veces consecutivas su proyecto. UCD lo bloque¨® la primera vez y ha decidido introducirle una serie de enmiendas ahora. Guy Prim considera que ?en general, se toman en cuenta los comentarios que ACNUR hab¨ªa hecho al proyecto socialista?. Por su parte, Juan Jos¨¦ Rodr¨ªguez Ugarte, secretario general de CEAR, afirma que ?las enmiendas de UCD son restrictivas, recortan el proyecto socialista y la posibilidad de que el Estado espa?ol cuente con la ley de asilo amplia y liberal que la realidad exige?.
Al mismo tiempo, UCD ha presentado un proyecto de ley sobre derechos y libertades de los extranjeros en Espa?a. Rodriguez Ugarte piensa que esta ley tiene conexi¨®n directa con el problema de los refugiados y que, por tanto, la ley de asilo hay que enmarcarla en ella. ?Las enmiendas y la ley sobre extranjeros se complemen tar¨¢n para restringir derechos del refugiado?.
No son pocas las personas que esperan esa ley de asilo, ya que no deja de ser curioso -aunque exista la adhesi¨®n a la Convenci¨®n de Ginebra como marco generalque muchas personas deban refugiarse bajo una ley que a¨²n no existe. A la vez, se ven sometidas a un amplio espectro de decretos, ordenanzas y voluntades administrativas, muchas veces contradictorias entre s¨ª. La situaci¨®n se complica en el caso de los latinoamericanos: una ley del 30 de diciembre de 1969 los homologa con los trabajadores espa?oles en cuanto a derechos. Esos derechos que en la realidad no existen, unidos al hecho de que son centenares los latinoamericanos que, pese a conservar su pasaporte en orden, no pueden o temen regresar a su pa¨ªs de origen, se suman al miedo a refugiarse bajo una ley fantasma. El resultado es la existencia de un alto n¨²mero de refugiados de hecho o exiliados. ?Y el ternor?, dice un refugiado, ?a que ante un cambio pol¨ªtico en Espa?a (y ha. bla del reciente intento del golpe militar) hubiese alg¨²n tipo de filtraci¨®n de informaci¨®n entre los servicios de seguridad de este pa¨ªs y los nuestros?.
Cifras aproximadas
En Espa?a hay entre 30.000 a 50.000 personas que pueden ser calificadas como refugiados seg¨²n la Convenci¨®n de Ginebra de 1951. Estos datos provienen del Gobierno espa?ol, el alto comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados y agencias voluntarias. Desglosando la cifra antes dicha, habr¨ªa: 15.000 argentinos, 3.000 uruguayos, mil chilenos, 4.000 cubanos (la mayor parte de ellos en tr¨¢nsito), entre 5.000 y 6.000 ecuatoguineanos, mil indochinos y el resto provenientes de Europa del Este (por ejemplo, Ruman¨ªa, Bulgaria, Uni¨®n Sovi¨¦tica y Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana) y casos aislados de Am¨¦rica Central, Bolivia, Africa, Palestina, Siria e Irak. Hay que resaltar que se encuentran en Espa?a, aproximadamente, cien familias iran¨ªes en tr¨¢nsito.
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