Democracia vigilante .
No s¨¦ si democracia vigilante o democracia vigilada. En todo caso ha empezado la serie negra, y lo digo m¨¢s que nada por el ciclo que anoche inaugur¨® el cine Griffith, con una programaci¨®n de thrillers encabezada por Belmondo. ?Democracia vigilada o vigilante?Cuando el presidente Calvo Sotelo ha hecho la distinci¨®n -vigilante y no vigilada-, esta distinci¨®n resulta ociosa, pues que lo uno supone lo otro, como bien nos ense?an el cine y la novela negra, grandes mentores de la contra cultura juvenil. Un hombre vigilante es un hombre vigilado y a la inversa. Juan Ram¨®n Jim¨¦nez escribi¨® sobre su ?dios deseado y deseante?, del que dec¨ªa que estaba enredado a ¨¦l ?como un fuego con su aire?. El aire de la Historia est¨¢ enredado al fuego de la guerra. Aqu¨ª los espa?oles andamos siempre enredados con nuestro fuego, y no s¨®lo porque Carrillo dijese una vez en franc¨¦s que el Ej¨¦rcito es el primer partido pol¨ªtico de Espa?a. El libro que estoy terminando, A la sombra de las muchachas rojas, que es una cr¨®nica marciana, period¨ªstica y esperp¨¦ntica de la transici¨®n, me hace ver claro, despu¨¦s de escrito, que la transici¨®n no ha sido, en el fondo, sino el paso de la democracia vigilante a la democracia vigilada. ?Vigilada por qui¨¦n? No exclusiva ni exactamente por los poderes f¨¢cticos, que eso ser¨ªa f¨¢cil argumento, sino vigilada por los empresarios sin riesgo, los tardofranquistas, la nueva clase creada por la dictadura, el virreinato de Haig, los hispanistas inversos, que se pasan, y Andr¨¦ Fontaine. Resulta que la se?ora Thatcher cree m¨¢s en el socialismo espa?ol que muchos socialistas de romer¨ªa que se han dejado el carnet (para siempre) en la otra chaqueta.
El Sol, de Jardines, que era una estrella de espejos en la noche mod y rockera de Madrid, se trabaja ahora, de madrugada, el material pachanguero y retro, tipo ?Cuando calienta el sol all¨¢ en la playa siento tu cuerpo vibrar cerca de m¨ª?. Son concesiones freudianas a lo camp/kitsch y a una m¨²sica no agresiva que distraiga la marcha del personal reciente /reticente. En Joy, antiguo Eslava, tengo en el palco de al lado a Luis Escobar, -que me, anuncia el estreno de la pel¨ªcula de Berlanga. Studio l 54 en Barcelona y Nueva York, Joy o Pach¨¢ en Madrid, vienen a sustituir el rigod¨®n del Mau-Mau o el vals de Vanity por la psicodelia luminot¨¦cnica donde el mensaje es que no hay mensaje y el medio somos nosotros mismos. Grandes salas de espect¨¢culo donde el espect¨¢culo es el p¨²blico, la rubia new wave o el negro de Torrej¨®n que bailan en la pista como si no estuvi¨¦ramos en una democracia vigilada. Hay un retroceso de las libertades agresivas, la izquierda se ha quedado con un pie en el aire, antes de dar el paso adelante que dijo Lenin, y aprovechan la postura para un rock discotequero. Paco de la Fuente me anuncia el rayo l¨¢ser como vedette de la noche. En otras salas, lo mismo. El l¨¢ser, que llaman cancer¨ªgeno los que tienen miedo al c¨¢ncer, se- ha convertido en la gogo electr¨®nica del Madrid que no duerme. Con Franco ten¨ªamos gogos compactas, eramos yey¨¦s de izquierdas (recuperaci¨®n melanc¨®lica de los sesenta a la que se ha lanzado la ?radio total?). Pero la radio total ignora aquello que me dijo Andr¨¦ Gide mientras encend¨ªa la pipa con un manuscrito de Paul Claudel:
-Mon petit, toda melancol¨ªa es un fervor deca¨ªdo.
Ha deca¨ªdo el fervor democr¨¢tico. Una democracia vigilada (por quien sea) flipa menos que una democracia democr¨¢tica.
Democracia vigilante, a la defensiva. Democracia vigilada, ?protegida?. ?Por qu¨¦ no, don Leopoldo, la democracia fuerte que piden desde Fraga a Carrillo? UCD va siendo un campo de minas ideol¨®gicas m¨¢s que un partido. Est¨¢ administrando inercialmente el poder heredado a medias de Franco y los votos. A menos votos, m¨¢s franquismo. Es lo que los polit¨®logos llaman ?derechizaci¨®n de la derecha?. Una mentira piadosa.
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