El Uster refleja los aspectos m¨¢s negativos de la recesi¨®n econ¨®mica del Reino Unido
La ciudad de Belfast, con sus casas derruidas y sus solares vac¨ªos, parece haber sido la obra de un dentista loco que hubiera empezado a arrancar sin ton ni son dientes y muelas de una dentadura vieja y amarillenta, convirti¨¦ndola en el s¨ªmbolo de lo que hoy es Irlanda del Norte: la consecuencia de los defectos de una revoluci¨®n industrial ya antigua y de la acci¨®n de las bombas.
Bernardette DevIin fue una de las primeras personas que a finales de la d¨¦cada de los sesenta insisti¨® en la importancia del factor social y econ¨®mico. En la actualidad Irlanda del Norte concentra en su peque?o territorio explosivo los aspectos m¨¢s negativos de la recesi¨®n econ¨®mica del Reino Unido.En muchas listas nefastas, el Ulster est¨¢ a la cabeza. El paro es el m¨¢s elevado del Reino Unido, afectando a un 17,3% de la poblaci¨®n laboral, llegando incluso a un 50% o un 70% en muchos barrios de Belfast. Las tasas de mortalidad y de natalidad son tambi¨¦n las m¨¢s altas, y un dato curioso es que el 56% de los ni?os que nacen en el Ulster ¨²ltimamente son hijos de cat¨®licos, algo que no es nuevo, pero que preocupa a los protestantes, dado que la emigraci¨®n ha ca¨ªdo al haberse generalizado la crisis econ¨®mica por todo el mundo. Y estos ni?os se est¨¢n educando en un clima de violencia.
El Ulster es tambi¨¦n la regi¨®n del Reino Unido con menos ingresos por habitante, con el menor n¨²mero de hogares con lavadoras, neveras y televisores, y donde los precios de la energ¨ªa son m¨¢s caros. Los cat¨®licos tienen problemas de vivienda, mientras que en algunos barrios protestantes las empresas de demolici¨®n est¨¢n echando abajo casas construidas por el Ayuntamiento hace tan s¨®lo dos a?os. Los protestantes no las necesitan y los cat¨®licos ni pueden ni se atreven a habitarlas.
La crisis econ¨®mica ha empezado a afectar tambi¨¦n a la clase obrera protestante, que podr¨ªa tener intereses comunes con los cat¨®licos. Pero la divisi¨®n entre las dos comunidades es demasiado profunda: colegios distintos, trabajo diferente y vidas completamente separadasy el, enfrentamiento ser¨ªa a¨²n mayor si ambas no estuvieran internamente divididas. Por otra parte, los cat¨®licos moderados, como John Hume, o los peace people (pacifistas) no cuentan en los momentos cruciales.
La ?l¨ªnea de la paz? que construyeran los soldados brit¨¢nicos en 1969 sigue en pie, separando con sus planchas de metal, sus alambradas y sus casas deshabitadas a la Falls Road, cat¨®lica, de la Shankill Road, protestante. Es el drama de dos minor¨ªas.
Cuando en 1921 los brit¨¢nicos decidieron dividir a la isla en dos, conservando los seis condados norte?os, cometieron un error hist¨®rico que repetir¨ªan posteriormente en lugares como Palestina o la India, aunque en este caso fuera con la aprobaci¨®n de hecho del Estado de Irlanda del Sur. Desde entonces, y con renovado fervor desde 1969, las dos comunidades se han visto la una a la otra como minor¨ªas, en contextos diferentes. El medio mill¨®n de cat¨®licos, durante a?os discriminados pol¨ªtica y econ¨®micamente, son una minor¨ªa en el Ulster suficientemente grande para resistir e incluso atacar en la lucha por la reunificaci¨®n de la isla, acudiendo al sur en busca de apoyo pol¨ªtico y espiritual, cuando la realidad es que, salvo en los momentos de extrema gravedad, en la rep¨²blica, el hombre de la calle no presta atenci¨®n a sus correligionarios del norte.
