Seis candidatos para recoger el 10% de los votos de los franceses
Michel Debr¨¦, ex primer ministro del general Charles de Gaulle, a los 69 a?os de edad contin¨²a siendo el arc¨¢ngel del gaullismo, el jerem¨ªas de todos los dolores del Estado, de la naci¨®n y de cada uno de los 54 millones de franceses. Su gran tragedia consiste en que ni es general, ni lanz¨® el llamamiento del 18 de junio, ni fund¨® la V Rep¨²blica. Y, sin embargo, cuando el lunes apareci¨® por primera vez en la televisi¨®n, en el marco de la campa?a oficial, cada uno de sus conciudadanos comprendi¨® que se encontraba ante un espectro del recuerdo del general.Debr¨¦ compite en esta campa?a para revivir ?una cierta idea de Francia? y para alertar a los franceses de que ?vivimos en guerra econ¨®mica?, y que s¨®lo ¨¦l es capaz de conducir al pueblo a la victoria. A pesar de su lema, ?Yo soy la verdad?, de su pasi¨®n y del fuego incandescente de sus fil¨ªpicas antitecnocr¨¢ticas, su juego en la escena electoral del momento beneficiar¨¢ a Giscard contra Chirac. A Debr¨¦ le apoyan los llamados barones del gaullismo, como Chaban Delmas y Guichard, todos ellos distanciados del alcalde de Par¨ªs y posibles colaboradores del actual presidente.
Garaud, disidente de Chirac
Marie France Garaud es la otra disidente del chiraquismo. Entre ella y Debr¨¦ podr¨ªan restarle a Chirac los votos que necesitar¨ªa este ¨²ltimo para figurar en la segunda ronda de la elecci¨®n presidencial. La llamada Richelieu con faldas de la V Rep¨²blica fue la mujer de la sombra de la presidencia de Georges Pompidou y, hasta hace dos a?os, de Chirac. Ella y Pierre Julliet formaron el t¨¢ndem brujo del gaullismo de despu¨¦s del general. Tras el semifracaso de Chirac de las elecciones europeas de 1979, el l¨ªder de la RPR se apart¨® de sus dos consejeros, y ahora, Garaud, 48 a?os de edad, ?la mujer m¨¢s poderosa de Francia? en sus tiempos de consejera de Pompidou, ha decidido batallar p¨²blicamente contra ?el hegemonismo sovi¨¦tico?, su obsesi¨®n, y contra la falta de voluntad pol¨ªtica en la cabeza del Estado.
Lalonde, el ecologista
Brice Lalonde tiene 35 a?os y pinta de platillo volante extraviado en el planeta Tierra. Es el candidato ecologista. Seg¨²n sus explicaciones fundamentales al inicio de la campa?a, el ecologismo, en un primer tiempo, significaba s¨®lo la defensa de la naturaleza.Hoy el ecologismo ?es un proyecto de sociedad? que ofrece soluci¨®n a todos los problemas de la era posindustrial. De los otros nueve candidatos, cinco se declaran de izquierdas y cuatro de derechas. Lalonde rechaza las dos nociones. El y su movimiento ecologista, Los Amigos de la Tierra, son ecologistas, sin m¨¢s. A pesar de la complejidad del mundo presente, Lalonde no quiere saber nada de los partidos tradicionales, ni de sus programas, ni de su funcionamiento. Todo este lenguaje es extranjero para su proyecto global de sociedad ecologista. Su mensaje puede resumirse diciendo que desea reconciliar los sue?os con la vida. Cuando en las emisiones, en los debates o en la calle le hablan de cifras y de productividad, Lalonde repite siempre el mismo desaf¨ªo: ?P¨ªnteme usted un cordero?.
Arlette, trotskista de lujo
Arlette Laguiller la trotskista de la campa?a electoral francesa. En 1974 ya se present¨® a las elecciones presidenciales y, desde entonces, se ha convertido en una especie de lujo del obrerismo franc¨¦s de la era de los microprocesadores. Los franceses la llaman cari?osamente ?nuestra Arlette nacional?. Tiene 41 a?os, est¨¢ soltera y explica: ?Como no tengo marido ni hijos, puedo testimoniar en favor de una sociedad sin polic¨ªa y sin lucha por el provecho?.Arlette, como se la llama familiarmente, trabaja desde siempre en el segundo monstruo de la banca francesa, Le Cr¨¦dit Lyonnais, y hoy, como en 1974, cuando consigui¨® el 2,35% de los sufragios, lo que desea es que se escuche ?la voz de los trabajadores?, sin m¨¢s, porque ella no cree en el valor del bolet¨ªn de voto para cambiar la sociedad: ?Eso?, dice, ?es continuar en el mismo sistema de la burgues¨ªa y aceptar su pol¨ªtica?.
Crepeau, radical de izquierda
Michel Crepeau, cincuenta a?os, es el presidente del Movimiento de los Radicales de Izquierdas. Es diputado y alcalde de La Rochelle, y se pretende el candidato del ?buen sentido provincial contra la tecnocracia parisiense?. Los lenguaraces, ante este radical de la mejor cepa gala, aseguran que Crepeau, con ese uno y pico por ciento de votos que le anticipan los sondeos de la opini¨®n p¨²blica, lo que pretende con sus exhibiciones radiotelevisadas es garantizar su reelecci¨®n a nivel local y departamental, en tanto que alcalde y diputado. De todas maneras, ¨¦l se manifiesta pr¨®ximo a las ideas del ex candidato socialista Michel Rocard y ya le ha prometido a Mitterrand que en la segunda vuelta votar¨¢ por ¨¦l.
Bouchardeau, autogestionaria
Huguette Bouchardeau es la m¨¢s novata de todos los candidatos a la elecci¨®n presidencial. Es una madre de familia, profesora de Filosof¨ªa, militante pol¨ªtica y feminista desde sus tiempos m¨¢s j¨®venes, y secretaria general del Partido Socialista Unificado (PSU), ese partido minoritario franc¨¦s de intelectuales de izquierdas que tambi¨¦n propuls¨® a Rocard hacia el gran p¨²blico. Bouchardeau propone ?una izquierda no comunista? fundada en la autogesti¨®n.Pero, aunque no se presenta a esta elecci¨®n como la portavoz de las mujeres, o en su nombre, s¨ª lo hace en tanto que mujer y para hablar, preferentemente, de sus problemas. Cuando el lunes apareci¨® por primera vez en las pantallas de televisi¨®n, los franceses descubrieron a una se?ora expresiva, persuasiva, apasionada, que al final de la primera ronda, seguramente, habr¨¢ aureolado su nombre con una imagen nacional.
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