Preocupaci¨®n en Lisboa ante las revelaciones sobre preparativos golpistas desde Madrid
Las autoridades militares portuguesas desmintieron ayer la preparaci¨®n de un golpe militar de extrema derecha en Portugal para el pr¨®ximo mes de abril. La doticia, publicada ayer en primera p¨¢gina por el peri¨®dico estatalizado de Lisboa Diario de Noticias, se basa en un art¨ªculo de la revista espa?ola S¨¢bado Gr¨¢fico, en el que se arirma que la intentona espa?ola del 23 de febrero tuvo efectos negativos sobre un plan golpista que los ubras portugueses organizaban desde Madrid y que debla producirse en abril. A pesar de las negativas oriciales, la noticia ha causado un cierto impacto y preocupaci¨®n en Lisboa.
La propia forma en que est¨¢ redactada la informaci¨®n le da el aspecto de una denuncia: extremadamente precisa en las citas de nombres, fechas y hasta la direcci¨®n del local donde se teji¨® la conspiraci¨®n. Sin embargo, el informe es muy abstracto en relaci¨®n a los objetivos, pr¨®ximos y lejanos, a los medios de que dispon¨ªan los conspiradores y las fuerzas operacionales con que pensaban actuar.Invitados a pronunciarse sobre el asunto, los pol¨ªticos portugueses han manifestado una gran reserva. Kaulza de Arriaga, general derechista con antecedentes golpistas y que dirige actualmen te la ¨²nica fuerza legalizada de ultraderecha que disponga de un m¨ªnimo de fuerza y organizaci¨®n, ha negado rotundamente las acusaciones ahora formuladas contra ¨¦l.
Aunque con menos evidencia y publicidad que en Espa?a, la idea del recurso a la fuerza, y m¨¢s concretamente al Ej¨¦rcito, para provocar una involuci¨®n en la situaci¨®n pol¨ªtica portuguesa nunca ha sido desechada por determinados sectores civiles,y militares. Las actividades de los grupos y organizaciones paramilitares de extrema derecha -ELP, MIRN, MDLP, FNR, etc¨¦tera- han tenido per¨ªodos de gran actividad antes y despu¨¦s del 25 de noviembre de 1975 sin que sus responsables hayan sido capturados.
Las noticias de contactos con organizaciones de ultraderecha europeas (espa?olas e italianassobre todo) han venido, con cierta regularidad, a recordar.la existencia y la actividad de estos sectores. Que estas actividades no se limitaban a la fraternizaci¨®n ideol¨®gica lo prueban capturas de armas efectuadas por la Guardia Civil espa?ola en la regi¨®n de Tuy y Vigo, fundamentalmente.
Si la implantaci¨®n de estos sectores extremistas en las fuerzas ,regulares del Ej¨²rcito yde las fuerzas de seguridad es probablemente reducido, no se puede decir lo mismo de la ideolog¨ªa conservadora e incluso derechista. La derecha militar m¨¢s conservadora ha ganado con regularidad en los ¨²ltimos a?os las elecciones para los consejos de armas.
Forzar el desenlace de la contienda
Esta derecha, naturalmente legalista, no escondi¨® en 1980 sus esperanzas en la progresiva derechizaci¨®n del Gobierno de Alianza Democr¨¢tica y, sobre todo, en el triunfo del general Soares Carneiro en las elecciones presidenciales. Corrieron en noviembre de 1980 rumores insistentes de que, ante la marcha de la campa?a electoral y para conjurar el peligro de una derrota que el propio Sa Carneiro present¨ªa, algunos medios, civiles y militares, afrontaron la eventualidad de ?forzar? el desenlace de la contienda.
La muerte de Sa Carneiro y Amaro de Costa y la posterior reelecci¨®n presidencial de Eanes han exacerbado, l¨®gicamente, el radicalismo derechista.
Es muy significativo que la relativamente fuerte e influyente Prensa de extrema derecha, que hab¨ªa aumentado progresivamente su apoyo a Sa Carneiro y Soares Carneiro en los ¨²ltimos meses, est¨¢ ahora empe?ada en una peligros¨ªsima campa?a dirigida contra el Gobierno y los dirigentes de Alianza Democr¨¢tica, en la que vierten sospechas sobre las c¨ªrcun¨¢tancias del accidente que cost¨® la vida al primer ministro y llegan, en r¨¢pida escalada, a hablar abiertamente de sabotaje, asesinato y de traici¨®n.
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