La lucha por el estatuto de preso pol¨ªtico
En 1972, el Gobierno brit¨¢nico introdujo la pol¨ªtica de internamiento, con detenciones masivas y juicios sin jurado, ya que las condiciones reinantes en el Ulster no lo permit¨ªan. Presionado por los presos, les otorg¨® un estatuto especial, que el Gobierno laborista suprimi¨® en 1976, cuando se decidi¨® por una pol¨ªtica de ?criminalizaci¨®n? del terrorismo. Los condenados antes de marzo de 1976 siguieron disfrutando del estatuto especial, pero desde entonces los nuevos presos republicanos norirlandeses han luchado por volver a conseguir un estatulo similar, es decir, pol¨ªtico.La lucha cobr¨® primero la forma de ?la protesta de la manta?, ya que los presos se negaron a vestirse con los uniforrnes que les proporcionaban las autoridades carcelarias, y posteriormente la huelga se convirti¨® en una ?protesta sucia?, manchando paredes y suelos con sus excrementos. Este tipo de acci¨®n, llevada a cabo por cuatrocientos de los setecientos presos republicanos de la c¨¢rcel de Maze, fue abandonada en abril de este a?o para concertar toda la atenci¨®n p¨²blica en la huelga de hambre que comenz¨® Bobby Sands.
Las reivindicaciones de los presos se basan en cinco demandas:
1. El derecho a vestirse con su propia ropa, algo a lo que est¨¢n autorizadas las mujeres de la c¨¢rcel de Armagh, y los presos de la c¨¢rcel de Porth Laoise, donde est¨¢n concentrados los condenados en el Eire por delitos terroristas. El Gobierno brit¨¢nico quiere que los presos lleven la ropa de tipo civil que se les proporciona durante las horas de trabajo, y su propia ropa, si as¨ª lo desean, el resto del tiempo. Una lucha de s¨ªmbolos que parece no tener ninguna soluci¨®n, ya que las partes no est¨¢n dispuestas a ceder.
2. El derecho a la libre asociaci¨®n y a organizar su ocio. Los brit¨¢nicos no quieren formalmente otorgar este derecho, que existe de hecho. El IRA Provisional tiene su propia estructura de mando en la c¨¢rcel, y ¨¦sta es reconocjda por los guardias de la prisi¨®n. En diciembre, cuando la ¨²ltima huelga de hambre, el comandante de los provisionales de la c¨¢rcel, Bobby Sands, negoci¨® en cuanto tal con las autoridades brit¨¢nicas.
3. No quieren realizar trabajos obligatorios, sino poder organizar su tiempo como les parezca, educ¨¢ndose o, todo hay que decirlo, entren¨¢ndose en las artes marciales. Pero en Porth Laoise este derecho se observa meticulosamente. En el acuerdo a que llegaron las autoridades brit¨¢nicas con los presos en diciembre se dec¨ªa que ?el trabajo no debe ser interpretado de un modo estrecho?.
4. Los presos exigen una carta, un paquete y una visita por semana. Bajo las regulaciones actuales, tienen der¨¦cho a una carta y a una visita por mes, m¨¢s, como privilegio, siete cartas, tres visitas y cuatro paquetes por mes, si cumplen con el reglamento de la prisi¨®n. Este no es, pues, un problema serio, y los presos se conformar¨ªan con lo que tienen si llegaran a un acuerdo con las autoridades.
5. Exigen asimismo la revisi¨®n de las penas perdidas cuando la protesta de estos ¨²ltimos a?os, algo que los brit¨¢nicos han prometido examinar.
Como puede observarse, hay algo m¨¢s detr¨¢s de esta demanda de lo que una simple exposici¨®n muestra. De lo que se trata es de que los republicanos terroristas no quieren que se les trate como a vulg¨¢res criminales, sino como prisioneros de guerra. El Gobierno brit¨¢nico ha logrado meter en la c¨¢rcel a los elementos m¨¢s radicales militantes del republicanismo, pero, en contra de lo que pasar¨ªa con vulgares criminales, ¨¦stos han decidido llevar la lucha al interior de la prisi¨®n. As¨ª se han convertido en un elemento mucho m¨¢s embarazoso y peligroso para los brit¨¢nicos que los pocos pistoleros que quedan en libertad.
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