Resoluciones pol¨ªticas en la conferencia de ministros europeos de deportes
La tercera conferencia de ministros europeos del Deporte termin¨® ayer, en medio del ambiente de decepci¨®n, ambig¨¹edad e impotencia esperados, ante los dif¨ªciles problemas planteados actualmente en el concierto internacional.
Sin embargo, se apreci¨® nuevamente un claro matiz hacia la injerencia pol¨ªtica en esta parcela. Buena prueba de ello fue el rechazo a las ¨²nicas intervenciones en el tema cumbre de la reuni¨®n, cuestiones pol¨ªticas actuales, que pretend¨ªan introducir cambios en la resoluci¨®n, a fin de conceder m¨¢s libertad a los organismos estrictamente deportivos.Mientras las resoluciones sobre los temas de la mayor participaci¨®n de la sociedad en el deporte, de un c¨®digo de financiaci¨®n privada, o de los progresos y prioridades futuras fueron aprobadas sin intervenciones en contra, el referente a las cuestiones de inter¨¦s pol¨ªtico actual en el deporte volvi¨® a centrar la atenci¨®n. Ya el ministro noruego, al presentar las conclusiones, se?al¨® que ser¨ªan, obviamente, las que atraer¨ªan el m¨¢ximo inter¨¦s, y dej¨® entrever que podr¨ªan incluso darse a¨²n opiniones divergentes dentro de la misma conferencia. Era lo l¨®gico, pues la ambig¨¹edad de que s¨®lo ?las consultas entre los Gobiernos y los organismos deportivos pueden empezar a solucionar los posibles problemas futuros? equivale a no decir nada, por mucho que se quiera recalcar la independencia del deporte. Aunque el representante holand¨¦s se mostr¨® optimista, como los, mandatarios de la conferencia, ese parece ser el eterno papel de los pol¨ªticos. Luego, en ocasiones como los pasados Juegos de Mosc¨², ni siquiera se le hubiese escuchado, pues las m¨¢s altas razones de Estado, dependiendo de las conveniencias de alianzas pol¨ªticas, har¨ªan la decisi¨®n final.
El problema de las posibles injerencias pol¨ªticas en el deporte es de muy dif¨ªcil soluci¨®n, al tratarse de una parcela m¨¢s de un Estado, pero al menos en Palma podr¨ªa haberse concretado m¨¢s. Lo grave es que aparte de no tener capacidad ni atribuciones para ello, s¨®lo ahora, en esta conferencia, se ha acordado celebrar m¨¢s reuniones futuras intermedias antes de la pr¨®xima plenaria de 1984, solicitada y concedida a Malta.
Pol¨ªtica gana a deporte
De cualquier forma, el matiz pol¨ªtico de la resoluci¨®n estrella de la conferencia fue claro, al oponerse inmediatamente Holanda y el Reino Unido al intento de la Asociaci¨®n de Federaciones internacionales (AGFIS), de cambiar palabras muy significativas en el texto redactado. La AGFIS, s¨®lo en calidad de observadora, pero en clara defensa puramente deportiva, trat¨® de cambiar el tiempo condicional del verbo deber en el sentido de que las decisiones sobre las manifestaciones deportivas internacionales, en lugar de deber¨ªan, deben ser tomadas por las organizaciones deportivas independientes, y no por los Gobiernos o los organismos intergubernamentales. Los dos pa¨ªses argumentaron que el t¨¦rmino deber¨ªan, l¨®gicamente, da m¨¢s libertad de acci¨®n... a los Gobiernos.Otro detalle importante, propuesto por Suecia, y al que se adhirieron Dinamarca y Austria, pero nadie m¨¢s de los veinti¨²n pa¨ªses participantes (m¨¢s Finlandia y la Santa Sede, observadores), por lo que fue tambi¨¦n rechazado, se refiri¨® a su postura contraria b¨¢sicamente a la resoluci¨®n. En ella se ?invita a hacer? en forma demasiado evidente de querer controlar a los organismos deportivos, cuando ¨¦stos deben hacer lo que les plazca. Asimismo, estos pa¨ªses, en solitario, consideraron inadecuada la invitaci¨®n al COI para que considere la instalaci¨®n de la sede permanente de los Juegos Ol¨ªmpicos en Grecia (Nea Olympia, a veinticinco kil¨®metros de la antigua Olympia). Se trasluce, efectivamente, injerencia en un tema exhaustivamente estudiado por el m¨¢ximo organismo ol¨ªmpico, y que se decidir¨¢ en el congreso de Baden-Baden, en septiembre. De todas formas, como ya se?al¨® Samaranch, cuya idea de pelear de igual a igual con la pol¨ªtica, aunque introduzcan al COI en un terreno muy peligroso, est¨¢ en marcha, y puede ser una verdadera soluci¨®n de fuerza, esta invitaci¨®n, como el resto de las conclusiones de la conferencia, dif¨ªcilmente pasar¨¢ de la teor¨ªa (ya de por s¨ª bastante inoperante) a la pr¨¢ctica.
Buen ejemplo tambi¨¦n de esto y de la contradicci¨®n presente pudo ser la aprobaci¨®n de un c¨®digo sobre la financiaci¨®n privada del deporte, con directrices poco concretas. La idea de una red europea de televisi¨®n por sat¨¦lite y de un mercado de los programas grabados en video-casetes, por ejemplo, supone un claro intento de comercializaci¨®n, cuando se constat¨® el grave peligro que esto encierra igualmente en las reuniones.
Por otro lado, fue igualmente sintom¨¢tica la inflexibilidad del programa al tocar s¨®lo de pasada el importante y actual tema del apartheid cuando la comisi¨®n especial de la ONU sobre el racismo surafricano est¨¢ a punto de publicar una nueva lista negra de nombres que no podr¨¢n ir tampoco a participar a los pa¨ªses del Tercer Mundo, castigados por sus relaciones con Sur¨¢frica. A una limitaci¨®n de los derechos humanos y libertad de contactos, se contesta con otra. El piloto automovilista espa?ol Emilio de ViIlota, al parecer, ser¨¢ el ¨²ltimo caso m¨¢s cercano.
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