El pol¨ªtico y el experto
En Italia, hace aproximadamente cinco a?os, se decidi¨® la creaci¨®n de una comisi¨®n de expertos que ayudase a los partidos a salir del atolladero en quese hab¨ªan metido en el tema de las autonom¨ªas, y se nombr¨® para presidirla a un ilustre administrativista, el profesor Massimo Severo Giannini.La experiencia italiana empez¨® con mejor pie que la espa?ola. No se crearon dos niveles -pol¨ªtico y t¨¦cnico-, sino simplemente el de la comisi¨®n de expertos. Cerca de sesenta especialistas de las distintas ramas del derecho p¨²blico trabajaron durante diez meses con autonom¨ªa de los partidos y del Gobierno, tanto a la hora de los planteamientos como a la hora de elaborar las conclusiones.
La comisi¨®n intent¨®, durante ese tiempo, llevar acabo la delimitaci¨®n de las funciones de los poderes p¨²blicos en sus distintos niveles, no con criterios partidistas, sino buscando exclusivamente la funcionalidad del aparato del Estado en su conjunto. Ateni¨¦ndose a la legalidad vigente, aunque proponiendo en los casos imprescindibles su reforma la comisi¨®n dictamin¨® qu¨¦ funciones deb¨ªan de corresponder a los ¨®rganos centrales, cu¨¢les a las regiones y cu¨¢les a los entes locales menores, proponiendo las transferencias y delegaciones necesarias para conseguir la organicidad de los diferentes sectores de actividades de tal modo que se hiciera posible la gesti¨®n sistem¨¢tica de las competencias correspondientes a cada nivel.
Al poco tiempo de haberse hecho p¨²blico el informe de la comisi¨®n, las discusiones pol¨ªticas hab¨ªan destrozado completamente la unidad y coherencia del mismo. Las regiones pidieron m¨¢s de lo que en el informe les correspond¨ªa, y los sectores del poder central que vieron amenazadas sus prerrogativas organizaron una aut¨¦ntica ?rebeli¨®n de las poltronas?. Como consecuencia, se cre¨® un nuevo comit¨¦, esta vez con dos niveles, t¨¦cnico y pol¨ªtico, integrado tan solo por la Democracia Cristiana, el Partido Comunista y el Partido Socialista, al que este ¨²ltim¨® acusar¨ªa m¨¢s tarde de haberse convertido en una aut¨¦ntica ?bolsa de contrataci¨®n? entre los dos primeros, A partir de ah¨ª, el intento de reorganizar el Estado desde criterios distintos al tira y afloja de la lucha entre partidos se abandon¨® a la espera de mejores tiempos.
Giannini, escribiendo m¨¢s tarde sobre el destino final de los trabajos de la comisi¨®n que hab¨ªa presidido, resumir¨ªa su pensamiento en un conocido proverbio italiano, que dice: ?Chi lava la testa all'asino perde il tempo e il sapone?.
La ?cuesti¨®n regional? tiene en Italia una importancia relativa bastante menor de la que tiene en Espa?a: Nunca en la historia contempor¨¢nea de nuestro vecino pa¨ªs han dejado de existir problemas de Estado que hicieran de la cuesti¨®n regional un problema de segundo orden. A partir de la unificaci¨®n, el problema cat¨®lico; m¨¢s tarde, el sindicalismo y socialismo; luego, el fascismo, y despu¨¦s de la segunda guerra mundial, el problema comunista. En Espa?a, sin embargo, no ser¨ªa exagerado decir que en distintos momentos de nuestra historia ?el problema? de Estado ha sido el problema de la autonom¨ªa de las regiones o de la divisi¨®n territorial del poder.
Una segunda diferencia, entre los dos pa¨ªses, estrechamente relacionada con la anterior, es la que deriva de la comparaci¨®n entre los respectivos sistemas de partidos. Frente a la existencia en Espa?a de partidos pol¨ªticos de ¨¢mbito regional, con posibilidades reales de alterar el equilibrio de fuerzas a nivel del Estado, en Italia todos los partidos, e incluso las ?corrientes? o tendencias de los mismos, son de ¨¢mbito nacional, a excepci¨®n de peque?as organizaciones con posibilidades muy reducidas de influir en la pol¨ªtica general.
Exclusi¨®n de las minor¨ªas
Siendo as¨ª las cosas, y jugando las diferencias claramente en contra nuestra, resulta dif¨ªcil de entender c¨®mo al Gobierno de este pa¨ªs se le ha ocurrido que pueda ser aqu¨ª un ¨¦xito lo que en Italia fue un fracaso. A no ser que las esperanzas est¨¦n puestas en otra comisi¨®n encargada de estudiar la aplicaci¨®n de la cl¨¢usula del 5%, es decir, la exclusi¨®n de las Cortes Generales de aquellos partidos que no obtengan por lo menos el 5 % del total de los votos de toda Espa?a. Cl¨¢usula que, por su parte, en la Rep¨²blica Federal de Alemania ni consigui¨® el objetivo de eliminar al Partido Liberal ni ha impedido que ¨¦ste pase del 5,8% de los votos en las primeras elecciones tras la implantaci¨®n de la cl¨¢usula, las de 1969, al 10,6%, en las de 1980.
El trabajo de los expertos es no s¨®lo necesario, sino probablemente imprescindible, en un pa¨ªs que intenta pasar del centralismo m¨¢s obtuso a un sistema, como el de la Constituci¨®n de 1978.
Trabajen los expertos, pero expliquen antes los pol¨ªticos a d¨®nde han sido capaces de llegar en su concertaci¨®n, o pasados los meses nos encontraremos con que tambi¨¦n aqu¨ª habremos perdido ?il tempo e il sapone?.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.