Norteam¨¦rica y Espa?a
No puede por menos de producir indignaci¨®n el art¨ªculo de The New York Times que se publica en la secci¨®n de ?Revista de Prensa? de su peri¨®dico el d¨ªa 25 de los corrientes.En ¨¦l se habla de una supuesta campa?a antinorteamericana por parte de algunos peri¨®dicos espa?oles, EL PAIS entre ellos. Se acusa de tercermundistas a nuestros pol¨ªticos de izquierda y, en el colmo de la desfachatez, se nos plantea el interrogante de si Espa?a es o no un pa¨ªs de Europa occidental.
Por lo visto, tal y como dicen casi todos nuestros realpol¨ªticos, dada nuestra situaci¨®n geogr¨¢fica, no nos queda otra opci¨®n que la de la OTAN, la Trilateral, la colonizaci¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica y de este Todo ser consecuentes con lo que los hados de las multinacionales -nos deparan y nos deparar¨¢n. Lo dem¨¢s es tercermundismo o connivencia con la horda roja, que, como todo el mundo sabe por boca de Reagan, odia al mundo libre maravilloso en el que vivimos y en el cual se goza de tant¨ªsima libertad gracias, entre otras cosas, a la OTAN, que nos protege de tales desalmados.
En cuanto al interrogante sobre nuestra procedencia y destino pol¨ªtico y cultural, parece innecesario tener que aclarar que Espa?a ya hab¨ªa hecho trascendentales aportaciones a la historia pol¨ªtica, cultural y militar de Europa, mucho antes de que el primer WASP pisara territorio norteamericano.
D¨¦jennos tranquilos los emisarios del imperio. Ya sabemos que acabaremos en la OTAN y en donde ellos quieran. Sabemos que, hoy por hoy, no estamos en postura de evitarlo. Sabemos y comprobamos a diario hasta qu¨¦ punto nuestro libre albedr¨ªo no puede superar la barrera de sus ?intereses vitales?, pero, por favor, no nos vengan con eso tan manido y miserable del tercer mundismo, ni a intentar explicarnos la ubicaci¨®n pol¨ªtica que ellos previamente han decidido para nosotros. De sus defensas de la democracia abunda la historia en ejemplos como la Grecia de los coroneles o los tratados con el general Franco./
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