Negociaciones para acabar con la "econom¨ªa golfa"
Al mismo ritmo que se alejan las posibilidades de llegar a un pacto global inmediato sobre el empleo, por las distintas concepciones pol¨ªticas que de ¨¦l tienen las partes interesadas -Gobierno, patronal y sindicatos-se abre, todav¨ªa muy t¨ªmidamente, la idea de afrontar de una vez por todas un acuerdo superior cuya filosof¨ªa ser¨ªa la de iniciar un proceso de moralizaci¨®n de la vida econ¨®mica espa?ola. Se trata de acabar con la econom¨ªa golfa que aporta al PIB un 20% de su valor total.
As¨ª se terminar¨ªa con el pasotismo de tolerar los fraudes que a nivel empresarial y de los trabajadores se cometen en la Seguridad Social o en el seguro de desempleo, por poner dos ejemplos representativos.Las reuniones que se van a celebrar la pr¨®xima semana bilateralmente para afrontar el pacto global sobre el empleo son decisivas para reorientar -en un giro de 180 grados- las negociaciones o para olvidar de una vez por todas las expectativas abiertas el pasado 20 de marzo, cuando Calvo Sotelo cit¨® en el palacio de la Moncloa a sindicatos y patronal para buscar una concertaci¨®n contra el paro.
Las posiciones de los interlocutores no han variado mucho de las que se han ido exponiendo los ¨²ltimos d¨ªas, pero s¨ª se han precisado algunas, las m¨¢s nebulosas por su silencio, como, por ejemplo, la de la Confederaci¨®n Espa?ola de Organizaciones Empresariales, que en los ¨²ltimos siete d¨ªas celebr¨® dos reuniones de su comit¨¦ ejecutivo, sin que se filtrase con detalle lo acordado en ellas. Ayer mismo, tras una reuni¨®n con UGT, Jos¨¦ Mar¨ªa Cuevas, secretario general de la patronal, explic¨® en conferencia de Prensa el escepticismo de los empresarios ante el actual proceso de discusiones: ?Desde el 20 de marzo?, dijo Cuevas, ?lo que se ha abierto ha sido m¨¢s un proceso de discusi¨®n de intenciones y de posiciones ideol¨®gicas sobre la econom¨ªa y el empleo, que otra cosa?.
Estas palabras coinciden, con pocos matices, con las de las centrales sindicales expuestas en d¨ªas pasados, en el sentido de que o se cambia el sentido general de las negociaciones o se reproducir¨¢n las escenas de las c¨¦lebres jornadas de reflexi¨®n convocadas por Abril Martorell a finales de 1978, que fracasaron y tuvieron como ¨²nico resultado un decreto sobre limitaci¨®n salarial.
Incluso dentro de la misma Administraci¨®n hay personajes que no entienden c¨®mo se abri¨® esta negociaci¨®n con tales grados de abstracci¨®n, y, por tanto, con tantas posibilidades de fracaso, aumentando el grado de desencanto del m¨¢s de mill¨®n y medio de desempleados. Estas personas opinan que la iniciativa de Calvo Sotelo fue precipitada en la forma, y se debi¨® a su inter¨¦s de plasmar cuanto antes algunas de las promesas que hizo en el debate de investidura. ?En la investidura?, ha dicho un empresario de gran influencia en la CEOE, ?se produjo un contraste entre Calvo Sotelo y Felipe Gonz¨¢lez alrededor de los conceptos de di¨¢logo y de negociaci¨®n, que no qued¨® claro. La intervenci¨®n de Tejero rubric¨® ese contraste, y el resultado ha sido esta negociaci¨®n et¨¦rea, m¨¢s de principios que de resultados tangibles?.
La Administraci¨®n pretendi¨® paliar algo de esta abstracci¨®n aportando un peque?o documento con algunas cifras, m¨¢s voluntaristas que rigurosas, y que fueron interpretadas como una agresi¨®n a la autonom¨ªa de las partes por los interlocutores. La filosof¨ªa del documento era el intercambio de m¨¢s inversi¨®n p¨²blica a cuenta de una moderaci¨®n salarial, lo que fue considerado como absolutamente insuficiente por todos.
Un elemento m¨¢s que apoya la idea de que hasta ahora no ha habido m¨¢s que confrontaci¨®n ideol¨®gica sobre la pol¨ªtica econ¨®mica que cada uno (CEOE, UGT y CC OO) entiende que habr¨ªa que aplicar para arreglar el paro, es la negativa a plasmar los pocos o los muchos acuerdos a que se llegue, en un documento formal, seg¨²n informaba ayer Efe. As¨ª pues, todo sigue en un proceso de intenciones.
Moralizar la econom¨ªa
Sin embargo, y al margen de la negociaci¨®n sobre el paro, EL PAIS ha podido detectar un inicio de negociaciones -por ahora todav¨ªa subterr¨¢neo- para abordar una reforma estructural de la econom¨ªa espa?ola que supera la coyuntura de un pacto salarial para uno o dos a?os. Esta v¨ªa abierta entre patronal y sindicatos parte de la necesidad urgente de romper con la econom¨ªa golfa y con todas sus consecuencias. Esta econom¨ªa golfa, que no se plasma en papeles, que se basa en fraudes m¨¢s o menos importantes a la Seguridad Social o al seguro de desempleo, puede llegar, seg¨²n apreciaciones solventes, a ?aportar un 20% al producto interior bruto (PIB) de Espa?a?; es decir, un 20% de la econom¨ªa espa?ola estar¨ªa basada en la ?tolerancia dentro de la ilegalidad? y ser¨ªa una de las causas que frenan cualquier posibilidad de despegue, al margen de los picos de la coyuntura. Patronal y sindicatos estar¨ªan, en principio, de acuerdo en lanzar una campa?a efectiva para combatir el fraude empresarial y de los trabajadores en este campo, apoyando a la Administraci¨®n para que ¨¦sta crease nuevas figuras delictivas que penalizasen a los golfos, y adem¨¢s actualizase las que ya existen en la legislaci¨®n y son papel mojado. La entrada en vigor de una normativa efectiva habr¨ªa, eso s¨ª, de ser precedida de las amnist¨ªas correspondientes hasta ese momento, del mismo modo que ocurri¨® en el terreno fiscal cuando Fern¨¢ndez Ord¨®?ez plante¨® la reforma.A cambio de ese apoyo a la Administraci¨®n se exigir¨ªa de ¨¦sta que bajase los puntos de las cotizaciones a la Seguridad Social. Concretamente, en los primeros estudios que se est¨¢n haciendo sobre el tema se habla de cuatro puntos, de 40 a 36. Esta disminuci¨®n de los puntos se ver¨ªa compensada en los ingresos con las aportaciones de todos los que hasta ahora pertenec¨ªan al sector golfo de la econom¨ªa y que regularizar¨ªan su situaci¨®n.
De plasmarse en algo concreto esta lucha contra el fraude econ¨®mico general y a favor de la moralizaci¨®n, se ver¨ªan efectos inmediatos y directos sobre el empleo. As¨ª, un acuerdo pol¨ªtico de esta importancia complementar¨ªa un pacto global sobre el empleo m¨¢s riguroso que el que hasta ahora se ha llevado a trancas y barrancas. Por supuesto que la moralizaci¨®n de la econom¨ªa privada deber¨ªa ser paralela a la del sector p¨²blico, e incluso podr¨ªa ser el gran precedente para acometer la reforma de la Administraci¨®n, que tanto temen todos los partidos pol¨ªticos.
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