Espa?a, unida frente al terror
LA IMPRESIONANTE manifestaci¨®n del silencio que los espa?oles llevaron a cabo en el mediod¨ªa de ayer encerraba en su emocionada firmeza varios significados: el homenaje a las v¨ªctimas militares de la barbarie de ETA y los GRAPO, la solidaridad con sus familiares, amigos y compa?eros de armas, el rechazo del terrorismo, la defensa de las libertades democr¨¢ticas, la afirmaci¨®n de la soberan¨ªa nacional frente a cualquier estrategia desestabilizadora internacional y el apoyo a la Monarqu¨ªa parlamentaria.Nadie puede devolver la vida a los asesinados ni resultar¨¢ f¨¢cil cicatrizar las heridas que esos cr¨ªmenes han producido en nuestra convivencia y en la sensibilidad de las Fuerzas Armadas. Tampoco, por desgracia, ese masivo repudio del terrorismo va a servir por s¨ª solo para que los asesinos dejen de matar. La desarticulaci¨®n de esas tramas de la muerte por los cuerpos de seguridad, que en su d¨ªa incluir¨¢n a la polic¨ªa aut¨®noma vasca, es b¨¢sica para acabar con esa pesadilla organizada del crimen y desolaci¨®n, todav¨ªa residenciada c¨®modamente en Francia. Pero la movilizaci¨®n ciudadana, la toma de conciencia de la poblaci¨®n y el apoyo popular son indispensables en la lucha contra el terrorismo; estrategia para la que resulta imprescindible -y de ah¨ª la necesidad de la polic¨ªa aut¨®noma en el Pa¨ªs Vasco- que los ciudadanos sientan que las fuerzas de seguridad se hallan al servicio de la colectividad y comparten la misma escala de valores y principios que el resto de sus compatriotas.
Que el terrorismo volver¨¢ a golpear es algo que debemos tener presente, y saber asimilar si queremos combatirlo con eficacia. Los grup¨²sculos ultraderechistas que gritan democracia asesina, arrojan la responsabilidad de la plaga terrorista sobre la Monarqu¨ªa parlamentaria y el r¨¦gimen de libertades y realizan obscenos ejercicios de demagogia con los cad¨¢veres no hacen sino encubrir bajo esa limpia bandera su miserable contrabando pol¨ªtico. Por eso se explica muy bien que El Alc¨¢zar haya sido la ¨²nica representaci¨®n social que se ha mostrado abiertamente beligerante contra la convocatoria de silencio hecha ayer a los espa?oles. No puede la caverna ser partidaria de la luz.
En el marco de la Constituci¨®n, los ciudadanos de este pa¨ªs deben situarse en posici¨®n de alerta frente a la amenaza terrorista para combatirla en la medida de las capacidades de cada cual. Los atentados contra los miembros de las Fuerzas Armadas y de los cuerpos de seguridad no s¨®lo son asesinatos, sino que, adem¨¢s, persiguen provocadoramente exasperar a las instituciones militares y propiciar un nuevo intento de golpe de Estado, que dram¨¢tica e inevitablemente generar¨ªa de nuevo la divisi¨®n sangrienta y cr¨®nica de nuestro pa¨ªs. Una sociedad enfrentada a un enemigo exterior -exterior a sus fronteras o exterior a su sistema de valores- que recurre al crimen y que trata de destruir sus libertades y su pac¨ªfica convivencia, tiene que luchar para defenderse, con el convencimiento de que sus adversarios lograr¨ªan una victoria p¨®stuma si consiguieran arrastrarla en ese combate a la barbarie, a la crueldad y a la inhumanidad de que hacen gala los terroristas.
La alocuci¨®n del presidente del Gobierno merece ser elogiada por su serenidad, rayana en la frialdad, y su prudencia. Es encomiable el hecho de que el Gobierno no haya perdido los nervios ante esta ofensiva, y sin duda Calvo Sotelo ofreci¨® ayer la imagen de seguridad necesaria. Le falt¨®, en cambio, ese entusiasmo, esa capacidad de ilusi¨®n, ese liderazgo que caracteriza a los hombres de las grandes ocasiones. En cualquier caso, ¨¦l es el presidente constitucional, y en estos momentos merece y necesita el apoyo ciudadano, cuando son tantas, y tan groseras, las amenazas que se ciernen sobre nuestro pa¨ªs.
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