La sexta pluma
Le¨ªmos hace d¨ªas, no sin estupefacci¨®n, un art¨ªculo del presidente de la agencia Efe y de la Asociaci¨®n de la Prensa titulado ?La quinta pluma?. La tesis del autor es de un simplismo estremecedor. Existe, seg¨²n ella, una vasta conspiraci¨®n dirigida desde Rusia y financiada por el oro de Mosc¨² que se extiende por el mundo entero. Se infiltra por redacciones de peri¨®dicos, c¨ªrculos culturales, revistas acad¨¦micas, centros universitarios, estaciones de televisi¨®n, sociedades de autores, locutores de radio, seminarios cat¨®licos, productores de cine, minor¨ªas parlamentarias y confederaciones empresariales. Financia, corrompe. soborna, chantajea, amenaza a cientos de miles de intelectuales, periodistas, informadores, gentes que manejan la pluma y la palabra. ?Les transmiten consignas colectivistas, totalitarias, comunistas de loa al Estado desp¨®tico? En modo alguno! Les obligan, por el contrario, a defender y mantener posiciones liberales, progresistas, abiertas en todos los terrenos.La catilinaria de mi admirado Luis Mar¨ªa Ans¨®n, escrita en el estilo admonitorio de los sermones de anta?o, va definiendo lo que estos agentes malvados y bien pagados por la hidra revolucionaria mantienen en sus p¨²blicas actuaciones. Son las inmensas lealones de la ?quinta pluma?. El uno se muestra liberal en sus creencias y critica la cerraz¨®n del nacional catolicismo. ?Lo paga Mosc¨²! Aquel otro propugna una legislaci¨®n divorclsta moderada que resuelva o al menos alivie los cientos de miles de matrimonios fracasados o mal entendidos, ?cobre del Kremlin! Un periodista vuelve de Centroam¨¦rica con el carn¨¦ repleto de notas macabras y la cartera de fotos abracadabrantes. ?Es miembro del Komintern! ?Hab¨¦is le¨ªdo aquel otro art¨ªculo hablando del paro en Andaluc¨ªa y de sus dram¨¢ticas consecuencias? ?Se ha cobrado en buenos rublos cambiables! Una cr¨®nica que trata de ingenier¨ªa gen¨¦tica est¨¢ directamente inspirada por un famoso cient¨ªfico, premio Lenin. Ese otro extra?o aserto que publica un diario conservador en el sentido que es mejor el entendimiento Este-Oeste que volvera la guerra fr¨ªa, est¨¢ redactado por el KGB y as¨ª sucesivamente.
La ?quinta pluma? est¨¢ presente en todas partes. Es el pulpo de mil cabezas. Puede que tenga una de ellas metida en el propio despacho del autor del art¨ªculo. Envuelve con sus llamas la Conferencia Episcopal, la confederaci¨®n de los empresarios, la trilateral, las reales academias y las sociedades gastron¨®micas. Nada escapa a sus siniestros planes. Se propone hacer una sociedad m¨¢s liberal en el llamado Occidente. Trata de crear a trav¨¦s del progresismo pol¨ªtico y de la evoluci¨®n social una comunidad m¨¢s justa y equilibrada. Y en esa saz¨®n espera su coyuntuia el mando de la ?quinta pluma ?. A ese Occidente civilizado y liberal desmoralizado y debilitado por las clandestinas plumas rojas lo aplastar¨¢n sin piedad los ?misiles y los tanques? de Le¨®nidas Breznev.
Este apocal¨ªptico cuadro, a lo Clara Sterling, ha podido escribirse en serio, en la Prensa madrile?a m¨¢s respetable de 1981. La derecha reaccionaria espa?ola siempre ha propiciado expliaciones globales muy especiales para la historia nacional. Es por supuesto m¨¢s sencillo y m¨¢s c¨®modo que analizar en profundidad la g¨¦nesis de los procesos de nuestra evoluci¨®n interior. En el siglo XIX la ?quinta pluma? fue el siniestro plan mundial del liberalismo, y los antecesores de los Ansones se llamaban Sard¨¢ y Salvany, Aparisi o Arrufat Mestre. Luego tom¨® el relevo la masoner¨ªa y explicaron lo de la ?quinta pluma? con tres plintos adem¨¢s de los falsos protocolos de los sabios de Si¨®n, el padre Tusquets y el misterioso Carlavilla, hasta que los super¨® victoriosamente en pleno si,-lo XX, a trav¨¦s de varios seud¨®nimos, el almirante Carrero Blanco, que lleg¨® a explicar la historia naval de Europa como un simple revuelo de mandiles y lovetones. Los jud¨ªos, clave del paranoico austr¨ªaco Hitler, fueron el tema siguiente del quinto columnismo y tuvo asimismo entre nosotros algunos seguidores, no todos cristianos viejos, por cierto. Ahora recoge la antorcha brillantemente Ans¨®n, con el oro de Mosc¨². que es como el de los Nibelungos, pero sacado no del fondo del Rin, sino del Neva. ?Y si fuera la vajilla del duque de Osuna lanzada en una noche loca al r¨ªo de Petersburgo por nuestro rumboso y extravagante embajador la que paga los gastos?
Propongo que se abra un concurso para hacer otros art¨ªculos guales y contrarios. Por ejemplo, el ?malo? de esta nueva historia podr¨ªa ser la CIA, o sea el oro americano. Miles de hombres que manejan la pluma o el micr¨®fono ser¨ªan, simplemente, agentes bien remunerados de las tres letras. Sus cr¨®nicas, sus discursos, sus libros, sus opiniones no ir¨ªan encaminados a propugnar las ventajas de la sociedad abierta, las coordenadas de la libertad; la econom¨ªa competitiva; la necesidad del disentimiento ideol¨®gico en un r¨¦gimen estable, sino que buscar¨ªan simplemente el secreto establecimiento de un imperialismo ?made in USA? con millones de robots ideol¨®gicamente manipulados desde Washington. ?La quinta pluma? bis la formar¨ªa este ej¨¦rcito de esp¨ªas disimulados que nos en contrar¨ªamos cada d¨ªa y cada noche en lucares insospechados dispuestos a entregarnos un cheque en d¨®lares a cambio de verter al d¨ªa siguiente, en una columna, la correspondiente bazofia intelectual.
Bien est¨¢ que se alerte sore el pecado de la simon¨ªa intelectual que en alguna medida existi¨® en todas partes desde que el mundo es mundo y el poder, como fuente de riquezas, ha sido, como es sabido, constante tentaci¨®n para los hombres de letras, sensibles en ocasiones al cebo de los buenos sueldos. Pero no hay que ir hasta Mosc¨² o Washington para encontrar el orign de esos fondos. ?La sexta columna?, la que escribe al dictado de los que mandan, se alimenta desde dentro y no es preciso ser James Bond para averiouar sus transferencias Y sus movimientos, muchas veces reptilescos.
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