Quini permaneci¨® los veinticinco d¨ªas en Zaragoza
Enrique Castro, Quini, fue liberado en Zaragoza ayer, a las diez de la noche, tras veinticinco d¨ªas de permanecer secuestrado. Quini estuvo hasta su liberaci¨®n en el mismo lugar de donde fue rescatado, el s¨®tano de un taller de electromec¨¢nica, en la calle de Jer¨®nimo Vicens, n¨²mero 13, una zona pr¨®xima a los r¨ªos Ebro y Huerva.
Uno de los secuestradores, Miguel D¨ªaz, el ¨²nico que permanec¨ªa con ¨¦l, fue detenido sin oponer ninguna resistencia. Ten¨ªa un rev¨®lver y una pistola del 6,35, pero no hizo uso de sus armas. Otro, llamado Jos¨¦ Eduardo Sandino, est¨¢ localizado y se espera su detenci¨®n en breve. Hay un tercero identificado en Suiza. Todos ellos son espa?oles, delincuentes comunes, sin ninguna vinculaci¨®n pol¨ªtica. y carentes de antecedentes penales. Est¨¢ confirmado que no se ha pagado nada por el rescate y que la detenci¨®n ha sido fruto de una intensa labor policial, desarrollada por las jefaturas de Barcelona y Zaragoza.Quini se encontraba anoche muy nervioso, pero en buen estado de salud. Durante su secuestro fue alimentado ¨²nicamente con bocadillos y tan s¨®lo ha perdido algo de peso: ?Pens¨¦ que me iban a matar, que no volver¨ªa m¨¢s a casa?, manifest¨® cuando fue liberado, pero tambi¨¦n que ?se portaron bien conmigo, me dec¨ªan que estuviera tranquilo, que sab¨ªan que era una buena persona y que tambi¨¦n ellos me admiraban como deportista?.
En ning¨²n momento pudo ver a sus secuestradores. Los hechos se iniciaron el pasado d¨ªa 1. Al t¨¦rmino del encuentro disputado por su equipo contra el H¨¦rcules, Quini se dirigi¨® a su casa. All¨ª, seg¨²n relata, ?sobre las nueve de la noche, llam¨¦ a mis suegros y despu¨¦s sal¨ª a buscar a mi familia, que ven¨ªa en el avi¨®n de Asturias. Me cogieron de mi coche. Me pus?eron una capucha y una cinta en el cuello, me ataron las manos y me metieron en un caj¨®n. Me dijeron que estuviera preparado para un largo viaje?.
Quini manifest¨® tambi¨¦n que no sab¨ªa ad¨®nde le hab¨ªan llevado, que desconoc¨ªa que se encontraba en Zaragoza. En el s¨®tano, muy h¨²medo por la proximidad de los dos r¨ªos, Quini perdi¨® la noci¨®n del tiempo. ?No me dejaron leer la Prensa ni escuchar la radio. Hace tres d¨ªas les ped¨ª un televisor, se ve¨ªa muy mal, pero por lo menos o¨ªa la voz?. El ¨²nico contacto con su familia fue una cinta que le grab¨® a su mujer dici¨¦ndole que estaba bien.
"Tranquilo,soy polic¨ªa"
En el momento de su liberaci¨®n, Quini se asust¨® mucho. No hubo tiros, pero escuch¨® alg¨²n ruido. ?Entr¨® entonces un chico joven, rubio y con bigote, y como no sab¨ªa qui¨¦n era, trat¨¦ de cubrirme con el colch¨®n de gomaespuma, El me dijo: "Tranquillo, soy polic¨ªa,"?.
Tras hablar con su familia y atender a los informadores -la rueda de Prensa fue facilitada personalmente por el director general de Seguridad del Estado, Francisco La¨ªna-, Enrique Castro sali¨®, sobre las 23.30 horas, por carretera, acompa?ado de varios funcionar¨ªos policiales, hacia Barcelona. El jugador de f¨²tbol a¨²n tuvo fuerzas para manifestar su deseo de reintegrarse con sus compa?eros en las tareas de entrenamiento. ?Entrenar¨¦ ma?ana mismo, si pudiera lo har¨ªa ahora?, asegur¨®. Seg¨²n manifiest¨® uno de los polic¨ªas que le hab¨ªan liberado, una de las primeras cosas que les pregunt¨® Quini era qu¨¦ partido ten¨ªa el Barcelona el domingo, y les hizo saber su ilusion por jugarlo, aunque dudaba que pudiera recuperar a tiempo la condici¨®n f¨ªsica necesaria para ello. El Barcelona jugar¨¢ el pr¨®ximo domingoen el Bernab¨¦u contra el Madrid.
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