Persisten las presiones de Washington para que Argentina se al¨ªe m¨¢s estrechamente con EE UU
La reciente visita a Buenos Aires del jefe del Estado Mayor General del Ej¨¦rcito norteamericano, general Edward Meyer, a la que se une en estos d¨ªas la del jefe del Estado-Mayor del Ej¨¦rcito del Aire, general Richard Ingram, ha servido para poner de manifiesto abiertas discrepancias entre las fuerzas armadas y el Gobierno a la hora de definir las nuevas fidelidades de la pol¨ªtica exterior de Argentina.
Algunos comentaristas, a quienes la revista confidencial Fuente Reservada califica de ?demasiado suspicaces?, entienden que estas visitas han venido a profundizar las contradicciones de la pol¨ªtica argentina.Dicho semanario, de circulaci¨®n restringida, subraya en su ¨²ltimo n¨²mero que la informaci¨®n oficial de que Meyer dialog¨® con el jefe del Ej¨¦rcito de Tierra de Argentina, general Leopoldo Galtieri, acerca de ?la situaci¨®n creada por la ofensiva marxista en el continente ?, coincide con lo afirmado no hace mucho por el general Alfredo Saint-Jean, secretario general de la Presidencia -considerado un halc¨®n-, sobre la posibilidad de que Argentina asuma un papel activo en apoyode la Junta C¨ªvico-Militar salvadore?a. Esta hip¨®tesis - fue descartada posteriormente por el propio presidente Roberto Viola en su viaje a Estados Unidos, en el que se entrevist¨® con el presidente Ronald Reagan.
La visita de Meyer se inscribe, evidentemente, dentro de un claro intento de la Administraci¨®n Reagan de recomponer las deterioradas relaciones con Argentina, siempre y cuando los militares accedan a revisar ciertas posiciones asumidas en los tiempos dif¨ªciles del Gobierno de James Carter, que favorecieron el estrechamiento -para muchos obligado- de las relaciones con la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
En esa ¨¦poca, Argentina se neg¨® a plegarse al boicoteo sobre la venta de cereales decretado por el Gobierno de Carter contra la URSS en represalia por la invasi¨®n militar sovi¨¦tica de Afganist¨¢n, y, con siguientemente, Mosc¨² increment¨® sus compras de granos a Argentina.
Tambi¨¦n durante el Gobierno de Carter se vot¨® la enmienda Humphrey-Kennedy, que limita la venta de armamento norteamericano a Argentina, y una comisi¨®n de la Organizaci¨®n de Estados Americanos (OEA) que por aquel entonces estuvo aqu¨ª investigando la vidriosa cuesti¨®n de los derechos humanos emiti¨® un informe considerado ?negativo? por el poderoso vecino del Norte.
Ahora, vastos sectores del Ej¨¦rcito argentino coinciden en se?alar que el camino que ensaya Ronald Reagan merece la reciprocidad argentina y el lento reencuadramiento de Estados Unidos dentro del sistema hemisf¨¦rico para combatir al enemigo com¨²n, con la consiguiente relativizaci¨®n del estrechamiento de lazos con la URSS.
Oposici¨®n gubernamental
Fuente Reservada y otras fuentes no tan confidenciales opinan que Viola deber¨ªa revisar globalmente la pol¨ªtica exterior argentina desarrollada en los ¨²ltimos cinco a?os, es decir, desde que los militares est¨¢n en el poder, lo que, al parecer, no est¨¢ bien visto en la Casa Rosada -palacio del Gobierno-, donde se sufrir¨ªan las consecuencias pol¨ªticas y econ¨®micas de un vuelco ?occidentalista?.En ese sentido, cabe resaltar que en c¨ªrculos castrenses se examinaron declaraciones del ex presidente de Brasil Janio Quadros acerca de las causas.de su re,nuncia y de la casi inmediata destituci¨®n entonces del presidente argentino Arturo Frondizi. El ex mandatario brasile?o explic¨® que ¨¦l y Frondizi hab¨ªan manejado una actitud independiente de Washington en el tema cubano y que ello fue la causa principal de los problemas que se les plantearon.
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