Ceremonia de lectores y perros para "Charlas con Troylo"

Antonio Gala y su perro Troylo, muerto hace unos meses, protagonizaron el viernes pasado, en los jardines del Retiro, una curiosa ceremonia cultural y social. Con motivo de la presentaci¨®n de su libro Charlas con Troylo -que recopila los art¨ªculos publicados bajo el mismo t¨ªtulo en EL PAIS Semanal- Antonio Gala reuni¨® en torno a ¨¦l a los admiradores de su prosa y a los amantes de los perros.Un buen mont¨®n de gente se apretuja, con la vana pretensi¨®n de entrar, a las puertas de la antigua Casa de Fieras del Retiro. Los paseantes curiosos se paran, intentando saber de qu¨¦ se trata. As¨ª, a primera vista, parece que debe de ser una exposici¨®n canina mal organizada, porque muchos de los que empujan llevan un perro por la correa. Perros de lujo, de todos los tama?os y de casi todas las razas. El presidente de la Sociedad Protectora de Animales se abre paso. Pero no. No debe de ser eso, porque la mayor¨ªa de las caras est¨¢n muy tristes, y algunas decididamente llorosas. Quiz¨¢ se trate de un duelo. O del rodaje de una pel¨ªcula, porque ?no es aquella Estrellita Castro, y aquella otra Conchita Montes, y Charo Soriano, y aquel Luis Escobar? O a lo mejor es que dan algo, porque tambi¨¦n hay gente que hace cola delante de un puesto. De repente, a trav¨¦s de la masa llega la voz de Charo G¨®mez, de Radio Nacional -?ha significado para este pa¨ªs m¨¢s de lo que todo pensamos?-, dice. O sea que est¨¢n hablando de un famoso, y seg¨²n parece, de un famoso muerto. Y, sin duda, los deudos del difunto importante est¨¢n all¨ª, recibiendo el p¨¦same.

Y resulta que no. Que no era nada de eso, sino un acto cultural. Se presentaba un libro de Espasa-Calpe -Charlas con Troylo-. Pero Troylo era un perro y adem¨¢s -desgraciadamente- era y ya no es. Por eso estaban all¨ª sus elegantes cong¨¦neres, y por eso lloraban sin tapujos sus due?os. El que lo fue de Troylo, Antonio Gala, es tambi¨¦n, por supuesto, el autor del libro. Con aire sinceramente dolorido recibe los abrazos de los amigos de toda la vida y los achuchones de los desconocidos que quisieran dejar de serlo. Andr¨¦s Amor¨®s, prologuista del libro y profesor de literatura, advierte que ¨¦l no est¨¢ all¨ª para hablar de perros, sino de libros, y que Gala ha escrito el suyo con estilo perfecto y magistral. Luis Escobar cuenta las aventuras de una amiga suya que ten¨ªa una boa y viajaba con ella, y Jes¨²s Hermida pone el coraz¨®n de los oyentes en un pu?o, recordando que un d¨ªa Rodr¨ªguez de la Fuente le asegur¨® que si los perros no iban al cielo ¨¦l tampoco quer¨ªa ir.

Cuando le llega a Antonio Gala el turno de hablar se hace casi el silencio. Casi, porque los perros, angustiados entre el bosque de piernas, no paran de ladrar. Gala se dirige a Troylo, emocionado: ?Hemos pasado mucho tiempo sin vernos. Demasiado?, le dice. Luego, le llama ?compa?ero?, ?secretario? y ?llavero de mis ¨²ltimas caricias?. De mano en mano, por encima de las cabezas, le llegan dos cachorrillos de la misma raza teckel del que perdi¨®.