El jefe de Estado con m¨¢s poderes del mundo occidental

El presidente de la Rep¨²blica que elegir¨¢n este domingo los franceses ser¨¢ el jefe de Estado m¨¢s poderoso del mundo occidental. As¨ª lo establecen los 92 art¨ªculos de la Constituci¨®n aprobada por el 80% de los ciudadanos de este pa¨ªs en 1958.El conjunto de reglas fundamentales del Estado franc¨¦s, codificadas en la actual Constituci¨®n, fue propiciado en 1958 por dos elementos hist¨®ricos y por un hombre. Los elementos: el caos pol¨ªtico al que hab¨ªa conducido la Constituci¨®n de la IV Rep¨²blica, en la que la primac¨ªa del poder legislativo sobre el ejecutivo desemboc¨® en Gobiernos que a penas duraban algunas semanas. El segundo elemento hist¨®rico: la guerra de Argelia, ¨²ltimo basti¨®n del colonialismo franc¨¦s en Africa, unida a la inestabilidad de la pol¨ªtica interior, situ¨® al pa¨ªs al borde de la aventura.

El hombre: el_general Charles de Gaulle, el liberador de Francia, con toda su carga hist¨®rica y con sus dotes para ejercer la autoridad, se convirti¨® en el hombre ?providencial? de aquella delicada situaci¨®n que le permiti¨® dotarse de un instrumento constitucional a su medida y en funci¨®n de las circunstancias.

As¨ª naci¨® una Constituci¨®n, parlamentaria seg¨²n la letra, pero de tendencia presidencialista en la pr¨¢ctica, y que le confiere al magistrado supremo del pa¨ªs unos poderes sin paralelo en Occidente.

El presidente de la Rep¨²blica francesa es el garante del respeto de la Constituci¨®n, arbitra el funcionamiento de los poderes p¨²blicos y la continuidad del Estado. Elegido por siete a?os, por sufragio universal, nombra y destituye a su primer ministro. Este ¨²ltimo debe someter a la aprobaci¨®n del presidente el nombramiento y la dimisi¨®n de los ministros.

El presidente firma las ordenanzas y los decretos deliberados en los Consejos de Ministros, que ¨¦l preside, provee los empleos civiles y militares del Estado. Puede someter a refer¨¦ndum cualquier proyecto de ley concerniente a la organizaci¨®n de los poderes p¨²blicos o tendente a autorizar la ratificaci¨®n de un tratado con incidencias en el funcionamiento de las instituciones. El presidente, en cualquier momento, puede disolver la Asamblea Nacional. Es el jefe de todos los ej¨¦rcitos y preside los concejos y comit¨¦s de la ?defensa nacional?. S¨®lo ¨¦l, en caso de conflicto at¨®mico, puede ?apretar el gatillo nuclear?.

Y, por fin, el presidente franc¨¦s, al que la Constituci¨®n le concede el derecho de gracia, dispone del art¨ªculo 16, que la oposici¨®n de izquierdas ha combatido a lo largo de los veintitr¨¦s a?os de vida de la V Rep¨²blica: cuando las instituciones, la independencia nacional, la integridad del territorio, la ejecuci¨®n de los compromisos internacionales o el funcionamiento regular de los poderes p¨²blicos constitucionales est¨¢n en peligro o amenazados de manera grave, el presidente decreta todas las medidas exigidas por la situaci¨®n.

Esta Constituci¨®n nadie discute que le ha conferido estabilidad pol¨ªtica al pa¨ªs y que ha rehecho su imagen internacional. Pero su pr¨¢ctica hizo que De Gaulle fuera acusado por la oposici¨®n de ?monarca? y que Valery Giscard d'Estaing denunciara ?el ejercicio solitario del poder?.