"Yo tambien le habl¨¦ claro al presidente del Gobierno", afirma Jordi Pujol
Pregunta. ?El tono pesimista de sus manifestaciones tras la visita al presidente Calvo Sotelo indica que despu¨¦s del golpe de Estado del 23 de febrero se ha iniciado una involuci¨®n en el tema auton¨®mico catal¨¢n?Respuesta. No puedo creer que a partir del 23 de febrero se inicie una nueva etapa en pol¨ªtica auton¨®mica. No deben dramatizarse mis declaraciones despu¨¦s de mi visita a Calvo Sotelo. Me limit¨¦ a decirle que hab¨ªa puntos de inquietud: el atasco en la negociaci¨®n sobre valoraciones de las transferencias, las leyes de armonizaci¨®n, la comisi¨®n de expertos y el proyecto de ley de r¨¦gimen local. Cada uno de estos temas puede tener una buena soluci¨®n, pero forman un conjunto que, desde Catalu?a, se mira con mucha preocupaci¨®n, no s¨®lo por parte de la Generalidad, sino tambi¨¦n por el conjunto de fuerzas pol¨ªticas y sociales.
Cabe hacer varias suposiciones respecto a estos temas. Una, consiste en considerar la posibilidad de que los problemas sobre las valoraciones de las transferencias sean t¨¦cnicas; otra, suposici¨®n es considerar que se trata de dificultaded pol¨ªticas. Si son t¨¦cnicas, y adem¨¢s existe a nivel pol¨ªtico superior la voluntad pol¨ªtica de superarlas, no tenemos por qu¨¦ preocuparnos. Si el problema. es exactamente lo contrario de lo que acabo de suponer, ello puede significar el fracaso de la autonom¨ªa catalana y, obviamente, el inicio de una desestabilizaci¨®n en Catalu?a. Las leyes de armonizaci¨®n pueden tambi¨¦n tener unos contenidos muy aceptables y que guarden pleno respeto a la Constituci¨®n y al Estatuto. Respecto a la comisi¨®n de expertos ya hemos dicho que no nos parece un camino adecuado ni necesario, pero tambi¨¦n, a este respecto, puede darse un resultado que no tenga consecuencias demasiado graves. En especial, si las decisiones se toman donde se han de tomar, es decir, a nivel pol¨ªtico y sin tocar un ¨¢pice del Estatuto de Autonom¨ªa.
En cuanto al proyecto de ley de R¨¦gimen Local, si se aprobase, constituir¨ªa una aut¨¦ntica laminaci¨®n del poder de la Generalidad, hasta el punto de que las competencias del Estatuto de Autonom¨ªa quedar¨ªan muy reducidas. Ello ser¨ªa tan grave que creo sinceramente que los puntos del proyecto de ley que causar¨ªan esta laminaci¨®n no prosperar¨ªan. En todo caso, nosotros hemos de advertir que estamos en contra y ello no ha de escandalizar a nadie.
P. En s¨ªntesis, no pasa nada, pero puede pasar.
R. A¨²n no pasa nada, pero hay un gran cambio de clima. Nosotros hemos de salir al paso de este cambio. No me refiero a un cambio de estilo en la negociaci¨®n. Quiero decir que hay un clima que hace que en Catalu?a haya gente que piensa que nosotros nos hemos de convertir en el chivo expiatorio de una situaci¨®n de crisis que nosotros creemos que no es culpa de Catalu?a.
P. Como hecho concreto, lo que ya se ha producido es el recurso en contra de la ley auton¨®mica transfiriendo a la Generalidad las competencias de las diputaciones.
R. La gran mayor¨ªa de las fuerzas pol¨ªticas catalanas cree que las diputaciones han de integrarse en la Generalidad de una manera que sea acorde con la Constituci¨®n. Por otro lado, bajo la Generalidad provisional se negoci¨® esta cuesti¨®n y pareci¨® que el Gobierno estaba dispuesto a traspasar muchas de las competencias de las diputaciones a la Generalidad. El entonces ministro del Interior, Rodolfo Mart¨ªn Villa, traspas¨® a la Generalidad en 1978 el servicio de obras y servicios de las corporaciones provinciales, y ahora el proyecto de ley de R¨¦gimen Local. afirma que tal competencia ha de ser devuelta a las diputaciones. Esto es un aut¨¦ntico tr¨¢gala. Por este camino hemos de plantearnos dos puntos de reflexi¨®n.
