Tres organizaciones cient¨ªficas dan la alarma mundial ante el aumento de anh¨ªdrido carb¨®nico
Desde hace algunos a?os preocupa cada vez m¨¢s el incremento que se observa de anh¨ªdrido carb¨®nico en la atm¨®sfera, debido fundamentalmente a la actividad humana. Se da pr¨¢cticamente por seguro que si ese incremento contin¨²a modificar¨¢ el clima mundial dentro de las dos pr¨®ximas d¨¦cadas, dando lugar a importantes repercusiones sociales, econ¨®micas y pol¨ªticas.
Recientemente (noviembre del pasado a?o), una comisi¨®n formada por expertos de tres importantes organizaciones cient¨ªficas internacionales (Organizaci¨®n Meteorol¨®gica Mundial, Consejo Internacional de Uniones Cient¨ªficas y miembros del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) se han reunido en Villach (Austria), redactando un informe conjunto que constituye una seria advertencia para toda la comunidad mundial.La vida animal y vegetal del planeta depende del reciclaje de elementos como el nitr¨®geno, el carbono, el ox¨ªgeno y el azufre a trav¨¦s del suelo, el aire, el agua y la biosfera. Pero es el carbono, precisamente, el que acapara actualmente toda la atenci¨®n. Como es sabido, grandes reservas de este elemento se encuentran en los oc¨¦anos, en la atm¨®sfera y la biomasa (animales y vegetales). Sin embargo, la reserva m¨¢s considerable la constituyen los combustibles f¨®siles (carb¨®n, petr¨®leo y gas). Cientos de miles de millones de toneladas de anh¨ªdrido carb¨®nico son intercambiados anualmente entre los oc¨¦anos y la atm¨®sfera, y entre la biomasa y la atm¨®sfera en el ciclo natural del gas. Sin embargo, la creciente demanda energ¨¦tica juega un papel extra?o en dicho ciclo. Anualmente, m¨¢s de 5.000 millones de toneladas de carbono son transferidas en la actualidad por combusti¨®n a la atm¨®sfera, lo que constituye una perturbaci¨®n significativa. Alrededor de la mitad de esa cifra queda en la atm¨®sfera; de ah¨ª la tasa neta de crecimiento del anh¨ªdrido carb¨®nico en la atm¨®sfera en las ¨²ltimas d¨¦cadas. La otra mitad le reparte entre los oc¨¦anos y la biomasa. Aunque todav¨ªa no son muy conocidos los procesos que entra?an esos intercambios, se cree que los oc¨¦anos constituyen un pozo natural importante para el carbono atmosf¨¦rico, mientras que la biomasa puede servir de pozo o fuente. Paralelamente a la liberaci¨®n del gas carb¨®nico mediante las combustiones en industrias, veh¨ªculos o calefacciones, el hombre ha introducido otra perturbaci¨®n en el proceso natural mediante las grandes deforestaciones y la adecuaci¨®n de tierras para labranza, haciendo perder a la naturaleza parte de su poder de asimilaci¨®n de ese gas.
Equilibrio energ¨¦tico
El incremento del gas carb¨®nico modifica el equilibrio energ¨¦tico de la atm¨®sfera, lo que se traduce por un aumento de las temperaturas medias en sus capas bajas. Experiencias efectuadas con la ayuda de modelos f¨ªsico-matem¨¢ticos muestran con gran claridad que el consumo previsto de combustibles f¨®siles podr¨ªa conducir, hacia el a?o 2000, a unas concentraciones de anh¨ªdrido carb¨®nico tales que, a su vez, llevar¨ªan a un aumento de un grado cent¨ªgrado o m¨¢s en las temperaturas medias. Dicha modificaci¨®n t¨¦rmica ser¨ªa sensiblemente m¨¢s fuerte en latitudes elevadas del hemisferio norte y ligeramente inferior al valor medio global en las regiones tropicales. De todas formas, y ah¨ª se presenta la posible gravedad del tema, ese ser¨ªa tan s¨®lo el primer paso en los efectos, al que seguir¨ªan otros muchos. Y, por otra parte, la tasa de crecimiento en las emisiones de anh¨ªdrido carb¨®nico ser¨¢ presuntamente mucho m¨¢s fuerte de aqu¨ª a unos cincuenta a?os, lo que repercutir¨ªa de forma global e irreversible en el clima mundial. Haciendo hincapi¨¦ en el primer tema, es sabido que la diferencia de temperaturas entre los polos y el ecuador origina el movimiento de los sistemas meteorol¨®gicos que, a su vez, son responsables de los reg¨ªmenes de temperaturas y de lluvias. Pues bien, una modificaci¨®n de ambos traer¨ªa consigo, seg¨²n el informe rese?ado, una modificaci¨®n paralela en la producci¨®n agr¨ªcola y en la distribuci¨®n de los recursos hidr¨¢ulicos. Por otra parte, las corrientes oce¨¢nicas y las elevaciones de capas de agua profundas (upwellings), de las que depende la ubicaci¨®n de las ¨¢reas pesqueras, son provocadas en gran medida por el viento. Pensando en un cambio de los par¨¢metros clim¨¢ticos, es l¨®gico pensar en una transformaci¨®n de los recursos prote¨ªnicos marinos y, por ende, en problemas econ¨®micos y sociales a nivel mundial.Finalmente, y aunque la comisi¨®n no hizo una valoraci¨®n dram¨¢tica a largo plazo de lo que una fusi¨®n parcial del casquete ant¨¢rtico (debido a su recalentamiento) podr¨ªa suponer, s¨ª expuso muy claramente la posibilidad de dicho efecto, de persistir la tasa de incremento del gas.
A t¨ªtulo de colof¨®n, los tres organismos rese?aron la necesidad de establecer una pol¨ªtica internacional conjunta para abordar el problema. En primer lugar, es necesario hacer un estudio exhaustivo sobre el consumo probable de combustibles f¨®siles en virtud de las demandas energ¨¦ticas potenciales. Las extrapolaciones actuales indican, por ejemplo, que el consumo de los mismos se triplicar¨¢ en el transcurso de los pr¨®ximos cincuenta a?os. Tambi¨¦n se?al¨® la necesidad de conocer m¨¢s a fondo el ciclo del carbono y su reparto entre la atm¨®sfera, los oc¨¦anos y la biosfera. El sistema mundial de detecci¨®n de la concentraci¨®n del carbono en la atm¨®sfera ha suministrado ya los primeros datos fiables desde 1957, en que fue creado. Esas mediciones deben ser ampliadas con la ayuda de nuevas estaciones a¨¦reas y de otras instalaciones a diferentes profundidades oce¨¢nicas. Igualmente fue expuesta la necesidad de nuevas y m¨¢s completas medidas del intercambio de carbono entre el suelo y la vegetaci¨®n, as¨ª como de un conocimiento m¨¢s completo tanto de las reacciones del clima ante un aumento del gas carb¨®nico en la atm¨®sfera como de las incidencias potenciales de los cambios clim¨¢ticos. En este ¨²ltimo aspecto, resulta claro que todos los Gobiernos deben esforzarse en prever esas incidencias a fin de poder adaptarse a atenuar sus efectos. Seg¨²n el informe presentado, ?conviene se?alar que el problema del CO2 concierne tanto a los pa¨ªses en desarrollo como a los industrializados, y que requiere un especial esfuerzo de colaboraci¨®n?.
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