Un testimonio po¨¦tico
Definir ahora a Carlos Saura como uno de los autores m¨¢s imaginativos, sensibles e inteligentes del cine espa?ol, no es decir nada nuevo. Su cine ha recogido m¨²ltiples aspectos de la realidad espa?ola a partir de una consideraci¨®n personal, ¨ªntima en muchos casos. Sin moralismos ni servidumbres, las pel¨ªculas de Saura han reflejado lo que, desde una rigurosa perspectiva, sent¨ªa como elementos b¨¢sicos de nuestro pa¨ªs. Los golfos, La caza, El jard¨ªn de las delicias, La prima Ang¨¦lica o Los ojos vendados son, entre otras, un testimonio de la historia de este pa¨ªs. Cuando quiera entenderse la cultura de nuestro tiempo, el cine de Saura ser¨¢ uno de los datos fundamentales; en el cine, posiblemente, el m¨¢s importante.Con su nueva obra, Deprisa, deprisa, la po¨¦tica del autor se ha abierto a un planteamiento ligeramente nuevo en su filmograf¨ªa, m¨¢s alejado de sus motivaciones personales. Al menos, en un primer acercamiento. Luego se comprueba que, una vez m¨¢s, Saura no ha eludido su compromiso privado con las im¨¢genes que filma, su vinculaci¨®n con el documento. El mundo de la llamada delincuencia juvenil (sobre el que tantas pel¨ªculas han surgido ¨²ltimamente) es contemplado por Saura con la pasi¨®n de la objetividad, sin deformar los hechos, reproduciendo en im¨¢genes lo que su propia experiencia le ha dictado: con rigor, con cari?o, con independencia, Deprisa, deprisa nos desvela una realidad que va mucho m¨¢s all¨¢ del documento de opini¨®n para transformarse en una simbiosis de ternura de frialdad. En t¨¦rminos pedantes, en entomolog¨ªa po¨¦tica.
Deprisa, deprisa
Gui¨®n y direcci¨®n: Carlos Saura. Producci¨®n: El¨ªas Querejeta. -Fotograf¨ªa: Teo Escamilla. M¨²sica: Los Chunguitos, La Marelu, Loley Manuel y otros. Int¨¦rpretes: Jos¨¦ Antonio Valdelomas, Berta Socu¨¦llamos, Jos¨¦ Hervds, Jes¨²s A. Aranzeque. Espa?ola. Drama.Locales de estreno: Amaya Bah¨ªa, Gayarre, Rosales.
A trav¨¦s de una entra?able historia de amor, la pel¨ªcula nos ofrece el espect¨¢culo de unos seres humanos que han optado por vivir de una manera distinta a la de la panzuda legalidad. Sus rasgos son los de una nueva cultura, que Saura ha sabido ver partiendo de las an¨¦cdotas cotidianas de sus personajes, de lo que de sugestivo, anacr¨®nico y temible hay en ellos. El decorado fisico de sus vidas, del que Saura no se separa jam¨¢s, condiciona probablemente su conducta. Pero no es la sociolog¨ªa lo que ha interesado al autor. Ha optad¨® por la poes¨ªa.
Canacidad de fascinaci¨®n
Una poes¨ªa conformada por los propios personajes y su entorno: ese peque?o piso del linde de la ciudad, las aburridas discotecas, la necesidad de la droga, la fidelidad de los amigos, el sonido eterno de las sire?as, las fugas a playas inexistentes, la violencia... Son tantos los datos que Saura aporta que Deprisa, deprisa se enriquece en nuevas visiones. Su capacidad de fascinaci¨®n no se agota, sino que aumenta.A lo que, por otra parte, colaboran -y no poco- los actores elegidos. Vivos, con seriedad y entusiasmo, dan cuerpo a unos personajes de los que resulta dif¨ªcil desprenderse. Entre ellos, sin duda, Berta Socu¨¦llamos, en el papel protagonista, constituye una aut¨¦ntica revelaci¨®n.
Estamos, a mi juicio, ante una de las pel¨ªculas m¨¢s s¨®lidas de nuestro cine.
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