El montaje de Lluis Pasqual de "La hija del aire", de Calder¨®n, ser¨¢ estrenado en Sevilla
La puesta en escena describe las claves dram¨¢ticas del verso barroco
El director esc¨¦nico Lluis Pasqual trabaja en los ¨²ltimos ensayos de La hija del aire, de Calder¨®n de la Barca, una ?tragedia cristiana?, seg¨²n su adaptador, Francisco Ruiz Ram¨®n, que se estrenar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 24 en el teatro Lope de Vega, de Sevilla, dentro de la pr¨®xima temporada con este montaje en el Mar¨ªa Guerrero y con La vida es sue?o, interpretado y dirigido por Jos¨¦ Luis G¨®mez, en el Bellas Artes.
La conmemoraci¨®n del tercer centenario de la muerte de Calder¨®n (1600-1681) ocupar¨¢ el escenario del teatro Espa?ol, despu¨¦s de Semana Santa, con el estreno de El gal¨¢n fantasma, una comedia de enredo, dirigida por Jos¨¦ Luis Alonso, pr¨¢cticamente desconocida, s¨®lo representada en la Corte, en 1635. Con este montaje finaliza el contrato de Jos¨¦ Luis Alonso como director art¨ªstico del Espa?ol.La hija del aire se pondr¨¢ tambi¨¦n, en una primera gira, en Zaragoza y Barcelona, entre otras ciudades, para abrir la temporada, en septiembre, en Madrid. Forman la compa?¨ªa 26 actores y m¨²sicos, entre los que figuran Ana Bel¨¦n, Carlos Lemos, Francisco Algora y Francisco Casares. En el equipo art¨ªstico est¨¢ Fabi¨¢ Puigserver, como escen¨®grafo, y Lluis Pasqual, veintiocho a?os, perteneciente al colectivo del Teatro Lliure, de Barcelona, como director esc¨¦nico.
El drama La hija del aire (1636) es una de las obras m¨¢s desconocidas de Calder¨®n, no se representa desde hace dos siglos y los especialistas no la han analizado hasta ¨¦poca reciente. Por el contrario, La vida es sue?o (1635) es un drama universal. Para Lluis Pasqual, las dos obras son como el molde y el contramolde de un mismo pensamiento del autor; como ejemplo teatral, Segismundo (La vida es sue?o) ser¨ªa Hamlet, como forma de conocimiento humano a trav¨¦s de la raz¨®n, y Sem¨ªramis (La hija del aire) ser¨ªa Macbeth, una incursi¨®n en el camino del mal. ?Calder¨®n, como hombre de teatro y para evitar las censuras, hace la estrategia de situar este camino del mal en un contexto pagano. Es curioso que ese camino a trav¨¦s del mal lo haga vali¨¦ndose de un personaje femenino porque entra dentro de la imagen que identifica el mal con la mujer y entronca con el esp¨ªritu de tragedia griega?.
Pasqual llama la atenci¨®n sobre La hija del aire, una obra que entusiasm¨® a Goethe y a Wagner por su grandiosidad tr¨¢gica y por la utilizaci¨®n de los convencionalismos del teatro barroco. ?Calder¨®n es el ¨²nico cl¨¢sico tan grande como Shakespeare. La opci¨®n de nuestro montaje es encontrar la ra¨ªz de la convenci¨®n en su teatro, porque es lo que acerca a una sensibilidad contempor¨¢nea. En un tanto por ciento muy elevado se encuentra en ¨¦l verso; intentamos descubrir las claves dram¨¢ticas que mete en el verso y respetar al m¨¢ximo la musicalidad del verso barroco. La poes¨ªa tiene un efecto m¨¢gico sobre el p¨²blico, y eso est¨¢ en los versos de Calder¨®n. Tambi¨¦n est¨¢ dispuesto a aceptar cualquier convenci¨®n que se le proponga y el verso es una gran convenci¨®n mientras lo sepamos hacer. Es una apuesta del montaje, ya que no se puede recuperar en dos meses una tradici¨®n de trescientos anos perdida?.
Libertad para tratar al cl¨¢sico
Lluis Pasqual opina que los cl¨¢sicos, dentro de la diversidad y validez de su obra, ofrecen la posibilidad de escoger lo que est¨¦ m¨¢s cerca de la sensibilidad contempor¨¢nea, y defiende, como director teatral, ?la absoluta libertad de tratamiento y de concepci¨®n de Calder¨®n?. En cuanto al aspecto ideol¨®gico del dramaturgo, dice, nos han presentado a un Calder¨®n defensor absoluto de unos poderes reales y representante de una ideolog¨ªa contrarreformista. ?No niego que exista este Calder¨®n, pero tambi¨¦n Moli¨¨re era protegido del rey, no se atrev¨ªa a tocarlo, y los franceses nos han contado muy bien que en Moli¨¨re hab¨ªa un punto de vista cr¨ªtico. Creo que hay una parcela grande en Calder¨®n de iron¨ªa y de amargura muy profunda que est¨¢ a¨²n por descubrir y que, para nosotros, es evidente en La hija del aire, sin que se tenga que forzar su propia po¨¦tica?.El director esc¨¦nico expone los temas de La hija del aire con dos partes muy distintas que parecen obras distintas. ?La primera parte es como el origen del mal, un poco la par¨¢bola del buen salvaje, y c¨®mo la relaci¨®n entre los seres humanos produce ese mal, que se podr¨ªa sintetizar en la palabra ambici¨®n. La segunda parte es ya la tragedia del poder. La ambici¨®n ha llevado a detentar el poder y es como una radiograf¨ªa de los refinados procedimientos que tiene el poder para cambiar de imagen y seguir siendo el mismo. En toda la obra domina un tema de teatro barroco, la tensi¨®n entre el amor y la guerra; el amor personifica los impulsos instintivos del hombre, y el campo de batalla, el camino del hombre hacia la muerte?.
El teatro como un juego
La l¨ªnea est¨¦tica del espect¨¢culo, seg¨²n Lluis Pasqual, se apoya en lo sint¨¦tico del espacio en el teatro barroco y en una concepci¨®n l¨²dica. ?La escenograf¨ªa se basa en una rampa desde el fondo del escenario para invadir el patio de butacas; representa los or¨ªgenes del hombre y su paso por el mundo, que es la par¨¢bola que siempre cuenta el teatro barroco. Este espacio conduce al espectador a una concepci¨®n del teatro como un juego. Toda la maquinaria est¨¢ a la vista y los m¨²sicos act¨²an en directo, sin olvidar que estamos asistiendo a una representaci¨®n de teatro, lo que Ronconi llama ?un rito perdido?. La primera parte de La hija del aire est¨¢ planteada como una obra de Calder¨®n, la acci¨®n transcurre en Asiria, como en el texto, en un mundo m¨¢s primitivo; la segunda parte es como una obra ?sobre Calder¨®n, en un contexto del XVII m¨¢s espa?ol?.A?ade que Francisco Ruiz Ram¨®n ?ha hecho un buen trabajo de adaptaci¨®n, reduciendo la extensi¨®n del texto?. ?No hay que olvidar que para lo que nosotros tiene de m¨ªstico asistir a una funci¨®n de teatro, en el siglo XVII era una fiesta, donde no exist¨ªa la oscuridad ni siquiera la obligaci¨®n de guardar silencio. La mentalidad del hombre contempor¨¢neo es m¨¢s receptiva y sint¨¦tica?.
Babelia
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