En lucha con la casta y el viento
Los tres debieron pasar la semana esperando con ilusi¨®n la tarde de ayer, en la que har¨ªan el paseillo nada menos que en la plaza de Las Ventas. So?ar¨ªan con novillos de clara embestida y con un tiempo primaveral, de vientos encalmados. Se encontraron con novillos encastados, alguno excesivamente pegajoso, que repet¨ªan incansables las embestidas y no deja ban colocarse. Se encontraron tambi¨¦n con un viento molesto, agitador de ca potes y muletas y que dejaba al descubierto las taleguillas.Eran demasiados inconvenientes para su inexperiencia. El p¨²blico, que era escaso y complaciente, lo supo entender y no les exigi¨® heroicas proezas. S¨®lo los banderilleros anduvieron remisos a la hora de ayudarles, con una inexplicable falta de compa?erismo. En el sexto novillo se desesperaba Montilla, corriendo tras el huido mansurr¨®n o intentando descabellarlo cuando ten¨ªa la cabeza en las nubes. Nadie se molestaba en echar un capote al suelo o en meter la pierna. S¨®lo Luis Redondo, en la brega del cuarto, y Joselito Calder¨®n, durante toda la lidia, supieron hacer honor al sentido de la colaboraci¨®n.
Plaza de Las Ventas
Novillos de Hermanos Torres de la Calle, chicos, con casta y genio. S¨®lo el sexto hizo cosas de manso. Manolo Gonz¨¢lez: un aviso y palmas. Silencio. Gitanillo Vega: palmas. Oreja. Montilla: dos avisos y silencio. En el sexto oy¨® los tres avisos y fue pitado. Presidi¨® acertadamente Manuel G. Conde.
Hemos visto a Manolo Gonz¨¢lez con menos sitio que la temporada pasada. Incapaz de sujetar a sus enemigos, ha andado de cabeza en todos los tercios. Se desanim¨® en seguida con el primero y le ech¨® m¨¢s decisi¨®n a sus peleas con el cuarto, pero no consigui¨® dominar a ninguno de los dos. Contin¨²a teniendo buenas maneras y sentido de la colocaci¨®n, pero ayer le vinieron muy anchos sus encastados oponentes.
Al amparo de la buena disposici¨®n de la benevolente parroquia ha triunfado Gitanillo Vega. Es un espigado mozo que recuerda al hoy excelente subalterno Solanito. No debe creer que la oreja del magn¨ªfico novillo que mat¨® en quinto lugar y que le otorgaron es la constancia de su calidad y arte. Dio muchos pases y s¨®lo uno o dos muletazos tuvieron sello de largura y arte. Anda f¨¢cily espectacular con las banderillas, suerte para la que le ayuda su estatura. Si se cree que por haber cortado una oreja en la primera plaza del mundo puede ya asomarse por encima del hombro, se equivoca.
Muy pendiente de posturas y gestos estereotipados estuvo Montilla. Le correspondieron los novillos m¨¢s dif¨ªciles , en especial el sexto, que estaba m¨¢s atent¨® a buscar la vuelta a los corrales que a colaborar con el espada. Y as¨ª lo hizo: apenas sonaron los tres avisos y abrieron el correspondiente port¨®n, se precipit¨® como un rayo en busca, tal vez, de las muelles verduras de la dehesa.
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