Reivindicacion del pintor Anselmo Miguel Nieto en el centenario de su nacimiento
Hace exactamente un siglo este mes, nac¨ªa en Valladolid el pintor Anselmo Miguel Nieto (1881-1964), una de las figuras art¨ªsticas m¨¢s destacadas de nuestro pa¨ªs durante el primer tercio de nuestro siglo. Para conmemorar la efem¨¦ride, la Instituci¨®n Cultural Simancas, de la Diputaci¨®n Provincial de Valladolid, ha editado una espl¨¦ndida monograf¨ªa dedicada a la vida y a la obra del pintor, de la que es autor Jos¨¦ Carlos Brasas Egido.
Hac¨ªa falta, desde luego, una obra de estas caracter¨ªsticas; pues, aunque Anselmo Miguel Nieto goz¨® de una considerable popularidad, incluso internacional, hasta la guerra civil, las posteriores oscilaciones de gusto le han ido arrinconando casi en el olvido. En este sentido, han corrido igual suerte que otros grandes artistas de la ¨¦poca, como Anglada Camarasa, Romero de Torres, Rodr¨ªguez Acosta, Beltr¨¢n Mass¨¦s, Viladrich y, hasta si se me apura, el propio Zuloaga, cuyo fuerte impacto internacional en los a?os veinte y treinta ha ido oscureci¨¦ndose progresivamente, quiz¨¢ como reacci¨®n compensatoria al triunfo hist¨®rico de la vanguardia.Aunque aceptemos el imponderable de las oscilaciones del gusto, ya es hora de que comience una reivindicaci¨®n sistem¨¢tica de todos estos pintores, algunos de los cuales poseen una calidad que convertir¨¢ en indiscutible su presencia en la historia del arte espa?ol contempor¨¢neo. De hecho, respondiendo a un movimiento similar que se viene dando en el extranjero desde hace unos a?os, aqu¨ª tambi¨¦n se aprecian s¨ªntomas de una reconsideraci¨®n cr¨ªtica de todas estas tendencias ajenas al v¨¦rtigo puntual de la vanguardia hist¨®rica. Anselmo Miguel Nieto representa ciertamente un caso sintom¨¢tico de excelente pintor que no puede, en ning¨²n caso, ignorarse; pero la ¨²nica forma de que no se produzca esta situaci¨®n es la de una difusi¨®n cr¨ªtica de su obra mediante estudios, como el ejemplar de J. C. Brasas, y exposiciones.
Contempor¨¢neo de Picasso
Al principio coment¨¢bamos que A. Miguel Nieto hab¨ªa nacido en Valladolid, pero ahora hemos de a?adir que proced¨ªa de un medio modesto y estudi¨® pintura en la escuela de Bellas Artes local, que entonces gozaba de una excelente situaci¨®n bajo la direcci¨®n del pintor y erudito Jos¨¦ Mart¨ª y Mons¨®. All¨ª se encontrar¨ªa con otro gran pintor espa?ol contempor¨¢neo, el vasco Aurelio Arteta, con quien mantendr¨ªa una entra?able amistad de por vida. Con este ¨²ltimo precisamente, superando grandes dificultades econ¨®micas, marchar¨ªa a Madrid para completar su formaci¨®n art¨ªstica en San Fernando, donde recibe las ense?anzas de Moreno Carbonero y Alejo Vera. Estamos exactamente en 1900, y sus compa?eros de estudios de entonces, adem¨¢s del citado Arteta, son L¨®pez Mezquita, los Zubiaurre y Eugenio Hermoso; pero tampoco hay que olvidar que por aquellas aulas acababa de pasar, apenas un par de a?os antes, Pablo Picasso, rigurosamente contempor¨¢neo de nuestro pintor.
Superados el aprendizaje y la bohemia madrile?os, Anselmo Miguel Nieto consigue, primero, una pensi¨®n para estudiar en Roma y, en 1903, en Par¨ªs, donde permanece dos a?os. En 1906, ya de regreso, se instala definitivamente en Madrid, donde inicia un camino hacia la madurez y el ¨¦xito, que hay que situar en las tres d¨¦cadas siguientes. En estos a?os madrile?os de juventud frecuenta Anselmo Miguel Nieto las tertulias art¨ªsticas y literarias, y as¨ª estrecha lazos de amistad con diferentes personalidades, como los Baroja, Julio Camba, Valle-Incl¨¢n, Francisco de Coss¨ªo, Benavente, etc¨¦tera. Pronto obtiene un reconocimiento internacional de su pintura, primero con la medalla de oro en la Exposici¨®n Internacional de Buenos Aires en 1910 y, tres a?os despu¨¦s, en la de Munich. En 1922 se marcha con Romero de Torres a Argentina y all¨ª volver¨¢ para pasar un largo per¨ªodo de nueve a?os, desde 1937 hasta 1946, fecha en la que regresa a Espa?a desde su ¨²ltima residencia en Chile. Nombrado acad¨¦mico de San Fernando en 1952, pero neg¨¢ndose siempre a la recepci¨®n oficial, muri¨® en Madrid en 1964.
El arte de Anselmo Miguel Nieto evoluciona desde un realismo expresionista inicial hacia un modernismo militante, que concibe dentro de rica luminosidad y colorismo. Es un extraordinario pintor de retratos -sobre todo, femeninos-, pero los interpreta en un sentido aleg¨®rico y sensual, como entonces pusieron con ¨¦l de moda Romero de Torres, Zuloaga, Rodr¨ªguez Acosta o Beltr¨¢n Mass¨¦s. En la radiante luminosidad y la soltura no incompatible con el detalle realista vigoroso, nos recuerda al mejor Sorolla, que pes¨® con fuerza en los pintores de la generaci¨®n de Anselmo Miguel Nieto. En definitiva, est¨¢ a medio camino entre el realismo y una vaga sofisticaci¨®n idealista y elegante, muy impregnada de literatura.
Digamos, finalmente, que Anselmo Miguel Nieto, junto a Garc¨ªa Benito y Aurelio Garc¨ªa Lesmes, forman el tr¨ªo protagonista del arte contempor¨¢neo vallisoletano, pero que tambi¨¦n es uno de nuestros mejores pintores a nivel nacional. La publicaci¨®n del excelente trabajo de Jos¨¦ Carlos Brasas, que consta de una biografia, valoraci¨®n art¨ªstica, cat¨¢logo y selecci¨®n antol¨®gica de cr¨ªticas, adem¨¢s de un buen elenco de reproducciones fotogr¨¢ficas, as¨ª lo demuestra. Esperemos, por consiguiente, que se aproveche la ocasi¨®n del centenario para la celebraci¨®n de la exposici¨®n que se merece.
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