La herencia de la Ilustraci¨®n, discutida en el Congreso de Fil¨®sofos J¨®venes
Al t¨¦rmino de la segunda jornada del XVIII Congreso de Fil¨®sofos J¨®venes, que hoy se clausura en C¨®rdoba, puede ya colegirse que el futuro de la filosof¨ªa se enfrenta con una operaci¨®n contable: la de hacer balance del pasado y de ?lo que nos est¨¢ pasando?, seg¨²n los organizadores.
Sintom¨¢tico de ello es la revisi¨®n de la Ilustraci¨®n, de cuyo movimiento los fil¨®sofos dialogantes en C¨®rdoba se reconocen como hijos esp¨²reos, puesto que, a la vez, la heredan y traicionan. Hay coincidencia de que con la Ilustraci¨®n, en el siglo XVIII se estaba jugando nuestra gran herencia. Hoy, los ¨²ltimos continuadores de la Ilustraci¨®n (Escuela de Francfort, pensadores marxistas o posestalinistas) han llegado a radicales insatisfacciones.En C¨®rdoba se est¨¢n haciendo proposiciones alternativas para superar esta situaci¨®n. La reivindicac¨ª¨®n del mito, la idea de la diferencia y la de la resistencia, a pesar de su car¨¢cter de pensamientos a¨²n provisionales, constatan esta exploraci¨®n multidireccional, desde una base com¨²n de desilusi¨®n e increencia. La ant¨ªtesis es clara: creencia frente a escepticismo. Los fil¨®sofos pugnan por salir de esta ant¨ªtesis, especialmente los ¨¦ticos, desde la convicci¨®n de que la resistencia pasiva tampoco conduce a nada. En suma, adoptan una critica radical a ?lo que no es cre¨ªble? y a la vez inician la b¨²squeda de caminos.
Esta salida podr¨ªa desembocar en un tipo de pensamiento aparentemente menor, pero veros¨ªmil. Y ello porque, al no ser ya asumible una gran ¨¦tica kantiana, con su total explicaci¨®n social y pol¨ªtica, se adoptan soluciones parciales. Con Adorno, a falta de magna ¨¦tica, asumen m¨ªnima moralia. Estas moralidades (mito diferencia, resistencia) todav¨ªa emergentes, parecen conformar el pensamiento dominante en el XVIII Congreso de J¨®venes Fil¨®sofos.
La resistencia y el gozo
El profesor Carlos Thiebaut de la Universidad Aut¨®noma madrile?a, analiz¨® ayer el tema Progreso moral y pesimismo en t¨¦rminos ilustrados, desde cuya pauta delat¨® la provocaci¨®n de una relativa desaz¨®n moral. Fundament¨® la ponencia en dos polos, Kant y Rousseau, y en la respectiva lectura actual de sus pensamientos.Con los ilustrados, la explicaci¨®n del destino del g¨¦nero humano, de su progreso moral, se realiza reconstruyendo hipot¨¦ticamente la historia de la humanidad. Hoy, el fil¨®sofo no se plantea esta universalidad, sino que act¨²a desde la postulaci¨®n de ideales morales deseables. Kant y Rousseau basan el progreso moral en un concepto, el de naturaleza humana, totalizador, hoy no admisible. Igual ocurre con el concepto de raz¨®n. Los ilustrados piensan el progreso moral en un continuo entre raz¨®n y voluntad. Kant somete la buena voluntad a la raz¨®n y en Rousseau aqu¨¦lla equivale a la raz¨®n reconstruible. Los fil¨®sofos de hoy no aceptan que la voluntad de rehacer marcos de convivencia, de encontrar significados a la existencia humana, se genere al lado de la raz¨®n.
Los artilugios de la raz¨®n son insuficientes para sostener nuestra propia voluntad. Los ilustrados articularon estos conceptos (raz¨®n, naturaleza, progreso) con la construcci¨®n de un artificio: el contrato social, o sea, en una forma de repensar una nueva humanidad con su proyecto emancipatorio y educativo. Quebrado para nosotros, los occidentales, el proyecto educativo, los artilugios contractualistas que ejerce la filosof¨ªa moral contempor¨¢nea (existe una recurrencia al contrato como marco de entendimiento) no nos dotan de una nueva perspectiva, sino que significan resistencia, refugio. El contrato social fue para los ilustrados un avance; para el hombre de hoy es la ¨²ltima barrera, el ¨²ltimo refugio de la racionalidad de la moral. Desde esta perspectiva, el quehacer moral y pol¨ªtico, concluy¨® el profesor Thiebaut, se efect¨²a fundamentalmente como resistencia. Resistencia que es moral que ensue?a, que construye artificios cuyo contenido es ¨¦tico.
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