Un grave panorama econ¨®mico espera al vencedor de la elecci¨®n presidencial
Una tarea especialmente dura espera, en el terreno econ¨®mico, al candidato que resulte triunfador el domingo y al Gobierno que forme tras la batalla electoral francesa. Como ocurre en los otros pa¨ªses industrializados, que se enfrentan a uno de los m¨¢s dif¨ªciles momentos del ¨²ltimo cuarto de siglo, la econom¨ªa francesa se encuentra tambi¨¦n afectada, debido, en parte, a la depresi¨®n provocada por la ¨²ltima crisis del petr¨®leo. Los dos principales problemas son el paro y la inflaci¨®n.La producci¨®n industrial gala estaba a principios de a?o a un nivel inferior en un 6% al de mediados de 1980. Y permanecen grandes incertidumbres sobre la tasa de crecimiento del producto nacional. El pasado a?o, esta tasa no super¨® el 1,1 %, es decir, qued¨® ligeramente por encima de los veinticuatro pa¨ªses miembros de la OCDE.
El n¨²mero de parados a finales de marzo se elev¨® a 1.660.000 personas, lo que supone el 7,4% de la poblaci¨®n activa, mientras que la media de la Comunidad Econ¨®mica es del 7,7%. La tasa de paro es sensiblemente m¨¢s elevada que la francesa en B¨¦lgica, Reino Unido, Dinamarca e Italia. Es inferior en la Rep¨²blica Federal de Alemania (RFA) y Holanda. Pero hasta 1984 ,el crecimiento demogr¨¢fico galo proporcionar¨¢ un contingente suplementario de 250.000 j¨®venes en busca de un trabajo.
La inflaci¨®n sigue elevada, con una tasa del 12,5% anual al finalizar el primer trimestre del presente a?o. Esta cifra duplica la de la RFA, lo que puede plantear problemas en el seno del Sistema Monetario Europeo (SME).
El franco s¨®lo se ha visto moderadamente afectado por la campa?a electoral. Sin embargo, frente a la subida del d¨®lar desde mediados de 1980, la divisa gala se ha debilitado menos que el marco alem¨¢n. En v¨ªsperas del escrutinio presidencial definitivo, el franco se cotiza a 2,37 por un marco y 5,36 por d¨®lar.
Por el momento, el alza del d¨®lar se ha traducido en el encarecimiento de una buena parte -el 40%- de las importaciones francesas, lo que va contra la mejora de la balanza comercial, que arrastra ya un d¨¦ficit de 60,4 millones de francos (101.472 millones de pesetas), lo que contribuye al alza de los precios. Adem¨¢s, impone este d¨¦ficit, tanto en Francia como en el resto de Europa, una elevaci¨®n de las tasas de inter¨¦s que frena una actividad econ¨®mica ya languideciente.
La batalla por la independencia energ¨¦tica es uno de los grandes temas del pa¨ªs. Los esfuerzos han sido concentrados principalmente en el ahorro energ¨¦tico y la alternativa nuclear. Actualmente, Francia es el segundo pa¨ªs del mundo en lo que se refiere a la potencia instalada en las centrales nucleares (m¨¢s de 16.000 megavatios), detr¨¢s de Estados Unidos y delante de Jap¨®n y la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
El actual programa energ¨¦tico pretende reducir la participaci¨®n del petr¨®leo en el consumo total del 53,5% del pasado a?o al 33% en 1990; la del carb¨®n, del 18 % al 11 % (a pesar de los esfuerzos para una mejor utilizaci¨®n de los recursos naturales franceses), y elevar la nuclear del 6,4% al 30,2%. La utilizaci¨®n de energ¨ªas nuevas se elevar¨¢ del 1,6% al 4,1 %.
La agricultura, y sobre todo las industrias agroalimentarias, est¨¢n llamadas a convertirse en el petr¨®leo verde de Francia, suministrando divisas que llenen el d¨¦ficit que provoca el encarecimiento del petr¨®leo.
Pero es precisamente en el terreno agr¨ªcola donde el Gobierno tropieza con una dif¨ªcil negociaci¨®n en la CEE, donde en junio deben definirse las reglas de la ?Europa verde?. Los fondos y los gastos comunitarios en este sector se encuentran ya muy cerca del techo, y los brit¨¢nicos llevan a cabo una dura ofensiva contra la pol¨ªtica agr¨ªcola comunitaria.
Otros problemas graves puestos sobre el tapete durante la campa?a presidencial son el peso de las cargas fiscales y sociales, que se han agravado durante la crisis. Esto impone delicados equilibrios entre los gastos p¨²blicos y los impuestos y el financiamiento de la seguridad social.
Francia se encuentra tambi¨¦n ante la necesidad de apoyar sectores en crisis: siderurgia, qu¨ªmica, textil y la industria del autom¨®vil, en la que los europeos aguantan mal la competencia de los japoneses.
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