"Ni la autoridad eclesi¨¢stica puede disolver un matrimonio v¨¢lidamente contra¨ªdo", dice el cardenal primado

?Las cosas son como son y por lo que respecta a la indisolubilidad del matrimonio, ninguna autoridad humana, ning¨²n Estado, ni siquiera Dios, pueden dar la autorizaci¨®n de ense?ar o hacer 16 que ser¨ªa contrario a la verdad religiosa o al bien moral?, dec¨ªa ayer el cardenal de Toledo.Con esta homil¨ªa, Marcelo Gonz¨¢lez Mart¨ªn sigue su particular lucha episcopal contra el divorcio. Mientras unos obispos, caso de D¨ªaz Merch¨¢n, intentan quitar hierro al asunto declarando que los documentos de la Conferencia Episcopal tienen una intenci¨®n pastoral dirigida fundamentalmente a la conciencia de quien quiera escucharles, al cardenal de Toledo hostiga al poder civil declar¨¢ndole incompetente moralmente en este tema de la familia.

La homil¨ªa de ayer recoge las ideas ya expuestas en su carta pastoral de septiembre de 1980, ?que ha habido que editarlas varias veces por las muchas peticiones que de ella ha habido?,

En este tema, como en muchos otros, hay que seguir al Papa, dice el cardenal primado. y Juan Pablo II ?ha manifestado su deseo de que no se introduzcan legislaciones que puedan destruir al matrimonio indisoluble?. Debe quedar bien claro que la Iglesia ?puede proclamar la indisolubilidad del matrimonio no s¨®lo ante sus propios fieles, sino ante la propia sociedad?. Lo que pasa es. que esta sociedad ?no cree en la ley natural?. Lo malo del divorcio no es s¨®lo el divorcio, sino el desinter¨¦s por la ley natural y que no se reconozca que la Iglesia es su int¨¦rprete y que el Estado tiene que respetarla, se?alaba el cardenal de Toledo. Esta es la doctrina cat¨®lica ?y si alguien os tacha de papistas?, dice a sus nuevos sacerdotes, ?responded que lo sois porque sois cat¨®licos y a mucha honra?.

Lo mismo dec¨ªa el obispado de Huesca: ?El Estado no puede arrogarse competencia alguna sobre el v¨ªnculo matrimonial. Por esta incompetencia o falta de jurisdicci¨®n del Estado sobre el v¨ªnculo matrimonial es radicalmente nula y sin valor jur¨ªdico alguno la ley implantadora del divorcio?.

Esta manera de argumentar de algunos obispos espa?oles que, echando mano del derecho natural, se sienten obligados a defender la indisolubilidad de todo matrimonio, el civil y el sacramental, es un paso adelante respecto a lo que afirmaban sus predecesores en el cargo. El obispo de Ja¨¦n dec¨ªa el 20 de septiembre de 1870: el matrimonio civil ?de ninguna manera es real y verdaderamente matrimonio?.

?Prociamad en honor a la verdad?, finaliz¨®, ?que el matrimonio es indisoluble y que ninguna autoridad humana, ni los c¨®nyuges, ni siquiera autoridad civil o eclesi¨¢stica, tiene facultad moral para disolver un matrimonio v¨¢lidamente contra¨ªdo?.