Los protestantes, sin embargo, son m¨¢s conscientes de que son una minor¨ªa en el contexto del conjunto de Irlanda. Se consideran brit¨¢nicos siempre que la madre patria les apoye, pero, en cualquier momento, se podr¨ªan enemistar con sus protectores. Despu¨¦s de todo, el primer soldado que cay¨® muerto en esta ¨²ltima ¨¦poca de los disturbios fue v¨ªctima de un atentado protestante. El mes pasado, un hecho que se ha intentado mantener callado, diez protestantes fueron arrestados en Escocia cuando se dispon¨ªan a lanzar una campa?a de bombas en el Reino Unido.
Los protestantes, organizados en algunos grupos paramilitares legales, como la Asociaci¨®n para la Defensa del Ulster, preferir¨ªan luchar con las armas por su independencia antes que aceptar una reunificaci¨®n. Consideran, no sin raz¨®n, que las conversaciones anglo-irlandesas que los primeros ministros, Haughey y Thatcher, inauguraron en diciembre cuando la cumbre de Dubl¨ªn, podr¨ªan resultar una traici¨®n. Pero, al ser los protestantes mayor¨ªa en el Norte, la Orden de Orange y el Movimiento Unionista seguir¨¢n por un tiempo controlando el destino del Ulster.
El destino, porque las riendas del Gobierno de la provincia est¨¢n en manos de los funcionarios brit¨¢nicos que trabajan desde Londres o desde el pl¨¢cido esplendor del castillo de Stormont, en Belfast, con incompresi¨®n y con lo que se podr¨ªa caracterizar como falta de voluntad y tacto. Los brit¨¢nicos siempre han hecho las cosas tarde,ya destiempo en esta regi¨®n, y no hay m¨¢s que pasearse por las calles de los guetos cat¨®licos para apreciar todo lo que podr¨ªan haber llevado a cabo en t¨¦rminos de mejora de las condiciones de vida.
Esto no es algo nuevo en un pa¨ªs donde no se cuenta en d¨ªas, sino en siglos, donde todo el mundo habla de los ochocientos a?os de presencia brit¨¢nica, cuando con Enrique II de Inglaterra en el siglo XII comenz¨® la conquista de Irlanda, que culmin¨® Cromwell. Tan s¨®lo en 1800 decidi¨® el Reino Unido absorber a Irlanda, pero pronto, en 1845, con el hambre, volvi¨® a dar prueba de su falta de tacto y sensibilidad ante el problema irland¨¦s.
Aunque los soldados brit¨¢nicos llegaran a Irlanda del Norte en 1969 para proteger a los cat¨®licos, pronto ¨¦stos se volvieron en su contra, en unos disurbios que han provocado m¨¢s de 2.000 muertos y 22.000 heridos. Tan s¨®lo en 1968, y en gran parte gracias a la televisi¨®n, como est¨¢ ocurriendo ahora, los ciudadanos del Reino Unido llegaron realmente a caer en la cuenta de que Irlanda del Norte merec¨ªa una mayor atenci¨®n.
Ahora, el IRA Provisional concentra sus ataques contra los brit¨¢nicos y sus s¨ªmbolos, en una lucha de liberaci¨®n nacional, seg¨²n esta organizaci¨®n. Esto es lo que est¨¢ ucurriendo estos d¨ªas en el Ulster tal como queda ilustrado por la situaci¨®n en Belfast y otras ciudades. El IRA est¨¢ aprovechando su ventaja pol¨ªtica para atacar al Gobierno de Margaret Thacther, que en esta cuesti¨®n est¨¢ de acuerdo con los laboristas. El problema reside en que los provisionales decidieran pasar claramente a atacar, militarmente a los brit¨¢nicos.
Es triste reconocerlo, pero la verdad es que cuando alg¨²n grupo ha querido lograr algo en Irlanda del Norte, el argumento de la fuerza ha sido siempre m¨¢s poderoso que la fuerza del argumento. Esta observaci¨®n no se refiere al ter¨ªorismo, sino principalmente a la presi¨®n popular, algo que fue tan v¨¢lido para los cat¨®licos en 1921 como para los protestantes en 1974, cuando con una huelga general dieron al traste con el acuerdo de Sunningdale, el intento m¨¢s serio hasta ahora de devolver una forma de autom¨ªa a esta regi¨®n atormentada con problemas.
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