Gente para recordar
Ya se sabe que cuando se habla de Gente corriente siempre se trata de personas fuera de lo com¨²n. Tal es, en cierto modo, el caso de la familia que divida a esta historia convertida en novela por Judith Guest. Tiene todos los ingiedientes necesarios para llegar a ser un ¨¦xito literario de venta y nada tendr¨ªa de extra?o que su versi¨®n cinematogr¨¢fica lo acompanara en la pantalla, pues esta pareja pertenec¨ªente a la buena burgues¨ªa americana, con el hijo suicida frustrado y el af¨¢n del padre por salvar el equilibrio y bienestar del hogar, tienen, ya de por s¨ª, muchas bazas ganadas con el respaldo de su novel director.Robert Redford es un actor que, famas aparte, logra por lo com¨²n compenetrarse con el espectador. Ascendido hasta la categor¨ªa de los grandes mitos de Hollywood a fuerza de trabajo y pel¨ªculas muchas veces mediocres, su carrera va unida a la de infinidad de nombres hoy desaparecidos, algunos de los cuales, en su d¨ªa, tambi¨¦n intentaron correr la aventura de dirigir una historia. Venido del teatro e impuesto por su f¨ªsico y trabajo ante la c¨¢mara, ha decidido como sus precursores Brando o Newman pasar tras de ella, apoy¨¢ndose en su caso en el trabajo de otros, cuidados con mano excelente.
Gente corriente
Gui¨®n de AIvin Sargent, seg¨²n la novela de Judith Guest. Fotografia: John Balley. M¨²sica: J. Pachelbel. Direcci¨®n: Robert Redford. Int¨¦rpretes: Donald Sutherland, Mary, Tyler Moore, Timothy Hutton, Juddy Hirch. Comedia dram¨¢tica, 1981. Local de estreno: Avenida
Todos se muestran muy concretos y seguros, desde el veterano Donald Sutherland hasta la nueva Mary Tyler Moore. Juntos componen un retrato de familia donde un viento de tragedia ha venido a romper la paz de los tranquilos d¨ªas de Chicago. Al contrar¨ªo que en tantos debutantes, pero fiel a su modo de trabajo fuera y dentro del cine, Redford se muestra en este su primer filme, conservador. No se permite la menor aventura.
No es ¨¦sta una pel¨ªcula capaz de errar por querer contar demasiadas cosas a un tiempo. Al contrario, Redford ha tomado una historia de ¨¦xito, la ha dotado de actores eficaces y la ha narrador sin arriesgar un ¨¢pice. Es como si, demasiado famoso para dar un paso en falso, hubiera preferido las reglas tradicionales que a fin de cuentas le han servido muchas veces para llegar a los pies de los Oscar durante tantos a?os.
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