Occidente acabar¨ªa por aceptar una intervenci¨®n en sovi¨¦tica en Polonia

Una intervenci¨®n sovi¨¦tica en Polonia provocar¨ªa primero algunos gritos de Occidente, luego se derramar¨ªan algunas l¨¢grimas y, despu¨¦s, aceptar¨ªan la situaci¨®n, ?porque el occidente est¨¢ interesado tambi¨¦n en mantener la correlaci¨®n de fuerzas y la paz? declar¨® a la revista alemana Stern el viceprimer ministro polaco Mieczyslaw Rakowski.

La extensa entrevista rnantenida por tres redactores de Stern con Rakowski sirve para reflejar la mentalidad que inspira la actuaci¨®n del periodista, que desde el pasado febrero pas¨® a ocupar el puesto de encargado de relaciones con los sindicatos en el Gobierno del general Wojciech Jaruzelski. Al mismo tiempo, la entrevista documenta algunos puntos de importancia hist¨®rica, como el hecho de que en la cr¨ªtica negociaci¨®n con los sindicatos, cuando se fren¨® la huelga general de marzo, Rakowski decidi¨® s¨®lo por mandato del Bur¨® Pol¨ªtico. ?Entonces estaba muy solo, terriblemente solo. Yo sab¨ªa que ten¨ªa que tomar la decisi¨®n yo, y sab¨ªa que tendr¨ªa un gran significado hist¨®rico para toda Polonia. Aquel d¨ªa no lo olvidar¨¦ hasta mi muerte?.Rakowski representa hoy en Polonia el comunismo partidario de la odnowa (renovaci¨®n) socialista de la sociedad. Durante muchos a?os, y con varios primeros secretarios del partido, Rakowski fue director del semanario del partido Polityka, donde disfrutaba de una extra?a ?licencia? para criticar el sistema desde dentro. De Rakowski puede decirse que no necesit¨® dar un giro de 180 grados para adaptarse a la situaci¨®n creada en Polonia, desde el pasado agosto, con las huelgas del B¨¢ltico. Rakowski no cree en una intervenci¨®n sovi¨¦tica en Polonia, ?a no ser que estalle la anarqu¨ªa, si se cuelga a los comunistas y se quita el poder al partido. En ese caso es natural que los otros pa¨ªses comunistas tendr¨ªan que decir no?. Para Rakowski, el marxismo-leninismo no es un dogma, sino ?una ideolog¨ªa abierta que exige pensar y adaptar la pol¨ªtica del partido a la situaci¨®n sobre la que tiene que actuar. Yo supongo que conceptos como colaboraci¨®n y pluralismo tienen que despertar discusiones en esta parte del mundo. Si Pravda (¨®rgano del Partido Comunista sovi¨¦tico) tiene sobre este punto una opini¨®n diferente, no por eso se hundir¨¢ el socialismo en Centroeuropa?.

La URSS no est¨¢ interesada en la invasi¨®n

El viceprimer ministro dice que no se puede juzgar lo que ocurre en Polonia s¨®lo desde el punto de vista de las relaciones con la URSS, y cree que ?la Uni¨®n Sovi¨¦tica es el ¨²ltimo pa¨ªs en el mundo que tendr¨ªa inter¨¦s en intervenir militarmente en Polonia?.Sobre el liderazgo del partido comunista en Polonia, Rakowski piensa que ?podr¨ªa decirse que hoy el partido no controla la situaci¨®n, pero el liderazgo lo vemos hoy de una forma m¨¢s cooperadora?.

Rakowski considera prematuro hablar de un ?modelo polaco de socialismo?, pero dice que los hechos b¨¢sicos nacionales en Polonia son diferentes que en la URSS. La existencia de unos veinte partidos entre las dos guerras mundiales, que ?se peleaban en el Parlamento como los perros en el patio; la realidad de una Iglesia cat¨®lica milenaria en Polonia, con una base cultural mediterr¨¢nea, y la presencia de una agricultura privada, aunque no estoy convencido de que esto sea una ventaja. Los otros pa¨ªses socialistas la tienen colectivizada y no tienen estos condenados problemas de abastecimiento?.

Sobre la presencia creciente de las bases del partido comunista y la posible quiebra del ?centralismo democr¨¢tico?, Rakowski piensa que esto ?es una vuelta a los principios democr¨¢ticos enunciados por Lenin?.

Residuo estalinista

En la entrevista de Stern no escabulle Rakowski las preguntas sobre personas concretas. El viceprimer ministro dice del duro Stefan Rakowski que ?est¨¢ con su pol¨ªtica sobre la misma base que yo. Si sobre algunas cuestiones tiene otra opini¨®n, ?por qu¨¦ no va a tener derecho a expresarlo? No se le debe llamar un revisionista. Yo soy, para los m¨¢s empecinados de Solidaridad, un residuo del estalinIsmo?.Sobre el derrocado primer secretario del partido, Edvard Gierek, Rakowski dice que su pol¨ªtica de aceleraci¨®n de la industrializaci¨®n fue muy aplaudida en los a?os sesenta. ?El fue el que mejor¨® las relaciones con la Iglesia cat¨®lica. El abri¨® las puertas a Occidente, los polacos pudieron viajar libremente. El hizo mucho por los polacos, cre¨® tres millones de puestos de trabajo. No est¨¢ tan claro que s¨®lo sea responsable de errores?.

Rakowski negoci¨® con el l¨ªder de Solidaridad, Lech Walesa, la suspensi¨®n de la huelga general y entonces se sentaron las bases para el reconocimiento del sindicato independiente campesino. Esto ocurri¨® en los ?dram¨¢ticos d¨ªas? de marzo. Rakowski dice que la historia dir¨¢ si se estuvo al borde de la intervenci¨®n sovi¨¦tica. Sobre Walesa, dice Rakowski. que es muy astuto y se trata de un hombre que supo adaptarse muy r¨¢pidamente a su papel de pol¨ªtico sindical.