El mando unificado no pasa de ser una apariencia sin condiciones de eficacia real

El mando unificado de la lucha antiterrorista, tal como ha sido concebido, no va m¨¢s all¨¢ del terreno de las apariencias y carece de condiciones para esperar razonablemente que obtenga una eficacia real en lo que se refiere a ETA, seg¨²n los expertos consultados por EL PAIS.Seguimos sin enfrentar con un m¨ªnimo de seriedad pol¨ªtica y solvencia profesional el m¨¢s grave de los problemas que amenazan a la joven democracia espa?ola, el terrorismo etarra, en opini¨®n de las aludidas fuentes. ?Qu¨¦ puede esperarse de un mando unificado constituido en forma que no va m¨¢s all¨¢ de una especie de comisi¨®n interministerial? ?Es que puede razonablemente pensarse que las personas que integran el citado mando unificado, desbordadas por otras muchas tareas burocr¨¢ticas que atender, podr¨¢n prestar alguna dedicaci¨®n ¨²til a la lucha antiterrorista? ?C¨®mo entender la designaci¨®n del comisario Manuel Ballesteros como jefe de ese mando, al que le corresponder¨ªa la coordinaci¨®n de las acciones del Cuerpo Superior de Polic¨ªa, la Polic¨ªa Nacional y la Guardia Civil? ?Es de recibo que en declaraciones publicadas en la Prensa del viernes, cuando ha transcurrido m¨¢s de un mes de la creaci¨®n del mando ¨²nico, el comisario Ballesteros afirme que no tiene clara su funci¨®n al frente de ese puesto, que su nombramiento todav¨ªa no es efectivo, que no tiene atribuci¨®n sobre fuerza alguna que no sea de informaci¨®n y que todo lo dem¨¢s se lleva a nivel de amigos?

No se puede, seguramente por ingenuidad, hacer una cr¨ªtica m¨¢s demoledora del mando unificado que la planteada por las afirmaciones aqu¨ª transcritas de quien ha sido designado como su jefe. Debe reconocerse, sin embargo, frente a lo que hubiera podido esperarse, la total ausencia de cualquier comentario cr¨ªtico por parte de las fuerzas pol¨ªticas de oposici¨®n al nombramiento del comisario Ballesteros.

La lucha antiterrorista en 1981 s¨®lo puede ser dise?ada desde la cooperaci¨®n decidida de la poblaci¨®n, de los partidos pol¨ªticos -izquierda y nacionalistas incluidos-, de los sindicatos, de las instituciones y de la Prensa y medios de comunicaci¨®n independientes. La probabilidad de que un hombre de las caracter¨ªsticas y trayectoria de Ballesteros logre reunir esos apoyos parece muy escasa, seg¨²n los propios medios policiales.

Las dimisiones

Por ejemplo, aquellas dimisiones en cadena de mandos policiales en las que particip¨® el comisario Ballesteros, a ra¨ªz de las investigaciones judiciales sobre el caso Arregui, a?adieron la m¨¢xima tensi¨®n en las v¨ªsperas de la investidura de Leopoldo Calvo Sotelo como presidente del Gobierno. Ahora son explicadas con la mera referencia a que ?todo aquello fue muy emocional, un acto de rabia e impotencia al verte acorralado por todos los sitios?.

Adem¨¢s de estas circunstancias personales, la procedencia de Ballesteros del Cuerpo Superior de Polic¨ªa supone una contraindicaci¨®n para que el jefe del mando unificado pueda realmente llegar a coordinar todas las fuerzas y servicios que se ocupan de la lucha antiterrorista. Tampoco hubiera sido acertada la designaci¨®n de una autoridad de la Polic¨ªa Nacional o de la Guardia Civil. Quien procede de uno de los tres cuerpos est¨¢, en definitiva, en mala condici¨®n para ejercer el mando sobre los tres porque, inevitablemente, suscitar¨¢ la idea de favorecer la acci¨®n o la preponderancia de los hombres de su propio campo.

Nadie discute la importancia clave que en la lucha antiterrorista tiene la informaci¨®n. Pero de ah¨ª a encomendar la jefatura del mando unificado al hombre de la Brigada Central de Informaci¨®n, que hasta ahora no hab¨ªa logrado tampoco grandes ¨¦xitos en lo que se refiere al terrorismo etarra, va un abismo. Las redes de informaci¨®n de la polic¨ªa en torno al terrorismo son muy deficientes y no pasan de un nivel artesanal de agenda personal del comisario de turno. As¨ª, un simple traslado, por ejemplo, deshace toda la labor y hay que volver a empezar. Los ¨¦xitos antiterroristas no pueden basarse en ?ca¨ªdas? casuales.

Y esto por no hablar del derroche de medios en que se incurre para asegurarse la mayor ineficacia. ?Es aceptable, por ejemplo, que en materia de delincuencia com¨²n, robos de veh¨ªculos, etc¨¦tera, la Guardia Civil y la Polic¨ªa tengan dos ordenadores diferentes y rigurosamente desconectados? ?Va a tener alguna posibilidad el jefe del mando unificado para modificar la situaci¨®n de destino forzoso en que se encuentra la mayor¨ªa del contingente de la Guardia Civil en el Pa¨ªs Vasco, dentro de un ins¨®lito sistema por riguroso turno rotatorio? ?Cu¨¢ndo terminar¨¢ en el Cuerpo Superior de Polic¨ªa esa situaci¨®n de plantillas m¨ªnimas en Vascongadas, complementadas por funcionarios agregados que permanecen breves per¨ªodos de tiempo y vuelven a sus destinos de origen sin haber llegado a poder ser ¨²tiles all¨ª? ?Alguna vez se aprender¨¢, por ejemplo, de ETA el sistema de distribuci¨®n de tareas y misiones? ?Cu¨¢ndo se ha visto a un comando informativo entrar en el terreno de los comandos armados? Sin embargo, no es extra?o ver a los funcionarios del Cuerpo Superior, que deber¨ªan reservarse para las misiones de informaci¨®n e investigaci¨®n, ocuparse de practicar detenciones.

?Cu¨¢ntos hombres de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado est¨¢n siguiendo junto a sus colegas del Ulster, de Italia, de Alemania, por citar s¨®lo unos ejemplos, la lucha antiterrorista?