Pol¨¦mica en EE UU por la versi¨®n de Haig sobre el asesinato de monjas norteamericanas en El Salvador
La orden religiosa de Mary Knoll, formul¨® ayer una airada protesta contra el secretario de Estado norteamericano, Alexander Haig, quien manifest¨® el mi¨¦rcoles ante la Comisi¨®n de Asuntos Exteriores del Congreso de Estados Unidos que las tres religiosas y una seglar, estadounidense, asesinadas en El Salvador, podr¨ªan haber muerto en un tiroteo tras embestir una barrera de protecci¨®n militar. Las religiosas viajaban en autom¨®vil a lo largo de la carretera que une el aeropuerto y la capital salvadore?a.Las declaraciones de Haig han reavivado la pol¨¦mica sobre el asesinato de las religiosas, acaecido en 2 de diciembre de 1980, y provoca ron una inmediata reacci¨®n de la orden de Mary Knoll, a la que pertenec¨ªan las monjas asesinadas. Esta congregaci¨®n puntualiz¨® que las misioneras dif¨ªcilmente pudieran atravesar sin autorizaci¨®n una barrera militar o policial, por estar familiarizadas con la situaci¨®n salvadore?a y conocer los riesgos que tal acci¨®n acarrear¨ªa.
Asimismo, la portavoz de la orden de Mary Knoll agreg¨® que la versi¨®n dada por Alexander Haig resultaba del todo inaceptable, por cuanto que la hip¨®tesis de un tiroteo,sugerida por Haig entre los vigilantes de la barrera y las ocupan tes del veh¨ªculo carec¨ªa de fundamento ya que ?las religiosas iban desarmadas?.
El asesinato de las misioneras provoc¨® la ruptura de la ayuda economica y militar de Estados Unidos a El Salvador en la ¨²ltima fase de la Administraci¨®n de Jimmy Carter, y causo un profundo impacto en la opini¨®n p¨²blica norteamericana, en virtud de la imputaci¨®n de responsabiIidades hecha por el entonces embajador norteamericano en San Salvador, Robert White, a las fuerzas armadas salvadore?as en los hechos.
Alexander Haig asegur¨® ante la comisi¨®n parlamentaria que la investigaci¨®n sobre el crimen proseguir¨ªa. Sin embargo, la representante del partido dem¨®crata norteamericano por el Estado de Ohio, Mary Rose Oaker, que previamente consigui¨® introducir una resoluci¨®n parlamentaria para acelerar el esclarecimiento de los asesinatos, afirm¨® que el Departamento de Estado redujo el inter¨¦s por la aclaraci¨®n del asunto desde la llegada en enero de la nueva Administraci¨®n norteamericana. Mary Oaker a?adi¨® que ?existen evidencias suficientes para identificar a los presuntos asesinos?, sin que hasta el momento la investigaci¨®n haya avanzado.
Por su parte, Richard Ottinger, representante dem¨®crata por Nueva York, exigi¨® a Alexander Haig que suministrara alguna prueba de que las religiosas hab¨ªan muerto tras un tiroteo posterior al cruce de una barrera militar por parte del veh¨ªculo en el que viajaban las monjas. ?De otra manera?, agreg¨® Ottinger, ?la especulaci¨®n s¨®lo puede animar el terrorismo y poner en peligro las vidas de los norteamericanos en El Salvador?.
Guillermo Ungo, l¨ªder del Frente Democr¨¢tico Revolucionario, que agrupa a la oposici¨®n en El Salvador, formul¨® a Estados Unidos una salida pol¨ªtica a la situaci¨®n salvadore?a consistente en la retirada de los asesores militares norteamericanos del pa¨ªs y el cese, de la ayuda militar de Estados Unidos a la Junta que preside Napole¨®n Duarte.
Las declaraciones de Ungo fueron recogidas en una entrevista realizada en M¨¦xico por el diario norteamericano Los Angeles Times, y en ellas el dirigente del FDR subray¨® que dentro de la guerrilla existen ideolog¨ªas diferentes, y no s¨®lo la marxista-leninista. El propio Guillermo Ungo pertenece a un partido socialdem¨®crata, y el FDR ha recibido el apoyo de la Internacional Socialista, que avala una salida pol¨ªtica negociada a la cuesti¨®n salvadore?a.
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