El ruido y las nueces
Ante la actual situaci¨®n de anormalidad laboral protagonizada por parte del personal m¨¦dico, laboral y funcionario del Hospital Provincial, y las razones que su utilizan formalmente para justificarla, la Diputaci¨®n ha dado a conocer oficialmente su posici¨®n en numerosas ocasiones:- Los ?rganos gestores del Hospital Provincial mantienen contactos informativos con todos los trabajadores que los soliciten, pero solamente negocia un convenio ¨²nico con los ¨²nicos representantes que reconoce, que son los que resulten de unas elecciones sindicales y constituyen el comit¨¦ de empresa.
- Una huelga protagonizada por el personal m¨¦dico ser¨ªa considerada como ilegal, de acuerdo con la legislaci¨®n vigente, que exige que ¨¦sta sea solicitada por el comit¨¦ de empresa o por el 25% de la plantilla del centro.
En consecuencia, analizamos, con todos los inevitables riesgos de error, las razones por las cuales el gobierno de la Diputaci¨®n considera que:
- ?Un convenio franja? referido exclusivamente a un grupo de trabajadores, no es una soluci¨®n adecuada.
- La huelga puede verse conducida o motivada por razones distintas de las esgrimidas, tales como las recientes medidas reguladoras del ejercicio privado de la medicina en un hospital p¨²blico.
- La soluci¨®n al conflicto planteado no puede venir sino de una profundizaci¨®n en las medidas de reforma ya iniciadas, que, a la vez que eliminan privilegios, permiten recuperar y ejercer el control del hospital por sus verdaderos y ¨²nicos propietarios: los contribuyentes.
En ning¨²n hospital de este pa¨ªs existe un convenio referido exclusivamente al personal m¨¦dico, con independencia del de los dem¨¢s trabajadores.
Falta de experiencia sindical
Posiblemente, el personal m¨¦dico carece de la suficiente experiencia sindical para darse cuenta de que lo importante no es conseguir una negociaci¨®n aut¨®noma, sino llegar a obtener sus reivindicaciones aunque sea en una negociaci¨®n global. Posiblemente desconocen que este problema no es privativo suyo, y que ha encontrado en otras empresas una soluci¨®n adecuada sin tener que fragmentar la negociaci¨®n. M¨¢s posiblemente todav¨ªa, su desconfianza puede ser aprovechada para generar el ruido necesario a la defensa de situaciones menos argumentables.
?De verdad la huelga se plantea ¨²nicamente por y para la consecuci¨®n de un convenio franja que, por su propia naturaleza, no afectar¨ªa m¨¢s que a los m¨¦dicos con contrato laboral?
?De verdad? Entonces, ?qu¨¦ se les ha perdido en este asunto a los eminentes jefes de servicio, que por su condici¨®n de funcionarios no se ven afectados en absoluto por esta reivindicaci¨®n, algunos de los cuales parecen ser, a pesar de ello, los m¨¢s ardientes promotores de la misma?
?El ardor combativo del doctor Aznar, director del laboratorio que factur¨®, seg¨²n sus propias declaraciones, m¨¢s de veinte millones de pesetas en 1980 por an¨¢lisis efectuados a clientes privados, es por que desea disfrutar del plus de transporte o por que se le ha prohibido recientemente el desarrollo de tan lucrativa actividad?
La vocaci¨®n sindicalista que acaban de descubrir algunos doctores, como el doctor Hidalgo y los restantes grandes usuarios de la cl¨ªnica privada, ?no tiene nada que ver con que el Consejo de Administraci¨®n del hospital haya decidido hacer p¨²blicos los honorarios que perciben, facturarlos v¨ªa Administraci¨®n y efectuar las correspondientes declaraciones a Hacienda?
?La huelga que ustedes proponen y a la que se han sumado, in extremis, no es una medida de presi¨®n para conseguir que no sean sancionados los m¨¦dicos actualmente sujetos a expediente por actuaciones que, de ser ciertas le hubieran costado el puesto de trabajo a cualquier trabajador en cualquier empresa eficientemente organizada?
