Sartre, un a?o despu¨¦s

Hace un a?o mor¨ªa, repentina, ya que no inesperadamente, el escritor y fil¨®sofo franc¨¦s Jean Paul Sartre. Casi totalmente ciego, imposibilitado de escribir, rodeado de una peque?a corte de izquierdistas sin izquierda, el maestro de casi tres generaciones de j¨®venes occidentales ca¨ªa irremediablemente en el silencio que ya hac¨ªa m¨¢s de un lustro que le envolv¨ªa. ?Saldr¨¢ alguna vez de ¨¦l?Los despachos de agencia se?alan que ni siquiera la Prensa de Par¨ªs -exceptuando Le Matin- se ha hecho eco de la efem¨¦ride. En Espa?a, la revista Camp de l'Arpa le acaba de dedicar un n¨²mero monogr¨¢fico. Por su parte, ni siquiera su nombre destaca en la encuesta que recientemente dedic¨® el mensual Lire -m¨¢s consumista que cultural, todo hay que decirlo- a los intelectuales franceses m¨¢s influyentes hoy en el mundo. Los triunfadores de la misma fueron Claude L¨¦vi-Strauss, Raymond Aron y Michel Foucault.

Jean Paul Sartre fue el ¨²ltimo racionalista de Occidente, o al menos el ¨²ltimo que intent¨® racionalizarlo todo. Hoy vivimos tiempos m¨¢s arriesgados, sufrimos los embates del misterio, del irracionalismo, de los mitos de un d¨ªa y el milenario que se acerca. Las sociedades se difuminan, se desvertebran, se fabrican mitos para que sean r¨¢pidamente consumidos, triunfan las marginaciones y se olvida al individuo y lo particular. El arte se formaliza, la aventura es m¨¢s un cuento que un riesgo, y las l¨¢grimas de un ni?o va no valen La n¨¢usea.