No hasta con ser ingeniero

La sentencia de la Audiencia Nacional, desautorizando la variante sur de Soria, es un paso muy importante dado en Espa?a en el camino de la imprescindible estimaci¨®n de los valores culturales y est¨¦ticos de las obras de ingenier¨ªa civil.La administraci¨®n de Obras P¨²blicas ha desestimado, en general, los compartimentos de la imaginaci¨®n y la impresi¨®n emocional, por considerarlos exclusivamente subjetivos, en beneficio de los datos econ¨®micos y estrictamente funcionales. Y es este un prejuicio grave todavia com¨²n a muchos ingenieros, que consideran todo lo que es producto de su mente como irreal o insignificante, que s¨®lo se sienten satisfechos cuando se figuiran estar apoyados en materiale:s y leyes independientes de su propia naturaleza, en leyes objetivas.

Este prejuicio contra lo subjetivo ha conducido a la despreocupaci¨®n, al desd¨¦n por los problemas est¨¦ticos, hist¨®ricos y culturales de las obras p¨²blicas, lo que ha produicido en ocasiones da?os irreparibles. Esta mentalidad es herencia de la revoluci¨®n industrial, que nos leg¨® la tesis de la incompatibilidad entre utilidad y belleza, ante la cual los ingenieros contestaron, en t¨¦rminos generales, con dos actitudes: la moralista (el pueblo quiere nuestras obras, aunque no gusten a unos pocos estetas, porque significan el progreso, la salud y el bienestar), o bien la puramente funcional (la belleza de una obra reside en su utilidad).

Ambas actitudes significaron un alejamiento cada vez mayor de los ingenieros respecto a los problemas est¨¦ticos.

Pero hoy sabemos que si el menosprecio de la funci¨®n conduce a exageraciones y derroches inaceptables, el menosprecio de la historia y la cultura conduce a la destrucci¨®n del arte y de la vida; que una actividad ¨²til y, hasta biol¨®gicamente necesaria, como es la ingenier¨ªa, puede y debe coordinarse con lo que podr¨ªamos llamar producci¨®n est¨¦tica, y que, en cualquier caso, debemos intentarlo.

Como dec¨ªa Ortega: "Ven, pues, los ingenieros c¨®mo, para ser ingeniero, no basta, con ser ingeniero?. Quiz¨¢ sea conveniente recordar aqu¨ª los principios que nos dej¨® Eduardo Torroja, uno de los grandes ingenieros del funcionalismo:

1. El criterio econ¨®mico aislado es un mal consejero.

2. La econom¨ªa de primer establecimiento no tiene derecho a ser el factor decisivo.

3. La resistencia de una obra de ingenier¨ªa es una condici¨®n fundamental, pero no es la finalidad ¨²nica, ni siquiera la finalidad primaria.

4. No interesa construir obras de ingenier¨ªa que causen admiracion si no producen emoci¨®n est¨¦tica.