El teniente general Valenzuela, jefe del Cuarto Militar del Rey, gravemente herido en atentado en Madrid
El teniente general Joaqu¨ªn de Valenzuela, jefe del Cuarto Militar de la Casa del Rey, result¨® herido de gravedad ayer en Madrid, en un atentado que cost¨® la vida a su ayudante, el teniente coronel Guillermo Tevar Saco, al suboficial de escolta Antonio Nogueira Garc¨ªa y al soldado conductor Carlos Rodr¨ªguez Taboada y produjo m¨¢s de diez heridos entre los transe¨²ntes.
El atentado, cuarto cometido desde el intento de golpe de Estado del pasado 23 de febrero y realizado 72 horas despu¨¦s de que muriera asesinado el general Gonz¨¢lez de Suso, presuntamente a manos de los GRAPO, caus¨® preocupaci¨®n en medios pol¨ªticos y militares.Basilio Vega, escaparatista de la peleter¨ªa Difumoda, en la calle de Conde: de Pe?alver, 5, hab¨ªa terminado finalmente de distribuir el muestrario en las perchas de exposici¨®n. A las 10.30 horas, cinco segundos despu¨¦s de acondicionar la ¨²ltima pieza, decidi¨® salir a la acera para comprobar el efecto final. Su aparici¨®n coincidi¨® con lo que muy bien podr¨ªa considerarse una escena habitual en la calle: el sem¨¢foro que regula el tr¨¢nsito en la cercar¨ªa intersecci¨®n con Alcal¨¢ se pon¨ªa en ¨¢mbar,- cuando los conductores de los autom¨®viles frenaban, los peatones entraron en la calzada en un acto reflejo. Al fondo, m¨¢s all¨¢ de la cabina telef¨®nica, ahora desocupada, se ve¨ªan a intervalos dependientes de comercio, clientes y paseantes; en primer plano estaban los coches o, mejor dicho. dos coches negros, evidentemente oficiales. Delante, un Dodge Dart, matr¨ªcula ET-00017, con el. bander¨ªn de tres estrellas de cuatro puntas; detr¨¢s, un Seat 124; sin duda se trataba de alguna personalidad militar.
A las 10.40 horas en punto, una motocicleta, negra tambi¨¦n, seg¨²n los testigos, roja, seg¨²n la polic¨ªa, se adelanta entre las filas de autom¨®viles. sin duda para ganar el primer puesto en la salida cuando se encienda el disco verde.
Pero de repente ocurre algo contradictorio. inesperado, en lo que parec¨ªa ser la m¨¢s estricta normalidad- el piloto de la motocicleta frena por un instante frente al Dodge Dart y como un mecanismo de relojer¨ªa su acompa?ante se afirma en el transport¨ªn y deja un envoltorio, al parecer en una bolsa de deportes, sobre la secci¨®n anterior del techo; un envoltorio de pl¨¢stico con los colores de El Corte Ingl¨¦s. El piloto de la motocicleta acelera violentamente y rebasa el paso de peatones con el disco en rojo, a quien dio paso el guardia municial del cruce en las calles Goya y Alcal¨¢, justo cuando una violent¨ªsima explosi¨®n sacude la calle. El paquete abandonado sobre el Dodge oficial era una bomba. Conten¨ªa metralla y estaba formada por clorato pot¨¢sico y polvo de aluminio, entre otros elementos.