P. Estarnos en una tempestad en un vaso de agua o al borde del precipicio, en cuanto a la Autonom¨ªa catalana?
R. El presidente del Gobierno me dijo que exist¨ªa la voluntad de aplicar ¨ªntegramente el Estatuto de Autonom¨ªa; por lo tanto, conf¨ªo en que ser¨¢ as¨ª. Lo que pasa es que hay dificultades objetivas que nacen de que el planteamiento auton¨®mico que hicieron en la Constituci¨®n las fuerzas parlamentarias espa?olas mayoritarias, tiene efectos muy graves, y yo comprendo que los quieran solucionar. Pero no d¨¢ndoles una interpretaci¨®n disminuidora de nuestro Estatuto.
P. Fuentes del Gobierno indicaron, seg¨²n la Prensa, que lo ¨²nico que hab¨ªa pasado en su entrevista con Calvo. Sotelo es que el presidente del Gobierno le hab¨ªa hablado con claridad.
R. Hace a?os que conozco al se?or Calvo Sotelo y siempre me ha hablado con claridad. Y yo tambi¨¦n siempre le he hablado con claridad. Es lo que hice el pasado mi¨¦rcoles. Pero siempre nos hemos entendido y conf¨ªo en que esta vez no ser¨¢ la excepci¨®n.
P. Entonces, ?d¨®nde nacen las diferencias?
R. Desde el momento en que se acept¨® la homogeneidad auton¨®mica se plante¨® tambi¨¦n el tema del techo auton¨®mico. Pero ahora hay unos estatutos -como el nuestro- que han marcado un techo. El techo marcado por este Estatuto de Autonom¨ªa ha sido aprobado por el Congreso de los Diputados y el Senado y plebiscitado por el pueblo catal¨¢n. El texto de este Estatuto no se puede desnaturalizar ni aunque sea bas¨¢ndose en dict¨¢menes jur¨ªdicos. El Estatuto de Autonom¨ªa es un hecho resultante de la voluntad pol¨ªtica del Parlamento espa?ol y del pueblo de Catalu?a.
P. De todas maneras..., ?est¨¢n dispuestos a aceptar la oferta que le hizo el presidente del Gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo, de participar en las reuniones pol¨ªticas una vez presentado el dictamen de la comisi¨®n de expertos.
R. Evidentemente que s¨ª. Nosotros siempre hemos deseado estar presentes con esp¨ªritu constructivo en todas las grandes decisiones pol¨ªticas del Estado espa?ol, y no solamente las auton¨®micas, sino tambi¨¦n las econ¨®micas, las estrictamente pol¨ªticas de desarrollo general, etc¨¦tera.
P. El cambio de clima al que usted se refer¨ªa no parece privativo del Gobierno espa?ol. Ha habido tambi¨¦n algunas tomas de posici¨®n cr¨ªticas desde sectores de opini¨®n, en concreto por parte de algunos ¨®rganos de informaci¨®n.
R. Nos dicen que hemos cometido errores. De todos modos, hasta hace solo dos meses nos dec¨ªan que lo hab¨ªamos h echo muy bien y todo eran elogios. Es m¨¢s, inmediata haya podido producir este cambio. Pero, aparte de todo ello, hay dos hechos que durante estos ¨²ltimos meses se han ido poniendo en evidencia y que me parece que no han sido bien digeridos. Uno es que la autonom¨ªa es un aut¨¦ntico desplazamiento de poder. Las competen cias que tenemos, por ejemplo, en turismo, cultura o vivienda, exclusivas de la Generalidad, seg¨²n el Estatuto, significan que hay toda una serie de decisiones que, a partir de este momento, ya no se toman en Madrid. Ello tendr¨ªa que significar, para entendernos, que el puente a¨¦reo Madrid- Barcelona deber¨ªa ir un poco m¨¢s vac¨ªo y que en Madrid se tendr¨ªan que amortizar unas plazas de funcionarios que se tendr¨ªan que crear en Cata lu?a. El otro punto que ha causado un impacto negativo es el ling¨¹¨ªstico. Lo que hace de Catalu?a una realidad diferenciada dentro d¨¦ Espa?a es la lengua y la cultura. Es una diferencia que no molesta cuando se mueve en el campo folkl¨®rico o en una situaci¨®n de anemia. Incluso cuando se da esta situaci¨®n de anemi a -casi de pron¨®stico mortal-, parece de buen tono declararse protector de nuestra lengua. Pero cuando se reaviva un poco, no mucho; cuando se consiguen tres horas semanales de ense?anza de catal¨¢n en todas las escuelas de Catalu?a; cuando se consigue que un 4% de los escolares sean ense?ados en catal¨¢n, cuando se logra un 10% de horas de emisi¨®n de televisi¨®n en catal¨¢n cuando alguien reclama lamente despu¨¦s del 23 de febrero me inundaron de cartas de felicitaci¨®n y apoyo de toda Espa?a. El cambio resulta sorprendente. Yo agradecer¨¦ que nos explique los errores, pero me parece dif¨ªcil de entender que en un mes y medio se aut¨¦ntica cooficialidad, sucede que ello, a algunos sectores, les causa el efecto de una pedrada en el ojo.
