Almendros amargos
Seguramente me equivoco. ?Ojal¨¢!Ahora s¨ª que el bostezo del que hablaba Juan Luis Cebri¨¢n es casi general. Y el innimetismo ambiente..., como para pasmarse de aburrimiento. Los tirios afirmando tra-la-l¨¢-la-I¨¢, la Constituci¨®n y la democracia, s¨ª, pero?, pum -tarrar¨¢n-pum-,z¨¢s... ?Espa?a?. Oli-la-la-lala-la-ler¨ª... ?el Ej¨¦rcito? chim-chas-tr¨¢s-patapr¨¢s... Y los troyanos: ?las instituciones del pa¨ªs? pim-pam-pim tralar¨ª... ?el pueblo unido? zapapr¨¢s-troler¨¢-prim ?la legalidad democr¨¢tica? cucurucuc¨² -lim -trilir¨ª-pom -pom, etc¨¦tera.
Y aunque los unos y los otros son tan diferentes se dir¨ªa que la mayor¨ªa de ellos tienen bien escondida en la manga la carta que meter¨ªan si pudieran y que luce estridente entre l¨ªneas: ??ah! si las cosas se hicieran como es debido y no por medio de tejeros impresentables, aunque., claro est¨¢, con el debido respeto a la Corona y a la Naci¨®n. i,Yuuuuupi!?. Y los de enfrente: ??ah! si cont¨¢ramos con un Lenin o un Che que creara una Espa?a de justicia, respetando, eso s¨ª, la legalidad revolucionaria y la monarqu¨ªa. ?Requeteyuuuuuupi!?. Los unos reserv¨¢ndose la baza del terror negro, y los otros, la del rojo. Y a los que, como a m¨ª, hasta el terror lapisl¨¢zuli nos causa el mismo espanto, ?qu¨¦ pintamos en medio de tantos sansones de sal¨®n?
?Qu¨¦ necesitados estamos de Juanes de la Cruz, de Gandis, de Walesas, de Esquiveles..., por millones..., por decenas de millones. A prop¨®sito, ?qu¨¦ pas¨® con Xirinacs?
Por cierto, qu¨¦ raz¨®n han tenido los que desde hace veinticinco a?os y sin jam¨¢s adelantar el m¨¢s m¨ªnimo argumento me acusan de provocador.
A pesar de ello, perm¨ªtaseme susurrar unos cuantos puntos:
Opci¨®n moral:
El destino de la joven democracia espa?ola lo trazar¨¢n nuestras conciencias. Se trata de una opci¨®n espiritual o moral, es decir, que es m¨¢s ¨¦tica que pol¨ªtica.
Poder y fusil:
La premisa previa para que sobreviva una sociedad civilizada es la de que sus miembros condenen el b¨¢rbaro y reaccionario eslogan ?el poder est¨¢ en la punta del fusil?.
Violencia "leg¨ªtima":
Todos los que utilizan o utilizaron la violencia pretenden encarnar su ?legitimidad?, desde las columnas SS de Hitler hasta los guerrilleros norvietnamitas. El que justifica los asesinatos cometidos por el Che y por Lenin arma moralmente al golpista o al terrorista vasco. Absolver a los tanques de ?derecha? que tomaron el palacio de Allende o a los guerrilleros de ?izquierda? latinoamericanos es legitimar a la ETA y a cualquier operaci¨®n Galaxia.
Centr¨ªpeta:
La violencia elige a las v¨ªctimas de forma arbitraria.... es como el furor y la rabia: pronto se convierte en centr¨ªpeta y no en centr¨ªfuga. No sorprende que Stalin, Hitler, Mussolini y la ETA hayan condenado y asesinado a los militantes que m¨¢s pr¨®ximos estaban de ellos en el comienzo. Este hubiera sido el destino de los aliados de los amotinados de la ?noche de los cirios? si, por desgracia, hubieran vencido.
El porvenir radiante:
La creaci¨®n de la ciudad ?luminosa? fascista sin desorden, pero con ?honor?, o la construcci¨®n de los Campos El¨ªseos del proletariado siempre han sido subordinados a la eliminaci¨®n f¨ªsica de los ?culpables? o a su conversi¨®n forzosa a trav¨¦s de estadios, campos u hospitales psiqui¨¢tricos. Los gulags de Breznev y Castro o los campos de Hitler son las obras m¨¢s significativas de sus constructores y la ¨²nica que llevaron a cabo completamente.
Legalizaci¨®n de todos los partidos:
Incluso aquellos partidos totalitarios que tienen como misi¨®n la de destruir la democracia tienen derecho a que la ley les acepte. El libertario o el dem¨®crata no quieren que sean v¨ªctimas de ninguna mordaza. Aunque si creo que con firmeza debemos mostrarles que no podemos colaborar con ellos sin arriesgar o nuestra vida o nuestra dignidad.
La salud de un pa¨ªs:
La salud pol¨ªtica de un pa¨ªs es como la de un individuo. La democracia es una forma de organizaci¨®n (la menos mala inventada hasta hoy para el libertario) gracias a la cual se dialoga con ?el otro?, con el subconsciente. Si a lo subconsciente se le reprime con exceso, (principio de autoridad y de seudoorden), un d¨ªa surgir¨¢ con suma violencia. Hay que aceptar el pluralismo y el di¨¢logo y rechazar la tentaci¨®n totalitaria.
Oportunismo:
Es muy respetable cambiar de opini¨®n por convicci¨®n ¨ªntima y no hay que confundir el oportunismo con la lucidez recobrada. Cierto chaqueteo, sin embargo, muestra la falta de civismo de algunas figuras conocidas. Tras el golpe, fallado felizmente, se han observado ya algunos cambios de actitud que, lejos de tranquilizar a los extremistas, s¨®lo pueden convencerles de la falta de dignidad que ellos imaginan err¨®neamente propios de todos los dem¨®cratas.
Firmeza y violencia:
La firmeza consiste en defender con serenidad y reflexi¨®n una convicci¨®n de una forma coherente. Es una energ¨ªa canalizada. La violencia, por el contrario, es agresividad pura y desordenada. ?Hasta cu¨¢ndo seguiremos ignorando que lo l¨®gico y lo moral no pueden disociarse?
La no violencia no es un voto revocable. Es una norma de conducta que se debe practicar renunciando a toda forma de rettibuci¨®n. No est¨¢ a la sombra de los almendros amargos.
No s¨¦ por que me viene a la mente un soneto de santa Teresa de Avila:
No me mueve mi Dios para /quererte /el cielo que me tienes prometido...
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