La ocasi¨®n hist¨®rica de Calvo Sotelo
Se han garrapateado folios y folios en torno al gran tema de la transici¨®n pol¨ªtica espa?ola, que no es, como pudiera pensarse, la consecuci¨®n de una democracia fuerte, sino el tambaleo de una democracia acosada que desemboc¨® en el golpe del pasado,23 de febrero. La peor imagen que puede imaginarse para una democracia es la del teniente coronel Tejero dirigi¨¦ndose, pistola en mano, a un hemiciclo atemorizado y silencioso. La reforma plantada por Adolfo Su¨¢rez, dio, como final, ese espect¨¢culo tremendo de los guardias civiles en el palacio que alberga la primera instituci¨®n democr¨¢tica, tanques en las calles de la tercera ciudad de Espa?a y confusi¨®n, temor, resignaci¨®n y, en todo caso, petrificada actitud de la mayor¨ªa de los espa?oles de este o el otro color pol¨ªtico. La reforma hab¨ªa terminado. ?Qu¨¦ mayor fracaso para una reforma que concluir en una intentona militar?La reforma ha muerto, y los pol¨ªticos tenemos la responsabilidad, el reto, de seguir adelante para que el fin de una v¨ªa reformista, que Adolfo Su¨¢rez no logr¨® sacar de las nebulosas de las promesas, no suponga la desesperanza y, al cabo, el fin de la democracia.
Leopoldo Calvo Sotelo en la cabecera del banco azul supone un margen de confianza. Aporta a la pol¨ªtica de este pa¨ªs -demasiado fr¨ªvola, d¨¦bil, m¨¢s llena de majeza que de buen sentido en los ¨²ltimos tiempos- la v¨ªa de la serenidad y peso espec¨ªfico que precisaba. Pero un ¨ªndice de intenciones, de composturas, de buenos modos y usos pol¨ªticos no son suficiente equipaje para alzar la maltrecha esperanza de los espa?oles. Se hace necesario que a esa nueva forma de gobernar el barco corresponda una nueva tripulaci¨®n; de otro modo, la singladura resultar¨¢ viciada. Acaso uno de los principales vicios de la gobernaci¨®n en la etapa de Adolfo Su¨¢rez fuesen las contradicciones internas de su partido. En esas mismas contradicciones se asienta el Gabinete de Calvo Sotelo, formado por quienes dif¨ªcilmente pueden mover la ilusi¨®n de cambio de los sufridos espa?oles.
?Qu¨¦ posibilidad real tiene un programa conservador, y al tiempo liberal, en lo econ¨®mico, bajo la batuta de la socialdemocracia de UCD? ?C¨®mo puede entenderse un impulso cierto a la lucha antiterror¨ªsta, por muchas medidas que se acuerden, si la titularidad del Ministerio del Interior no ha variado? ?Qu¨¦ replanteamiento -necesario- van a encontrar las autonom¨ªas de la mano del ministro que personalmente m¨¢s cooper¨® en el apuntalamiento del actual caos? Son algunas, entre tantas, de las contradicciones del partido en el Gobierno.. El talante pol¨ªtico, el peso, del presidente del Ejecutivo son indudables; no as¨ª la f¨®rmula que ha entendido v¨¢lida a la hora de perge?ar su equipo. Cuando Calvo Sotelo aparece como una persona capaz de ampliar el centro, de responder a la demanda de una mayor¨ªa ideol¨®gica estable, cae en las mara?as menores que patentizaron la f¨®rmula Su¨¢rez, y que se derrumbaron el 23 de febrero. De igual manera que la reforma de Necker, en Francia, termin¨® con la toma de la Bastilla. en g¨¦nero menor, el reformismo de ese centro-izquierda-derechaoportunista que arbitr¨®, Adolfo Su¨¢rez fue a estrellarse en el ??Todos al suelo!? del teniente coronel Tejero. Todo intento de recuperaci¨®n de tal f¨®rmula pol¨ªtica acelerar¨¢ la muerte del enfermo, que no es otro que este pa¨ªs atribulado.
No existen, claro, remedios milagrosos, pero es preciso encontrar la posibilidad de devolver la confianza al pueblo, desencantado a fuerza de errores y desprop¨®sitos. Esa posibilidad no pasa por los hombres gastados en la transici¨®n ni por las f¨®rmulas pol¨ªticas que quedaron viejas acaso, y es triste, porque nacieron viejas, s¨®lo asentadas en el oportunismo y la desgana.
La transici¨®n no ha sido otra cosa que un ejercicio de carterismo pol¨ªtico, en donde se han ensayado resortes ideol¨®gicos enunciados certeramente, pero interpretados mal por quienes intentaban ponerlos en pr¨¢ctica. Desde la reforma pol¨ªtica a la mayor¨ªa ideol¨®gica, un pol¨ªtico tesonero, Manuel Fraga, enunci¨® un camino posible de estabilidad razonable para este pa¨ªs. Pero desde la reforma pol¨ªtica -interpretada a su modo por Carlos Ar¨ªas en el esp¨ªritu del 12 de febrero- a la mayor¨ªa ideol¨®gica -intento al que no es ajeno el propio presidente Calvo Sotelo-, sin olvidar el centro -del que se apropi¨® Su¨¢rez-, Manuel Fraga no ha tenido suerte y ha asistido a la rapi?a de sus programas, a Fraga le ocurre lo que le ocurri¨® a Maura: todos coinciden en que sus propuestas son razonables y acertadas, pero prefieren que esas propuestas las aplique cualquiera menos ¨¦l, aunque sean con notable retraso y con el consiguiente perjuicio. Ese bandolerismo pol¨ªtico trae aromas de nuestro XIX, en el que no faltaron figurones junto a personalida¨¢es de val¨ªa.
La mayor¨ªa ideol¨®gica, democr¨¢tica, reformista y progresiva, asumida por muchos espa?oles como ant¨ªdoto contra el absentismo, el desencanto, el desmadre y el desprop¨®sito, es, en definitiva, la mayor¨ªa que desea para gobernar holgadamente el presidente Calvo Sotelo. UCD, con sus viejas pugnas internas, sus pecados originales de coalici¨®n electoral venida a m¨¢s, sus contradicciones, sus promesas no cumplidas, sus responsabilidades en esta transici¨®n mal hecha, ya no tiene sentido. La f¨®rmula UCD ya no sirve. Ni siquiera sirvi¨® a Adolfo Su¨¢rez, que tir¨® la toalla.
Conocemos el nuevo rumbo y aplaudimos al nuevo timonel, pero la singladura no ser¨¢ posible sin un buen equipo de navegantes capaz de tranquilizar e ilusionar al pasaje. De no afrontar esa realidad, nos encontraremos con otro barco, otro rumbo, otro timonel y otra singladura. Y, al final, las lamentaciones.
Gabriel Camu?as Solis es vicepresidente de Alianza Popular.
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