P. Sectores empresariales y alg¨²n profesor universitario han criticado la autonom¨ªa catalana, argumentando que podr¨ªa presuponer una p¨¦rdida de la unidad del mercado espa?ol y un inconveniente para el ingreso en la Comunidad Europea.
R. Precisamente el mismo d¨ªa que visit¨¦ al presidente del Gobierno clausur¨¦ en Barcelona un cursillo sobre la Comunidad Econ¨®mica Europea, en el que participaron, entre otras personas, el secretario de Estado, Raimon Bassols, y el embajador Alberto Ullastres, y en el cual abord¨¦ este tema. En efecto, se ha llegado a decir que la autonom¨ªa dificultar¨¢ la entrada de Espa?a en la Comunidad Econ¨®mica Europea. Es falso que el Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a rompa la unidad econ¨®mica de Espa?a. No introduce ninguna limitaci¨®n a la circulaci¨®n de capitales ni a la de mano de obra. No otorga competencias arancelarias. Tampoco en materia de pol¨ªtica monetaria. ?D¨®nde est¨¢, por tanto, la ruptura de la unidad econ¨®mica? Por otro lado, el art¨ªculo 12 del Estatuto de Autonom¨ªa especifica suficientemente bien el marco en el cual se han de mover nuestras competencias econ¨®micas. Sus l¨ªmites son la planificaci¨®n del Estado y su pol¨ªtica monetaria. Lo que resulta a¨²n m¨¢s sorprendente que lo que acabo de comentar es que haya quien diga que nuestra autonom¨ªa dificulta las negociaciones para la integraci¨®n europea. Si a alguien le interesa la aut¨¦ntica unidad de mercado de Espa?a es a Catalu?a, por razones obvias.
P. Pocos meses despu¨¦s del proceso democr¨¢tico surgido el 14 de abril de 1931, lo que podr¨ªamos llamar el tema catal¨¢n dividi¨® a la opini¨®n p¨²blica espa?ola. En cambio, en ¨¦l proceso democr¨¢tico generado tras la muerte del general Franco, Catalu?a parec¨ªa no ser ya un tema pol¨¦mico, para incluso convertirse en un ejemplo y en un modelo de cohesi¨®n para la democracia espa?ola. ?Cree que estamos volviendo a la situaci¨®n de 1931 y a?os siguientes, de enconada pol¨¦mica p¨²blica?
R. Es exacto que ha sido motivo de elogio el papel jugado por Catalu?a en la transici¨®n democr¨¢tica que nos ha tocado vivir. Ello ha sido un gran orgullo para nosotros, y es nuestro deseo que podamos continuar desempe?ando este papel. Yo personalmente, mi partido y el Gobierno de la Generalidad haremos todo lo posible para que siga siendo as¨ª. Evidentemente, un hecho que nos lo dificultar¨ªa -porque actuar¨ªa en sentido desestabilizador- ser¨ªa la desnaturalizaci¨®n de nuestra autonom¨ªa.
P. La autonom¨ªa catalana, con su esp¨ªritu y su pr¨¢ctica pactista y moderada, no parece haber ido m¨¢s lejos que la vasca, cuyas caracter¨ªsticas parecen muy diferentes. Ah¨ª est¨¢ el concierto econ¨®mico vasco, por ejemplo.
R. En primer lugar debo decirle que, pese a todo, sigo considerando positiva, en l¨ªneas generales, la pol¨ªtica de aplicaci¨®n del Estatuto que el Gobierno y la Generalidad han llevado a cabo hasta ahora, y, en segundo lugar, no me fijo en los otros casos auton¨®micos, porque nuestro autonomismo responde a una voluntad de defensa de nuestra identidad, no a un ?agravio comparativo? ni a un mimetismo.
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