La tensi¨®n entre Estados Unidos y Jap¨®n obliga a Haig a cancelar un viaje a Tokio
Las relaciones entre Washington y Tokio atraviesan un momento de tensi¨®n, debido a problemas derivados de la defensa. El nuevo concepto de alianza en el sector militar y la presencia en puertos nipones de barcos norteamericanos con armamento nuclear han originado un verdadero revuelo interno en la pol¨ªtica japonesa con repercusiones en la opini¨®n p¨²blica, que se interroga sobre las relaciones EE UU-Jap¨®n. Alexander Haig, secretario de Estado norteamericano, ha cancelado la visita que deb¨ªa realizar a Tokio a mediados de junio.
Todo comenz¨® en el curso de la estancia en Washington, el pasado 8 de mayo, del primer ministro japon¨¦s, Zenko Suzuki. La Administraci¨®n norteamericana del presidente Ronald Reagan intent¨® convencer al primer mandatario japon¨¦s de la necesidad de una mayor cooperaci¨®n japonesa en la defensa del Pac¨ªfico. Sin concesiones particulares, Suzuki acept¨® la inclusi¨®n en el comunicado oficial de la palabra alianza entre ambos pa¨ªses.T¨¦rmino, el de alianza, recogido ampliamente por la Prensa japonesa e interpretado como un acercamiento de Jap¨®n a las tesis militares de Estados Unidos, con el peligro de una escalada en el presupuesto defensivo japon¨¦s y complicaciones con sus vecinos asi¨¢ticos.
En se?al de protesta por la inclusi¨®n de la palabra alianza, el pasado fin de semana present¨® su dimisi¨®n en Tokio el ministro japon¨¦s de Asuntos Exteriores, Masayoshi Ito, sustituido inmediatamente por Sunao Sonoda.
Cuando el temporal parec¨ªa amainar para el primer ministro japon¨¦s, Suzuki, el diario Mainichi public¨® una entrevista con el ex embajador de EE UU en Jap¨®n, Edwin Reischauer, que desvel¨® la existencia de un compromiso verbal incluido en el acuerdo de cooperaci¨®n defensiva EE UU-Jap¨®n de 1960, seg¨²n el cual los nav¨ªos de la flota estadounidense pueden utilizar las facilidades de varios puertos japoneses.
El hecho de que los barcos norteamericanos equipados con armas nucleares fondeen o sean reparados en puertos japoneses provoca actualmente una disputa pol¨ªtica v popular en Jap¨®n, capaz de dificultar las relaciones con Estados Unidos y amenazar la estabilidad del Gobierno liberal de Suzuki.
El Gobierno japon¨¦s desminti¨® las afirmaciones del ex embajador norteamericano Reischauer, hoy profesor en la Universidad de Harvard, alegando que ning¨²n nav¨ªo militar estadounidense equipado con bombas nucleares fonde¨® en puertos japoneses.
Pero la opini¨®n p¨²blica y la Prensa polemizan sobre el verdadero contexto del acuerdo de cooperaci¨®n defensiva Jap¨®n-EE UU de 1960. La sensibilidad general en Jap¨®n ante el tema de armas nucleares es muy viva, por el tr¨¢gico recuerdo de las bombas at¨®micas sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945.
Semanas antes de la visita de Suzuki a Washington, un accidente entre un submarino nuclear norteamericano y un pesquero japon¨¦s, que caus¨® varias v¨ªctimas mortales entre los tripulantes nipones, provoc¨® tambi¨¦n severas cr¨ªticas de la Prensa japonesa por la presencia de la flota norteamericana en zonas de pesca niponas.
En Washington, el Departamento de Estado procura minimizar el litigio, situ¨¢ndolo a nivel de pol¨ªtica interna japonesa. Pero la cancelaci¨®n de la escala de Tokio en el periplo asi¨¢tico del secretario de Estado, Alexander Haig, da lugar a m¨²ltiples interpretaciones.
Contratiempo para Reagan
Por una cadena de acontecimientos distintos, la Administraci¨®n Reagan corre el riesgo de no lograr el objetivo fijado durante la estancia del primer ministro, Zenko Suzuki, en Washington. Mal se ve en el contexto actual c¨®mo Tokio podr¨ªa acceder a la demanda norteamericana de potenciar su presencia militar en aguas del Pac¨ªfico, cuando la oposici¨®n pol¨ªtica, la Prensa y los ciudadanos recuerdan al Gobierno de Suzuki que la Constituci¨®n japonesa proh¨ªbe el armamento nuclear y limita el poder¨ªo militar a la autodefensa.
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