La mejora de la imagen del r¨¦gimen militar pasa por el esclarecimiento de la suerte de los miles de desaparecidos
No puede haber normalizaci¨®n pol¨ªtica en Argentina sin que se haya aclarado la suerte de los desaparecidos, dicen las comisiones de derechos humanos. El general Albano Harguindeguy, ministro del Interior durante estos cinco a?os, admite que el problema requiere una soluci¨®n, pero, que no la tiene este Gobierno que est¨¢ a punto de cesar. El presidente designado, Roberto Viola, que hereda as¨ª otro tema envenenado, declara, en fin, que de momento no habr¨¢ listas p¨²blicas, porque no hay modo de contrastar muchos de los casos denunciados.
Las comisiones de derechos humanos han comprobado documentalmente la desaparici¨®n de 6.000 personas. En todos los casos se han presentado reclamaciones de habeas corpus, despu¨¦s de rastrear centros policiales y penitenciarios, sin que hasta ahora haya habido respuesta. Un total de 41 ciudadanos espa?oles figura en estas listas.Estimaciones m¨¢s globales situar¨ªan el n¨²mero de desaparecidos por encima de los 10.000, seg¨²n el c¨¢lculo m¨¢s optimista. El premio Nobel de la Paz Adolfo P¨¦rez Esquivel sostiene que no es cuesti¨®n de mantener caliente. el odio que despierta este tema, pero que una paz duradera exige su clarificaci¨®n. ?No hay democracia que se pueda sustentar sobre estos miles de casos no contados; tarde o temprano saldr¨ªan a la superficie para volver a envenenar la sotuaci¨®n?.
Una informaci¨®n veraz sobre los desaparecidos puede suponer para el pa¨ªs, seg¨²n los defensores de derechos humanos, una especie de psicoan¨¢lisis colectivo que ayude a superar esta etapa de la historia argentina. En otro caso, el rencor se almacenar¨ªa por debajo de cualquier proyecto pol¨ªtico.
El ministro del Interior ha reconocido en su despedida, el mi¨¦rcoles por la tarde, que, ?como en toda guerra, hubo excesos; tambi¨¦n hubo errores. Lamentamos lo uno y lo otro. Se han investigado hechos. Algunos merecieron sanciones para los responsables; otros no pudieron ser comprobados?.
El general Harguindeguy habl¨® de una guerra no declarada, incluso de una guerra sucia; en cualquier caso, dijo, una guerra mucho menos cruenta que las que han sufrido durante este siglo los pa¨ªses m¨¢s desarrollados, ?donde hoy se elevan voces que pretenden enjuiciarnos?.
Para el ministro Harguindeguy, el tema de los derechos humanos se ha convertido hoy en una ?herramienta para desprestigiar al pa¨ªs?, una vez que los grupos subversivos han sido derrotados militarmente.
Desde esta perspectiva, resulta poco menos que ut¨®pico pensar en ninguna autocr¨ªtica del proceso. De ah¨ª que hasta los partidos m¨¢s al¨¦rgicos al r¨¦gimen militar y las comisiones de derechos humanos hayan centrado todo su esfuerzo simplemente en que el Gobierno publique una lista de desaparecidos.
Pero esta cuesti¨®n sigue despertando el recelo de los militares m¨¢s duros. Existe el temor de que desde el exterior fuese interpretado este gesto como un t¨¢cito reconocimiento de culpa, algo que, por supuesto, est¨¢ descartado. S¨®lo como una clarificaci¨®n del tema, Harguindeguy admiti¨® que tal vez pueda publicarse una lista de desapariciones denunciadas. ?S¨®lo el tiempo?, agreg¨®, ?puede dar por terminado este asunto?.
En la opini¨®n p¨²blica argentina se nota ya, m¨¢s que el olvido, el cansancio ante este tema. Existe un deseo no disimulado de pasar esta p¨¢gina de su historia. El mecanismo ser¨ªa esa lista que exigen los m¨¢s directamente afectados.
Los presos pol¨ªticos
Frente a los desaparecidos, la cuesti¨®n de los presos pol¨ªticos pasa a un t¨¦rmino muy secundario. Harguindeguy ha querido cerrar su mandato con cifras: 980 detenidos pol¨ªticos quedan a¨²n en las c¨¢rceles, seiscientos de ellos sin proceso alguno, a disposici¨®n del poder ejecutivo, en virtud de las disposiciones de sitio que otorgan al Gobierno esta discrecionalidad.
El general se?al¨® que 574 de estos detenidos se encuentran en esta situaci¨®n desde antes del golpe militar. ?En lo que va. de a?o?, dijo, ?ninguna persona ha ingresado en los centros penitenciarios por causas de origen pol¨ªtico?.
Durante las dos ¨²ltimas semanas ha habido, sin embargo, algunas detenciones significativas que han causado preocupaci¨®n, a pesar de que en todos los casos se haya concedido luego la libertad sin cargos. Se trata de seis miembros de las comisiones de derechos humanos y 67 mujeres que forman parte del grupo de las madres de la plaza de mayo, llamado as¨ª porque cada jueves se re¨²nen en esta plaza, ante la casa de Gobierno, para pedir una clarificaci¨®n sobre sus hijos desaparecidos.
Todas estas detenciones se acumularon en las v¨ªsperas del viaje de Viola a Washington, donde nadie pon¨ªa en duda que iba a tratarse el tema de los derechos humanos, al menos en las reuniones con los parlamentarios estadounidenses. Los militares disconformes con el nuevo presidente pon¨ªan as¨ª, en opini¨®n de algunos analistas, una nueva dificultad en el intento de normalizar las relaciones con EE UU.
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