Erradicar el "monopuyazo"

Con el monopuyazo la mayor parte de los toros quedan picados y hasta listos para el arrastre, aunque sean fuertes. Porque el monopuyazo no es el resultado de la suerte de picar, sino de la suerte del barreno. El peto desmesurado y antirreglamentario lo ha hecho posible. Llega el toro a ese peto, donde se enreda y empuja sin posibilidades de vencer su peso, y el picador, encaramado en lo alto, le taladra.Las tres varas, y m¨¢s, son posibles y necesarias en todos los toros ¨ªntegros, cuando se hace correctamente la suerte, pues picar no es barrenar. Consiste en que el del castore?o tiende la vara, que tambi¨¦n llaman ?de detener?, pica -es decir, clava la puya-, y en ese mismo momento es cuando el matador de turno ha de acudir al quite. De esta forma se producen los siguientes acontecimientos sustanciales en la lidia: la prueba de bravura del toro, comprobada en sus distintas acometidas; la medida de su fortaleza, el castigo gradual y no m¨¢s all¨¢ de lo estrictamente necesario, la posibilidad de lucir su pericia el picador, los quites.

La moda es que el puyazo -primero y ¨²nico- dure cuanto pueda soportarlo el toro -sumido en el enga?o de empujar la insalvable muralla del peto-, y ese es todo el argumento del tercio. Es decir, una aut¨¦ntica carniceria por supuesto sin ning¨²n atractivo y contraria al sentido real que tiene la lidia. La autoridad ha de erradicar el monopuyazo sin contemplaciones, pues es en el primer tercio donde se construye el espect¨¢culo y donde se juega la fiesta su futuro. El palco de las Ventas debe dar ejemplo.