El artefacto perfor¨® el techo del coche oficial: como en una pesadilla, toda la chapa de la carrocer¨ªa se deforma; un boquete de un metro de di¨¢metro se abre en el lugar donde hab¨ªa sido depositada la bomba. Decenas de piezas de metal se proyectan hacia el interior del autom¨®vil y hacia los alrededores. El teniente general Valenzuela, su ayudante de campo, teniente coronel Tevar Saco, el suboficial Antonio Nogueira y el soldadoconductor Carlos Rodr¨ªguez, los ocupantes, probablemente, no han podido advertir nada. Seg¨²n parece, un coche de los llamados Zeta de la Polic¨ªa Nacional, que segu¨ªa al veh¨ªculo de los militares, reacciona y sus ocupantes disparan las metralletas, seg¨²n informaron a EL PAIS testigos presenciales. La metralla proyectada de la explosi¨®n del veh¨ªculo militar derrib¨® a Basilio Vega ante el escaparate de la peleter¨ªa de la que es encargado abre diez pequenos orificios en una de las lunas y ocho en otra; destroza sucesivamente los cristales de todos los miradores y ventanas entre la acera y el tejado de los edificios de la manzana, en los n¨²meros 3 y 7 de los edificios de Conde de Pe?alver. El parabrisas del coche-escolta y de algunos otros veh¨ªculos tambi¨¦n son reducidos a esquirlas. Caen varios peatones. Una columna de humo se eleva desde el techo del Dodge. Los empleados de un comercio de electrodom¨¦sticos llegan con los extintores. Aparentemente, los cuerpos de los viajeros est¨¢n destrozados. Las gorras militares, los zapatos y la sangre se descubren fugazmente entre las nubes y la espuma.
Superada la estupefacci¨®n, vanos testigos vuelven la cabeza hacia la moto de los terroristas: modelo Vento. color rojo, es una Ducati 350, con claves de matr¨ªcula M-9582-CF, que escapa a trav¨¦s de la calle de Narv¨¢ez. Los ocupantes van vestidos con chaquetillas de cuero negro. Desaparecen.
El vecindario se arremolina en e nacimiento de la calle. Medio centenar de personas grita: ? ?Ej¨¦rcito al poder!, ??Tejero, libertad! ? y corean ?La polic¨ªa, con Franco no mor¨ªa?. Llegan coches y furgones de la Polic¨ªa Nacional. El patrullero Zeta ha sido tambi¨¦n alcanzad por la metralla, tiene la ventanilla posterior destrozada. Los rumores se transmiten incesantemente. Media hora despu¨¦s del atentado, mientras van y vienen agentes con metralletas, caen los primeros ramos de claveles sobre los charcos de sangre, las gentes aventuran noticias que r¨¢pidamente se deforman y se dividen, como la carrocer¨ªa y los cristales. Son los ¨²ltimos destrozos del atentado, mientras los heridos son trasladados a centros hospitalarios.
El clima de tensi¨®n se hizo creciente a partir de mediod¨ªa. El grupo de j¨®venes y manifestantes que permanec¨ªan junto a la salida del metro de Goya comenzaron a cantar, con el brazo en alto el Cara al Sol y, posteriormente, gritos de ?Asesina democracia?.
La Polic¨ªa Nacional y la Polic¨ªa Municipal montaron un gran dispositivo desde los primeros minutos del atentado. Un furg¨®n recog¨ªa a las 11.40 horas el Dodge, objetivo de los terroristas, donde a¨²n se encontraba el cuerpo del infortunado conductor, que hab¨ªa sido tapado con una manta. En los primeros n¨²meros de viviendas de Conde de Pe?alver se observaban los efectos del atentado, que afectaron principalmente a los escaparates de las tiendas pr¨®ximas y a los cristales de los pisos.
Los servicios municipales limpiaron, una vez desalojado el ciche del teniente general, las huellas del atentado y a las 12. 10 horas quedaba restablecida la circulaci¨®n por la calle del Conde de Pe?alver. En las calles pr¨®ximas, donde habitualmente permanecen vendedores ambulantes, a trav¨¦s de sus transitores, numerosas personas segu¨ªan la puntual y permanente informaci¨®n de las emisoras de radi¨®, que ayer volvieron a demostrar la influencia de dicho medio. Una vez restablecida la circulaci¨®n, los manifestantes se disolvieron a petici¨®n de las fuerzas del orden.
En la zona del atentado, cruces de calles entre Conde de Pe?alver, Goya y Alcal¨¢, quedaron numerosos veh¨ªculos de la Polic¨ªa Nacional y miembros del cuerpo que patrullaban por las zonas pr¨®ximas.
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