Mugabe mantiene en Zimbabue un sistema a medio camino entre el socialismo y el capitalismo
Emparedado entre el racismo blanco de Sur¨¢frica, de una parte, y la ineficacia probada de los reg¨ªmenes marxistas de sus vecinos africanos, por otra, Robert Gabriel Mugabe, primer ministro y l¨ªder indiscutible de Zimbabue, ha optado por conducir a su pa¨ªs por una tercera v¨ªa, en la que conviven indistintamente socialismo, capitalismo y una cierta dosis de humanismo cristiano.
Socialismo porque, aparte de las creencias ideol¨®gicas de Mugabe, la direcci¨®n econ¨®mica de la antigua Rhodesia es enteramente socialista. Capitalismo porque, a pesar de esa direcci¨®n, el comercio y la industria, y sobre todo la agricultura, siguen en manos privadas. Y por ¨²ltimo, humanismo cristiano, porque la doctrina de reconciliaci¨®n nacional que lleva a cabo el primer ministro est¨¢ impregnada de las ense?anzas del evangelio. No en vano, Mugabe fue educado en la misi¨®n de los jesuitas en Kutama, y siempre ha mantenido que la Iglesia cat¨®lica fue la primera que le ense?¨® la igualdad de todos los hombres, sin distinci¨®n de razas.Con esta extra?a mezcla de pol¨ªticas contradictorias, Zimbabue ha entrado en su segundo a?o como naci¨®n independiente, un a?o que, en opini¨®n de propios y extra?os, ser¨¢ clave para su consolidaci¨®n como naci¨®n pr¨®spera y estable. En este pa¨ªs todos est¨¢n de acuerdo con que los problemas a los que tendr¨¢ que enfrentarse el Gobierno de Salisbury en los pr¨®ximos doce meses ser¨¢n de ¨ªndole econ¨®mica, motivados, por una parte, por la dependencia de este pa¨ªs hacia Sur¨¢frica, y por otra, por la continua emigraci¨®n de los residentes blancos, principalmente funcionarios y t¨¦cnicos, hacia otras partes del mundo anglosaj¨®n.
La poblaci¨®n blanca, que durante la primera parte del r¨¦gimen de Ian Smith lleg¨® a contar' con 230.000 almas, descendi¨® hasta las 200.000 como consecuencia de la guerra civil. En la actualidad, aunque no hay estad¨ªsticas fiables, no sobrepasan los 180.000-190.000 habitantes, con una curva descendente estimada en unas mil emigraciones al mes.
Esto est¨¢ creando situaciones a veces dram¨¢ticas, por la inexistencia de t¨¦cnicos cualificados. Por ejemplo, en la oficina de correos s¨®lo queda un t¨¦cnico blanco para atender las necesidades del centro de transmisi¨®n de Prensa, y este t¨¦cnico abandonar¨¢ Zimbabue a finales de mayo. Los anuncios en el ¨²nico diario de la ma?ana de Salisbury, el Herald, en demanda de t¨¦cnicos son incesantes. El Departamento de Hacienda requiere catorce inspectores de la renta; el de Industria, otros tantos para el control de calidad, y as¨ª sucesivamente.
Contra esta marea de abandonos, contrarrestada por la fe en el futuro de Zimbabue de agricultores y ganaderos, se ha alzado un hombre verdaderamente notable que est¨¢ dispuesto a disputar a Ian Smith el liderazgo de la minor¨ªa blanca, que no hay que olvidar cuenta, de acuerdo con la Constituci¨®n, con veinte esca?os en la C¨¢mara baja. El hombre, Andr¨¦ Holland, 48 a?os, casado y con tres hijos, de profesi¨®n granjero, acaba de dimitir de su esca?o como diputado del Rhodesian Front de Smith y ha fundado un nuevo partido, el New Democratic Party. La filosof¨ªa del nuevo partido democr¨¢tico es colaborar con el Gobierno, en lugar de empe?arse en enfrentarse a ¨¦l, como ha sido la t¨®nica de la formaci¨®n de Smith desde la independencia.
?Soy rodesiano de quinta generaci¨®n?, nos declar¨® Holland, en realidad m¨¢s antiguo en este pa¨ªs que la tribu. Ndebele (la de Joshua Nkonio, que lleg¨® de Sur¨¢frica). ?Pero Rhodesia pertenece al pasado y es historia; nada ni nadie va a restablecer la antigua situaci¨®n?, a?ade.
Holland se presentar¨¢ por su distrito a una nueva elecci¨®n parcial bajo la etiqueta de su nuevo partido y est¨¢ seguro de salir elegido ?porque mis votantes est¨¢n desencantados con la pol¨ªtica obstruccionista del Frente Rodesiano. No hay ninguna raz¨®n para no colaborar con el Gobierno, que est¨¢ llevando a cabo una verdadera pol¨ªtica de reconciliaci¨®n nacional. En este pa¨ªs no ha habido una situaci¨®n como en el Congo, ni como en Angola, ni como en Mozambique, ni como en el L¨ªbano. Despu¨¦s de un a?o tenemos paz, tranquilidad y prosperidad?.
Tremendos logros sociales
Para Holland, Ios logros de Zimbabue en su primer a?o de independencia han sido ?tremendos, casi milagrosos?, debidos principalmente a la pol¨ªtica de reconciliaci¨®n practicada por Mugabe -?imag¨ªnese que por las cuatrocientas o seiscientas bajas que tuvimos los blancos en los siete a?os de guerra, los negros tuvieron cerca de 30.000?-, a la fe de la comunidad occidental en el futuro de Mugabe, como se ha demostrado en la reciente Conferencia para el Desarrollo y Cooperaci¨®n de Zimbabue (Zimcord), y a la inteligente pol¨ªtica agraria desarrollada por el Gobierno.Lo que se necesita es mantener la confianza de los t¨¦cnicos blancos para que no abandonen el pa¨ªs, y eso s¨®lo se puede conseguir a trav¨¦s de una pol¨ªtica de cooperaci¨®n, y no de hostigamiento al Gobierno. Eso es lo que se propone Andr¨¦ Holland con la formaci¨®n del New Democratic Party, ? un partido que cuenta con el decidido apoyo del primer ministro R Obert Mugabe, que ve por primera vez una formaci¨®n pol¨ªtica blanca dispuesta a colaborar con su pol¨ªtica.
A Holland no le asusta el socialismo de Mugabe, a pesar de ser un notorio terrateniente. ?El primer ministro es un idealista, pero un idealista muy pr¨¢ctico?, asegura con buen humor.
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