Expectaci¨®n pol¨ªtica en Portugal ante la pr¨®xima visita de Calvo Sotelo
La visita privada que Leopoldo Calvo Sotelo realizar¨¢ este fin de semana a Portugal merece la mayor atenci¨®n de los medios pol¨ªticos portugueses, atentos a lo que se presenta como ?una nueva fase de las relaciones bilaterales?. El car¨¢cter estrictamente particular atribuido por Madrid a la primera visita del actual jefe de Gobierno espa?ol a Lisboa no resta importancia al acontecimiento.Tambi¨¦n la ¨²ltima visita de Su¨¢rez, en plena campa?a electoral portuguesa, tuvo un car¨¢cter ?meramente privado y de descanso?, lo que no impidi¨® su aprovechamiento pol¨ªtico.
Esta vez hay razones pol¨ªticas y pr¨¢cticas precisas para justificar la expectativa. Balsem?o y Calvo Sotelo est¨¢n empe?ados en continuar, con importantes innovaciones, las pol¨ªticas de sus predecesores, y algunas de estas innovaciones inciden precisamente sobre las relaciones bilaterales. Calvo Sotelo incluy¨® una referencia al desarrollo de las relaciones con Portugal en su programa de Gobierno, y Balsem?o acaba de lanzar la idea de encuentros peri¨®dicos y regulares, de ?fines de semana de descanso y trabajo?, entre los dos presidentes de Gobierno, eventualmente acompa?ados de miembros de sus Gabinetes.
La nueva diplomacia portuguesa, sobre todo en relaci¨®n a Africa y a los pa¨ªses ¨¢rabes, se aproxima mucho a la l¨ªnea pragm¨¢tica defendida por Madrid, y la nueva manera de encarar en Lisboa el tema de la integraci¨®n europea aten¨²a la anterior rivalidad para crear las condiciones de un ?esfuerzo concertado y convergente?, desde hace mucho preconizado por Madrid.
A nivel pr¨¢ctico, se reputa muy importante la reuni¨®n, la pr¨®xima semana, en Madrid, del consejo luso-espa?ol. Tema dominante, aunque no ¨²nico, de la reuni¨®n la negociaci¨®n del nuevo acuerdo pesquero, destinado a estar en vigor hasta la entrada de Portugal o Espa?a en el Mercado Com¨²n.
La experiencia del pasado pr¨®ximo ha demostrado la imposibilidad de llegar a un acuerdo a nivel puramente t¨¦cnico: la soluci¨®n tendr¨¢ que ser necesariamente pol¨ªtica. De ah¨ª la preocupaci¨®n de ambos Gobiernos de rodear las negociaciones de un clima de intensa cooperaci¨®n y de comprensi¨®n mutua. M¨¢s que nadie, los dirigentes portugueses son sensibles a los argumentos seg¨²n los cuales es preciso evitar a Espa?a los factores de crisis o de tensiones, a¨²n limitados, como el problema pesquero. Aqu¨ª tambi¨¦n el recuerdo del 23 de febrero juega a favor de las pretensiones espa?olas.
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