?No desean ustedes que esta huelga produzca, entre otros efectos, la destituci¨®n del director t¨¦cnico del hospital, doctor Barros? La ocasi¨®n es buena para decir que el doctor Barros es un prestigioso cirujano, de reconocida fama internacional, uno de los m¨¢s capacitados para asumir la direcci¨®n t¨¦cnica del hospital, y dotado a la vez de la suficiente voluntad de reforma y talante democr¨¢tico para contribuir t¨¦cnicamente a mejorar la asistencia hospitalaria, aunque ello signifique cuestionar en el estado actual heredado e imponer la necesaria disciplina a los trabajadores. Pero no es el responsable pol¨ªtico del hospital ni el autor de las decisiones adoptadas por sus ¨®rganos gestores, por lo que concentrar en ¨¦l, gratuita y virulentamente, las cr¨ªticas no responde sino a la vieja t¨¢ctica de atacar por el punto m¨¢s d¨¦bil. Y no saquen ustedes el espantap¨¢jaros de la colectividad o de la socializaci¨®n de la medicina y del atentado contra la libertad profesional. No tenemos nada contra el ejercicio privado de la medicina. Pretendemos simplemente regular p¨²blicamente este ejercicio en el seno de una instituci¨®n p¨²blica.
A t¨ªtulo de ejemplo, nos parece muy bien que el doctor Aznar desee ser el patr¨®n de un laboratorio. Seguramente le sobra capacidad t¨¦cnica para ello. Adelante. Invierta, constr¨²yalo, equ¨ªpelo y h¨¢galo funcionar. Amortice, reponga, repare, contrate personal, cotice a la Seguridad Social, incurra en costes y riesgos como cualquier empresario, pero no pida a los contribuyentes que hagan todo esto por usted. Y si hasta ahora se le permit¨ªa utilizar en beneficio propio unos bienes de propiedad p¨²blica, los representantes de sus propietarios han cre¨ªdo conveniente no mantener esta situaci¨®n que no ser¨ªa consentida a ning¨²n trabajador (y esto y s¨®lo esto es lo que usted es en el hospital) en ninguna empresa privada. Ya ven ustedes, en el fondo si alguna revoluci¨®n estamos haciendo, tranquil¨ªcense, no se trata m¨¢s que de la revoluci¨®n burguesa para eliminar los residuos feudales tan frecuentes en nuestra Administraci¨®n.
Perjuicios salariales para los m¨¦dicos
El gobierno de la Diputaci¨®n no quiere dejar de reconocer que, como resultado de anteriores convenios, el abanico salarial del Hospital Provincial puede haberse reducido excesivamente en perjuicio del personal m¨¦dico.
Pero la soluci¨®n a este problema, que nos hemos comprometido formalmente a encontrar, no puede provenir de una fragmentaci¨®n de la negociaci¨®n en procesos independientes.
Los leg¨ªtimos derechos laborales y profesionales de los m¨¦dicos, como el de cualquier otro colectivo de trabajadores, pueden y deben encontrar su justa satisfacci¨®n en el marco de una negociaci¨®n global, si las partes de las mismas adoptan actitudes inteligentes y realmente progresistas.
El ejercicio del poder no tiene m¨¢s justificaci¨®n que el de transformar en el respeto a la legalidad, y de acuerdo con los presupuestos pol¨ªticos que han recibido un apoyo mayoritario, las instituciones que gobernamos. No cuestionar en el estado actual recibido y asistir indiferentes al mantenimiento de situaciones que se critican cuando se est¨¢ en la oposici¨®n y a las que no se tiene el valor de enfrentarse cuando se ejerce el gobierno, equivaldr¨ªa a convertir la esperanza regeneradora que la izquierda representa en una superestructura formal que disfruta de los s¨ªmbolos del poder, pero no utiliza sus mecanismos. En este sentido, el conflicto del Hospital Provincial de Madrid puede adoptar el valor de un s¨ªmbolo, de cuyo resultado depende la credibilidad que el ciudadano otorgue al sistema democr¨¢tico y a los principios que proclaman los partidos pol¨ªticos.
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