Empat¨® la Real y gan¨® el f¨²tbol
ENVIADO ESPECIALEl f¨²tbol espa?ol, que tantas miserias concentra por los intereses que mueve a su alrededor, fue, sin embargo, mucho m¨¢s que la Real Sociedad, el gran triunfador en la jornada final de la Liga n¨²mero 50. El empate del equipo donostiarra en el ¨²ltimo minuto dio el t¨ªtulo a un hist¨®rico perif¨¦rico, con lo que se acallaron las voces, la mayor¨ªa de ellas exageradas, sobre otros manejos. El Sp¨®rting de Gij¨®n, honrado hasta el m¨¢ximo, estuvo a punto de lograr el triunfo con una magn¨ªfica segunda parte, pero la Real sac¨® fuerzas de donde casi no ten¨ªa y alcanz¨® el empate que le bastaba.
El Sp¨®rting, con su mejor equipo -aunque siempre con su 4-4-2 por la ausencia del delantero centro Gomes-, comenz¨® con soltura en el ataque, a los cinco minutos, Arconada tuvo que lanzarse a los pies de Enzo Ferrero para evitar el gol. El campo, muy mojado por la lluvia ca¨ªda, no parec¨ªa afectarle. Sin embargo, todo fue un espejismo, pues el equipo m¨¢s asentado pas¨® a ser r¨¢pidamente la Real. Con mayor precisi¨®n en los pases, tanto en las combinaciones defensa-medio campo como en varios balones adelantados a la delantera, el cuadro de Ormaechea dio inmediatamente m¨¢s sensaci¨®n de aplomo. El penalti hecho por Maceda a L¨®pez Ufarte vino a confirmarlo.
La ventaja de un gol, que obligaba al Sp¨®rting a marcar dos para hacerle pasar apuros, permiti¨® afianzarse a¨²n m¨¢s a la Real. El partido no pod¨ªa pon¨¦rsele mejor, pues incluso daba carta blanca su 4-3-3, ambicioso a peligrosos contraataques. L¨®pez Ufarte parec¨ªa irse f¨¢cilmente de Redondo; Id¨ªgoras, pese a su torpeza, pero con gran tes¨®n, de Cundi, y, ya menos, Satr¨²stegui de Jim¨¦nez. En el medio campo, Zamora, pese al bache que tendr¨ªa en el segundo tiempo, hasta marcar el gol, superaba claramente a Joaqu¨ªn, Alonso a Ciriaco y Diego a Mesa.
Pero el planteamiento t¨¢ctico debi¨® cambiar a los veinte minutos, cuando se lesion¨® Cundi y fue sustituido por Oscar Ferrero. Ur¨ªa, otro hombre del medio campo, con el que se hab¨ªa emparejado Ola?zola, pas¨® a lateral para vigilar a Id¨ªgoras, mientras Olaizola baj¨® a su puesto habitual en la defensa. La entrada de un hombre de ataque en el equipo asturiano no produjo frutos inmediatos, pues la Real sigui¨® jugando con mayor precisi¨®n en los pases, y tanto el citado Olalzola como Celayeta ant¨¦ Erizo Ferrero, y G¨®rriz frente a Abel, no tuvieron dificultades para controlarlos. El Sp¨®rting, entre nervioso y apresurado, no sab¨ªa llevar balones m¨¢s que por el centro, y la Real se cerraba magn¨ªficamente, dejando siempre bien colocados hombres en su zona central para recoger los despejes. Su juego al primer toque, pese a la lluvia cada vez mayor, fue casi mod¨¦lico, pero con el eterno defecto del f¨²tbol espa?ol: la falta de tiro a puerta. En un campo tan resbaladizo, con lo que ello podr¨ªa suponer de peligro para blocar balones los porteros, pr¨¢cticamente nadie lo intent¨®. De ah¨ª que el gol del empate llegase tras un fallo defensivo realista, e incluso poco despu¨¦s Arconada tuviese que realizar una gran parada a cabezazo de Enzo Ferrero. Hab¨ªa sido el gol psicol¨®gico, y nada m¨¢s iniciarse la segunda parte, como anuncio del magn¨ªfico juego que iba a realizar el Sp¨®rting, vino el segundo. Ahora ya no se llevaba los rebotes la Real ni su precisi¨®n era la anterior. Joaqu¨ªn se impon¨ªa a Zamora, y Ur¨ªa, sobrado para controlar a Id¨ªgoras, iba a completar un estupendo partido. Al tener que abrirse el equipo donostiarra, su defensa dejaba ya muchos huecos, y el peligro del tercer gol pon¨ªa m¨¢s emoci¨®n a un juego ya de menos calidad por el l¨®gico mal estado del campo.
La Real pasaba entonces a depender del Madrid. De los 53 a los 69 minutos, con el 1-1 en Valladolid a¨²n ganaba el t¨ªtulo; pero, al marcar Santillana, ya no. Sin embargo, no pod¨ªa hacer ya grandes cosas, pues su centro de campo empez¨® a flaquear. S¨®lo ten¨ªa fuerzas para bombear balones sobre el ¨¢rea y esperar alg¨²n rebote favorable. Bakero no hizo mas que Id¨ªgoras, y Larra?aga apenas reforz¨® la zona central. Miera sac¨® incluso a Doria para defender el 2-1, pero casi por ¨¦l vendr¨ªa el gol decisivo. Al final, lo mismo que pod¨ªa no haber entrado, la Real empat¨® y gan¨® el t¨ªtulo con el coraz¨®n, en el ¨²ltimo minuto. Curiosamente, con las mismas armas tantas veces utilizadas por el Madrid.
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